Un Paraíso visual vs Paradiso institucional

Por Lynn Cruz

HAVANA TIMES — Del 3-9 de junio, en la galería de la Facultad de Artes Visuales del Instituto Superior de Arte (ISA), tuvo lugar la exposición Blind Spot, a cargo de algunos estudiantes de esa institución.

Al llegar, nos sorprendió un torrencial aguacero, que cambió el matiz del evento.

Entre susurros y además apenados, los exponentes, que además habían estado hasta altas horas de la madrugada ultimando detalles, nos explicaron que a debido a las goteras que existían dentro de la galería no era seguro que pudiera abrirse al público. Eso ocurrió durante la inauguración.

En el pasillo donde esperábamos, también el techo agrietado daba entrada al agua.

No obstante, la majestuosa edificación mantiene su belleza, a pesar del abandono.

La lluvia disminuyó y finalmente pudimos entrar al laberíntico viaje de ilusión. Performance, lienzos, instalaciones, fotografía digital, video arte, arte interactivo, animación, en una cuidada, precisa  curaduría, a cargo de Aurora Carmenate Díaz que reconfigura el discurso y pone a dialogar a cada una de las piezas, y cito: “La muestra Blind Spot explora, descubre, cuestiona los puntos ciegos de múltiples historias en el terreno ficcional que también es el arte, aprovechando su capacidad para iluminar asuntos “difíciles” y reconfigurar el universo sensible.

Hay un ansia de expresión más allá del momento. Se combina lo tecnológico con lo ruinoso.

Si algo distingue a esta muestra es la diversidad. Cada uno expresa su Yo más íntimo de una manera genuina.

Ciertas impresiones de una primera vez podrían dar lugar a un discurso caótico y a omisiones, pero como parto solo de un juicio personal, por tanto apelaré a los sentidos para expresar los momentos que retuve.

Durante el recorrido iniciado por Carteles para los muchachos, de Kevin Ávila, utilizando lo propagandístico para articular su discurso, un juego entre realidad y ficción, entre la literatura y el cine, lo político y lo religioso, donde, además, tanto el héroe como el santo, devienen en mercancía, en producto.

Iconoclastas. Querido padre, Jesucristo se suicida frente a la representación del mal: Elegía al buen hombre, de Jesús Hernández y de él también, un lienzo que golpea al espectador: Serie los secretos de la corona, en la que un grupo de militares, sobre una tierra ensangrentada, dialoga bajo nubes amenazantes.

La instalación sobre la pared roída, trastos viejos, desgastados, el trabajo con las texturas de las publicidades de los años 50, sepultadas por las manos de pintura a lo largo del tiempo como huella indeleble del antes, sugerida como secuencia fílmica: Ext-Sujeto- Día, de Carlos Diéguez.

Homogéneas, monocromáticas, tonos grises en las construcciones Girón: “Serie, calle Pravda, 24”,  de Alberto Regueira.

Off, de Amanda Echevarría y Hello Stranger,  de Carlos Aguilera, en un tono más existencialista. Al fondo, un sujeto, orquestando el silencio de instrumentos invisibles, Ad Infinitum, de Viviana Ramos.

Casi al final, una conversación de sobre mesa me impulsó a escribir sobre el evento. Un hombre joven, a quien olvidé preguntar su nombre, pero evidentemente tras la parte organizativa de la muestra, y quien se disculpara también, en la entrada de la galería por las goteras, con dolor manifestaba su disgusto ante el abandono de las instalaciones.

Expresó que la empresa Paradiso, diariamente recibe a personas de distintas partes del mundo, quienes tienen que abonar una cuota por la visita a las instalaciones casi ruinosas, de las escuelas de arte.

¿De cuánto es la tarifa? Es un misterio. ¿Cuánto recaudan por ese concepto de visitas? Tampoco se sabe. Adónde van a parar esos fondos, se desconoce.

Lo cierto es que solo la persistencia de estos jóvenes y de sus maestros,  hicieron posible la visualidad de la galería.  Ellos mismos la pintaron. Pero el aguacero jugó una mala pasada y dejó ver el oscuro rostro de la institucionalidad cubana.