Goles transformadores en Brasil

Por Fabiana Frayssinet

HAVANA TIMES, 4 junio (IPS) —  Conscientes de la capacidad de movilización del fútbol en Brasil, los retirados jugadores Leonardo y Raí decidieron hacer goles fuera de la cancha, uniendo el deporte con la educación y el arte.

En un país donde el sueño del “pibe” (chico) es ser jugador de fútbol o modelo, como en tantos otros de América Latina, ambos ídolos deportivos podrían haber mirado para otro lado.

Los dos llegaron a jugar en la selección brasileña y en clubes como el francés París Saint-Germain y el italiano Internazionale Milano (más conocido como Inter de Milán), por lo que conocieron el éxito del césped más acariciado del mundo, los aplausos e insultos de las multitudes, el acoso de periodistas y arribistas, así como el champán y el caviar de los grandes salones.

Pero como su amigo Leonardo, Raí se sentía “en la obligación moral” de hacer algo por su país, tan famoso por ostentar el récord de haber ganado cinco copas del Mundo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), como por la miseria y la violencia de sus barrios marginales, las “favelas”, y por su desigualdad social.

Era un tema que compartían en los entretiempos y que los hizo amigos.  Leonardo se incomodaba con la favela que estaba al lado del campo de entrenamiento de su equipo, el popular club Sao Paulo, porque sabía que tenía la solución a mano. La más poderosa.

“Por la pasión que despierta el fútbol en nuestros países no podemos contentarnos con la cancha y con el éxito”, contó a IPS Raí, nacido como Raimundo Souza Vieira de Oliveira.

“Tenemos que tener conciencia de la influencia que como jugadores tenemos en la vida de la gente, del poder de movilización que puede tener el fútbol, así como lo fue el rugby en Sudáfrica contra el apartheid (el sistema de segregación racial contra la mayoría negra)”, agregó.

Así germinó la idea de crear en 1998 la Fundación Gol de Letra, junto a Leonardo Nascimento de Araújo, conocido como Leonardo.

“Letra” es como se conoce en Brasil una jugada de fútbol en la que se deja pasar la pelota entre las piernas y se agarra con la pantorrilla atrás.  “Toque de letra”, “Pase de letra”, “Gol de letra”.

Por ahí comenzaron. “En verdad es un juego de palabras por el deporte y la educación”, explicó Raí.

“El gol de verdad es el objetivo mayor de darle a las personas el derecho que tienen de una oportunidad, para que después ellos mismos puedan con autonomía buscar su propia dignidad”, resumió.

El camino o “la bandera” elegida por Gol de Letra, como define Beatriz Pantaleão, co-fundadora y directora-tesorera, fue la educación.

Después del análisis de varias metodologías y de años de práctica, Gol de Letra creó una estrategia propia junto a las fundaciones Abrinq y W. K. Kellog, que la ayudaron a afirmarse.

Tanto en Sao Paulo, donde nació, como en Río de Janeiro, donde funciona en el barrio de Cajú, los niños de siete a 15 años reciben clases de lectura, escritura, informática y deportes.

También tienen una ludoteca y enseñan juegos tradicionales brasileños, música y teatro. Hay charlas adicionales de concienciación ambiental y, para los mayores, un grupo de formación para el mercado laboral.

“Gol de Letra es como si fuera una especie de contra-turno con la escuela. De mañana van a clases, de tarde vienen aquí. Buscamos lenguajes lúdicos, que parezcan un juego, pero en realidad siempre tienen mucho contenido”, explicó Pantaleão.

El contexto es parte del proceso de aprendizaje. Con la integración de los padres, a veces de comunidades enfrentadas en facciones diversas del narcotráfico fuera de la escuela, pero unidas en la educación de sus hijos, Gol de Letra escoge para insertarse a comunidades como Cajú, que presentan los peores índices de desarrollo humano.

Pantaleão se enoja cuando alguien confunde a la fundación con una “Escolinha” (escuelita) de fútbol.

Que los fundadores sean jugadores de fútbol y que hayan escogido la “fuerza” de este deporte como catalizador de un proyecto social, no quiere decir que sea un “semillero” de futuros astros del balompié o descubridor de talentos de los tantos que hay en Brasil, aclaró.

En 12 años de trabajo, y gracias a contribuciones de empresas y de programas de incentivo educativo de Brasil, por los pupitres informales de esta fundación pasaron más de 6.000 niños, niñas y adolescentes.

En 2002 surgieron las asociaciones Gol de Letra de Francia e Italia, que divulgan el trabajo social realizado en Brasil y captan recursos para ser invertidos en los programas.

Actualmente la fundación forma a 2.000 niños y adolescentes en sus dos centros y busca diseminar su método en otras iniciativas similares, tanto en Brasil como en otros países. Gol de Letra se prepara para abrir sus puertas en Guinea Bissau, por ejemplo.

De todos los niños que pasaron por los grupos de formación laboral, según destacó Pantaleão, más de la mitad ya tiene empleo formal.  Otros se dedicaron al arte, aseguró la directora.

Un libro llamado “Gol de Letras”, que en su tercera edición ilustra parte de sus actividades, resume el espíritu de la fundación en una poesía escrita por uno de sus niños, Lucas dos Santos, de 10 años.

“Futebol e arte/Futebol faz parte/Futebol e emocao/De ser Campeao” (Fútbol es arte, fútbol forma parte, fútbol es emoción, de ser campeón”.