Otro tiro de gracia para la pelota cubana

Osmel Almaguer

HAVANA TIMES, 20 dic — Por todos es conocido que el béisbol cubano no atraviesa por su mejor momento. Uno de los problemas de los cuales se ha hablado mucho es del desbalance entre picheo y bateo, con ventaja abrumadora para este último.

Entre las causas que se manejan, está la irregularidad del conteo arbitral y la estrechez de la zona de strike según la interpretación de los mismos. Lo otro es el bote de la pelota que se ha venido utilizando (Mizuno-150), mucho más “viva” que la Mizuno-200 o la Rawlings, que son las más utilizadas internacionalmente.

Estas, son solo agravantes de una situación que tiene su meollo en la degradación social imperante, en el éxodo de peloteros hacia los EE.UU y en la falta de preparación técnico-táctica y psicológica de los pitchers.

No sé porque se me antoja relacionar esta última cuestión con la venta de entrenadores a otros países?

Bueno, lo cierto es que, con las repetidas derrotas que venimos encajando en los torneos internacionales, se impone un cambio, o una reforma, o varias, pero nunca una revolución.

O sea, me refiero a que la pelota pase de un status político a otro más bien económico, convirtiendo los equipos de la Serie Nacional en empresas estatales socialistas, que si bien no tendrían la solvencia de las franquicias ligamayoristas, al menos sería un estímulo para los jugadores.

Y si es posible, tales empresas tendrían el derecho sobre los peloteros de transferirlos por dinero a otros equipos de ligas extranjeras, tal vez como la dominicana, la portorriqueña, la venezolana, la mexicana o hasta las asiáticas.

Pero por el momento todo eso se queda en un sueño. Porque los tanques pensantes de nuestro béisbol se han contentado con aplicar dos tristes medidas, en el caso de la primera, muy acertadamente, y en el de la segunda, con posibles consecuencias devastadoras.

Quiero decir, fue muy inteligente, aunque tal vez tardío, sustituir la Mizuno-150 por la 200 para estar más cerca de la verdadera correlación entre picheo y bateo, pero una gran “metedura de pata” el elevar el box a 15 pulgadas para dar ventaja a los pitchers. Recuerdo que la medida máxima permisible es de 12 pulgadas.

Nuevamente vamos a ser testigos de un espejismo. Si en la temporada pasada el equipo Metropolitanos bateó más que la mayoría de los equipos de la “gran carpa” siendo el último en nuestro campeonato, este año vamos a tener pitchers por debajo de 1.00 de PCL y equipos tal vez por debajo de 2.00.

Amigos, para salvar el béisbol cubano hacen falta medidas radicales. A aquellos que no tengan el ánimo de destruir, y que puedan tener alguna influencia en este tipo de decisiones, los exhorto a abogar por cambios verdaderos y no por “tiros de gracia” que nada tienen de graciosos.