Yaima quiere que la dejen ser
Osmel Almaguer
HAVANA TIMES — Yaima Orozco es oriunda de esa Santa Clara donde la gente parece nacer guitarra en la mano. Sitio ideal para la trova y la poesía, con un espacio de fama nacional establecido: El Mejunje.
Yaima es una de las mejores trovadoras de una oleada que se ha venido abriendo camino a partir de los 2000. Pero, sobre todo, yo la definiría como una mujer cuya belleza es difícil de contener; como la luz, cuando queremos guardarla entre las manos. Esa (su luz) se manifiesta sin obstáculos en el timbre su voz, su estilo grácil de canto, los acordes de su guitarra.
Su dossier incluye eventos nacionales como el Longina, las Romerías de Mayo, la Feria Internacional del Libro, entre otros. Su obra se encuentra recogida en los discos Como siento yo (en vivo, AHS), La voz del Diablo Ilustrado (Egrem 2008), Raspadura con ajonjolí (Egrem) y Todos para uno (Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau).
En el año 2009 se presentó, junto a Diego Gutiérrez en el Festival de Cantautores de Barnasán, en Barcelona, España.
Déjame ser
Cuando se calme este hechizo hincharé las velas / por este mes que llegó burlando a febrero / y se quedó en mi puerto.
Si sobrevive esta barca sin ser náufraga en tu orilla / cuidaré las gaviotas de tu mar.
Y lloraré cuando hagamos el amor. / Como un pez yo navego en tu sudor. / Ya sabes, este llanto no es dolor, / es que me llegas como un color.
Hoy no temo por mi vida / aunque suba la marea, / sé que este mes me regala viento y arena. / Decido por la corriente, / no acabaré en el naufragio, / es que me salvo en tu pecho / y este verso es mi resguardo.
Hoy me quedo anclada en tus brazos.
Y lloraré cuando hagamos el amor. / Como un pez yo navego en tu sudor. / Ya sabes, este llanto no es dolor, / es que me llegas como un color, / es que me llegas como un color. //
Pero… ¿cuál sería ese color? ¿El del amor? ¿El azul insondable del cielo o la verde mezcla de profundidad y reflejo? Déjame ser, pide esta mujer a su amor. Ella quiere ser barca y navegar en mar abierto, sin miedo a naufragar, y al final de cada viaje descansar en la orilla, en esa arena.
¿Tendrá… la arena el color del amor? Ella no sabe. Ella solo está segura de que quiere estar en ambas partes pero el tiempo no se lo permite. Ella prefiere que esa arena sea motivo inspirador en alta mar, pero sueña con las profundidades cuando hace el amor. Llora esta mujer, porque crece, y cuando crece puede sentirlo todo como un color.
Mucha literatura se ha dedicado al tema del color; a la interpretación y funciones del color. Colores fríos, o frescos, más bien, prevalecen en esta canción. Colores también de mucha cubanidad, caribeños.
Entran aquí también a jugar un papel importante, alrededor del tema del amor, cuestiones como la trascendencia, la realización personal, la vida, la muerte, el valor, que aparecen ora a nivel de subtexto, ora a través de palabras e imágenes.
Pero ojo, esta letra suele ser, en ocasiones, pretensiosa, sin alcanzar sus objetivos en todo momento. No obstante, logra comunicar y se vale para ello de un referente que, tal vez en detrimento de la originalidad, es bastante recurrente dentro de la mayoría de las tradiciones poéticas, el mar. Aun así se logra trasmitir en alto grado la subjetividad de esta mujer, su mundo interior, su sensibilidad, en fin, sus colores.