Si jugaran los cubanos de Grandes Ligas otro gallo cantaría

Opinión unánime en La Habana después de la paliza propinada por Holanda

Vicente Morín Aguado

Discutiendo a la cubana.

HAVANA TIMES — Holanda, nación sin acendrada tradición beisbolera, acaba de humillar al elenco de las cuatro letras, Cuba, otrora orgullo nacional, noqueándolo 14 por uno, sepultando cualquier aspiración cubana de avanzar en el Clásico Mundial de Beisbol.

La opinión que da título al reportaje es unánime si cualquier interesado se arrima a la peña del Parque Central de La Habana, la más conocida esquina deportiva del país. Allí fue posible obtener decenas de opiniones  que se irán intercalando como respuesta a una pregunta: ¿Por qué los cubanos que juegan en las Grandes Ligas del Beisbol norteamericano (MLB en inglés), no pueden representar a su país?

“El problema es que muy pocos del patio jugarían si aceptan a los que están en los Estados Unidos.”

En efecto, salvo algunos lanzadores, necesarios porque el reglamento limita el número de lances por juego, lo cual obliga a usar varios pitchers en cada encuentro, el resto de las posiciones (8), serían cubiertas legítimamente, debido a su calidad superior, por los que ahora compiten en los circuitos de la MLB.

Alguien interrumpe, aquí se vocifera, se manotea, pero la sangre no llega al río, y agrega:

No soportan a los que se fueron y decidieron hacer su propia vida, independientes del gobierno.”

Cierto, poniendo el parche antes del agujero, Oscar Sánchez Serra, periodista y Subdirector de Granma, órgano oficial del Partido Comunista (PCC), intentó justificar una decisión evidentemente gubernamental. (2 de marzo de 2017)

El caricaturista opina.

El propagandista-informador comienza reconociendo la verdad insoslayable: “Muchos aficionados apuntan que sería un equipo invencible el que se formaría con aquellos—los de Grandes Ligas— y los mejores que se mantienen nuestras series nacionales. Y por supuesto que así es, la calidad de la pelota cubana es indiscutible.”

¡Claro! Señor Serra, pero los mejores decidieron por cuenta propia irse a jugar a otras latitudes, por cierto, en su patria son profesionales muy mal pagados, al igual que los médicos por sólo citar el caso más elocuente.

El Subdirector de Granma argumenta que, de acuerdo a las leyes norteamericanas, obligatorias para los directivos de la MLB, el atleta cubano debe residir permanentemente fuera de Cuba, no significa declararse anticubano, ninguno lo ha hecho, pero es preciso jurar que no volverá a radicarse en su país.

Al respecto cita a Higinio Vélez, presidente de la Federación Cubana de Beisbol, no olvidar que tal “federación” existe si se atiene a las directivas del PCC gobernante, quien declaró el 21 de marzo del 2015 en reunión con los directivos del Beisbol de Estados Unidos:

“Estamos dando pasos al unísono para lograr esa relación, pero sin que los peloteros cubanos tengan que abandonar el país, es decir, su residencia en Cuba.”

La fraseología esconde, primero, que el no poder remunerar directamente a los residentes en Cuba no es arbitrio de la MLB, es Ley soberana de los Estados Unidos, la MLB libera a todos sus atletas para jugar con su país de su origen o nacionalidad, ejemplo, el sorprendente equipo de Israel en este IV Clásico.

Segundo, tratándose de una entidad bajo control del binomio partido-estado, todos los jugadores dependen de las decisiones de la élite gobernante para acceder a un contrato a través de la empresa Cuba Deportes, otra institución estatal.

Respecto al hecho de no poder cobrar los premios individuales y colectivos que ofrece el Clásico Mundial, asoma otra contradicción: desde el primer evento, cuando Cuba sorprendió con un segundo lugar, entonces Fidel Castro decidió que jugarían sin remuneración, por amor a la camiseta, en aquel entonces donaron los dólares ganados colectivamente a las víctimas del Katrina.

La peña del Parque Central del 15 de marzo.

Un opinante avezado, apunta a las esencias políticas de la posición gubernamental:

“Siempre Fidel quiso sabotear el Clásico, demostrar la superioridad de su pelota que él llamaba amateur, recuerden aquello de “el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava” en 1962, pero de clásico en clásico vino la debacle, cada día más bajo, como el país.”

¿Por qué ahora venir con el cuento de exigir el fin del bloqueo-embargo, condicionando la participación de los Big Leaguers cubanos?

Otros aficionados del Parque Central ofrecen pistas:

Imagínense el Marlins Park jugando Cuba contra Dominicana, ¡se cayó el dinero!”

“Desde el primer clásico decidieron no aceptar la sede de Miami para irse a Japón, tenían miedo de la sociabilidad entre cubanos.”

Numerosos grandes ligas de nuestro país quieren jugar con la camiseta CUBA sin pensar en dinero alguno, es más, han expresado su disposición de ayudar al desarrollo del beisbol en su patria. Sencillamente el envejecido liderazgo castrista  enfrenta su propio fracaso, es duro reconocer la derrota, sobre todo para quiénes se proclaman invencibles.

Las siguientes opiniones son lapidarias:

“Cuando vino el Tampa Bay con Obama, las Grandes Ligas arreglaron el terreno del Latinoamericano—estadio de la capital—, hasta la hierba trajeron de Estados Unidos.”

“Tanto dinero gastado financiando guerritas por todo el mundo, regalándole a otros lo que aquí nos falta; el Comandante fotografiándose, abrazando a los atletas, discursos, medallas, pero carecemos de un terreno de pelota al nivel mundial.”

Un caricaturista que se gana el diario con los turistas le pone la tapa al pomo:

Esta derrota humillante era necesaria, hace falta más, tal vez así abran los ojos a la realidad.”
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Vicente Morín Aguado: [email protected]

2 thoughts on “Si jugaran los cubanos de Grandes Ligas otro gallo cantaría

  • Es solo un problema de dinero. El bloqueo no deja que un cubano residente en la isla gane dinero en USA. Cuba no recibe dinero por sus jugadores en la MLB. Así que como “castigo” no le deja ponerse la camiseta de las cuatro letras. Todos somos castigados entonces con un equipo mediocre.
    Quizás un día no lejano las autoridades de ambos lados permitan una posición intermedia.

  • Y ¿quién ese “Cuba” que no le deja ponerse la camiseta de las cuatro letras? Ustedes siempre confundiendo a Cuba con alguien…

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