Cuba tendrá que esperar 4 años más

Rosa Martinez

Uno de los momentos más destacados para Cuba del Clásico fue cuando Alfredo Despaigne pegó cuadrangular contra Japón.

HAVANA TIMES — Se podría decirse que Lunes fue un día común y corriente si no hubiera sido por un juego que provocó la llegada tarde al trabajo y a la escuela de miles de cubanos.

Si todavía hay quienes creen que el béisbol ha perdido adeptos en esta isla caribeña los invito a preguntarle a la mitad de los habitantes de este país qué hacían el lunes de 6 a 9 de la mañana.

Es verdad que el futbol, el deporte más universal, gana cada vez más seguidores y practicantes en Cuba, pero la pelota es pasión, se vive, se disfruta, se sufre.

¿Quién no vibró ayer con cada carrera, cada buena jugada o cada error que cometió el equipo Cuba?, el mismo que criticamos en ocasiones pero apoyamos siempre.

Se combinaron muchas emociones desde antes de comenzar el desafío y es que el encuentro prometía ser un choque te titanes y así fue.

Holanda nos había ganado en tres de las cuatro últimas ocasiones en la que nos habíamos enfrentado. Como dicen los narradores nos han estudiado bien y saben darnos donde más nos duele, pero veníamos de propinarle un nocaut a un Tapei de China que lució grande ante Korea y ante Japón, con el que perdió el día anterior, después de 10 entradas, en otro mata corazones.

Se suponía que Holanda vendría con los humos bien bajos pues Japón, con quien preferían jugar, los acababa de vapulear.

La mesa estaba servida y los sueños antillanos llegaban hasta San Franciso, ¿por qué no?

Algunos comentarios antes del juego

“Es un gran rival, pero Cuba está encendida, los muchachos lo están haciendo todo bien. La batería fuerte está respondiendo, y así no hay quien nos gane”, comentó Luis, un vecino.

Andrés, otro vecino: “A la hora buena siempre la hacen, cuando no es uno es otro. La verdad es que desde hace tiempo Cuba siempre pierde los hilos de los juegos decisivos. Si el pitcheo funciona, entonces la defensa cae y provoca carreras; cuando se batea no hay quien aguante en la lomita. Es un desastre a la hora de la verdad”.

Un compañero de trabajo que pierde hasta las uñas mirando a su equipo dijo: “Holanda ha aprendido a jugarle bien a Cuba, le temo más a ellos que a los japoneses con todo y su Tanaka, pero nos vamos a batir. Si juegan calmados podemos ganarles, por más buenos que sean no son invencibles.

“Tenemos una batería temible. Todo el mundo habla de Abreu, Cepeda, Despaigne. Nosotros no lo vemos como algo del otro mundo por que son los nuestros, pero los pitchers respetan a los cubanos, esa es la verdad”, opinó un fanático de Japón.

“Los muchachos perdieron otra vez frente a los holandeses, pero van a ganar el bueno, ya verás”, me dijo Esther, una prima que no se pierde un evento deportivo internacional.

Sé bien lo que se siente ante un partido como este. La gente grita, aplaude, se para, se sienta, se vuelve a parar. Las salas de de las casas y los centros laborales se convierten en pequeños estadios que vibran de emoción, con griterías por las buenas jugadas y chiflidos por las malas.

También conozco la experiencia de perder el juego decisivo. Ya lo sentí en el pasado clásico cuando Japón nos eliminó también en la segunda vuelta, y antes en los últimos juegos olímpicos para el béisbol en el que tuvimos que conformarnos con un segundo lugar.

Después de un partido como el de ayer siguen cefaleas de todo tipo, presiones arteriales que suben y bajan sin control, dolor en el pecho, rabia, y pesar, mucho pesar porque se siente que se pudo hacer más.

Hoy todavía siento nostalgia por mi equipo. Sigo viendo el clásico pero ya no es igual. Tengo preferencia por los elencos de República Dominicana y Puerto Rico, pero en realidad he perdido interés.

Pero ya no tiene remedio. A esta hora Victor y sus muchachos ya deben haber llegando a Cuba. Debemos aplaudirlos, porque a pesar de los errores que pudieron, o no, acabar con la anhelada victoria, no lucieron mal. El conjunto dio lo mejor, solo nos queda decir “será la próxima vez”, cuando llega el Clásico IV en 2017.