El Clásico vuelve a mostrar carencias del béisbol cubano

Por Ronal Quiñones

Yurisbel Garcia tuvo un buen Clásico al bate.  Foto: MLB

HAVANA TIMES — Habría pecado de optimista quien esperaba el acceso de la selección cubana a las semifinales del IV Clásico Mundial de béisbol. Desde la primera presentación se desnudaron las carencias de la Mayor de las Antillas: flojo pitcheo, ofensiva dominable y defensa insegura.

Aquel encuentro ante Japón bastaba para que quedara claro que Cuba no estaba para grandes cosas en ese evento, pero algunos quisieron achacar lo sucedido al llamado pre-arranque (nerviosismo) propio de los inicios de la lid.

Varias madrugadas después, todo quedó bien claro: nada de pre-arranque, lo que se vio aquel 7 de marzo en el Tokio Dome es lo que pueden mostrar los mejores peloteros cubanos (que juegan en Cuba).

Desde un principio resultaba sospechoso que los titulares de la nación caribeña en el Clásico no se vislumbraban como tal seis meses atrás ni era ese tampoco el mentor que se presagiaba. Aunque se lo habían ganado con su triunfo en la Serie Nacional, la realidad demostró que la mayoría de los granmenses echaron en falta la experiencia para asumir un certamen de tanta exigencia.

Apenas se salvan del escarnio público Alfredo Despaigne y Roel Santos, ambos con acción continuada en otras Ligas. Salvo ellos dos y Yurisbel Gracial, que también jugó en esta campaña en la Liga Canadiense, el resto se vio carente de las armas necesarias para enfrentar lanzadores con pleno dominio de la zona de strikes, y varios tipos de lanzamiento en su repertorio. Yosvany Alarcón y Víctor Víctor Mesa también lo hicieron bien, pero fueron incorporados muy tarde al juego diario, otro de los males que aquejó al plantel.

El mantenimiento contra viento y marea en la alineación de hombres que no estaban bateando y el manejo impreciso del pitcheo lastraron la actuación cubana, pero no creo que el resultado fuera muy diferente con otras variantes, porque un cactus no puede dar manzanas.

Diegomar Markwell.  De nuevo Holanda fue el verdugo final de Cuba.  Foto: MLB

Volvió a apreciarse que la zona de strike aplicada en la Isla no es la del resto del planeta, y eso conspiró también contra los serpentineros, mal acostumbrados a ver buenos lanzamientos donde no los hay.

Salvo Vladimir Baños y Miguel Lahera, quien fue utilizado más de la cuenta en el juego contra Japón, porque no quedaba más remedio, el resto del staff dejó bastante que desear, incluido el supuesto as de la rotación, Lázaro Blanco, quien ni siquiera mostró el control del que hace gala en las Series Nacionales.

A los lanzadores de Cuba les faltaba velocidad, concentración, control, y hasta pensamiento técnico-táctico, pues muchas veces estuvieron con ventaja en el conteo y no fueron capaces de terminar el trabajo.

Yo era de los que consideraba cumplida la meta cuando avanzaron a la segunda ronda (de manera angustiosa, vale recordarlo), pero hubiera preferido dejar una mejor imagen y no tres derrotas contundentes (1-4 frente a Israel, 5-8 contra Japón y 1-14 ante Holanda).

Los fanáticos no esperaban mucho más

Los aficionados cubanos fueron duros en algunos aspectos, pero en su mayoría sabían que pedirle más a este equipo era soñar demasiado.

Reinaldo, trabajador de un comedor, lamenta que el último juego fuera precisamente el peor de Cuba. “Yo no esperaba mucho, pero con Holanda tenía la espina clavada del Clásico anterior, y ahora es peor, porque nos noquearon. Es evidente que son mejores que nosotros, porque si nos ganaron hace cuatro años, cuando no tenían a casi nadie en Grandes Ligas, imagínate ahora, que son estrellas, pero se le podía jugar mejor. Contra Japón hicimos un mejor papel. En definitiva, se sabe que ganar era bien difícil, pero si por lo menos pelean, entonces uno no se va tan decepcionado.”

Lazaro Blanco no pudo con los bateadores y la zona del strike de Grandes Ligas.

“¿Pero qué tu esperabas, compadre?”, le pregunta Carlos Luis. “Se ha dicho mil veces lo mismo, aquí los bateadores se acomodan a un pitcheo noble y batean .400, pero cuando llegan allá no la ven pasar. Con los pitchers es igual, aquí dominan sin llegar a las 90 millas y piensan que allá va a ser igual. No ponían un strike, y cuando entraban en zona, les entraban a palos.”

“El nivel de aquí no está para el Clásico”, indica José Manuel.

“Pero señores”, interviene Néstor. “Lo que hay que hacer es tratar de mejorar lo que tenemos aquí. Los árbitros tienen que cantar igual que allá, y de entrada estamos mal, porque no hubo ningún árbitro cubano en el Clásico, así que todo es teoría. Luego hay que trabajar desde las categorías infantiles. ¿Cuántos años llevamos diciendo que no hay bateadores ambidextros o lanzadores de 95 millas? Mientras las Series provinciales se paren, porque no hay pelotas, nunca vamos a regresar a nuestras épocas doradas, cuando es verdad que los rivales no eran los mejores, pero los de nosotros sí.”

“A ese tiempo no vamos a volver nunca”, opina Alfredo, “porque los (Orestes) Kindelán y (Omar) Linares de hoy sí hubieran firmado en Grandes Ligas, como han hecho las nuevas generaciones. Mientras los peloteros cubanos no puedan hacer eso normalmente, los mejores seguirán allá sin poder jugar por Cuba, y seguiremos aguantando papelazos en cada torneo.”

“A mí me parece que con otro director y otro equipo se podía haber hecho un mejor papel”, considera Radamés. “Es verdad que los granmenses se ganaron estar en el equipo, pero no tenían que ser regulares todos. A (Carlos) Benítez y a Yoelkis Céspedes les cayó encima el Clásico. Céspedes empezó muy bien, pero en cuanto se dieron cuenta de que no batea el rompimiento afuera, no chocó más con la pelota. (Frederich) Cepeda lo único que hizo fue coger bases por bolas, y tampoco lo sentaron.”

“Recuerda que gracias a una de esas bases por bolas pasaron a la segunda fase”, comenta Tato. “Si le llegan a cantar un strike más no se embasa y no batea Despaigne contra Australia. Yo coincido en que había que hacer los demás cambios, pero a Cepeda lo dejaba hasta el final, aunque en otro turno al bate. Lo peor para mí fue el pitcheo.”

“Bueno señores”, dice a modo de cierre Fernando. “A esperar cuatro años más, a ver si mejoramos todo lo que tenemos que mejorar.”

 

One thought on “El Clásico vuelve a mostrar carencias del béisbol cubano

  • Carencia de sentido comun es lo que falta no en el beisbol cubano sino en la politiqueria llevada al deporte. Al contrario el beisbol cubano goza de excelente salud, sino como se explica que ya tenemos casi 200 jugadores en las diferentes categorias de la MLB y en otras legas profesionales del mundo.

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