Tratando a toda costa de hacer Arte

Entrevista al artista cubano Gabriel Estrada Reyes

Yanelys Nuñez Leyva

Gabriel Estrada
Gabriel Estrada

HAVANA TIMES — En octubre del año pasado tuve la oportunidad de reseñar para Havana Times, la exposición personal Puzzle, del joven artista Gabriel Estrada. Ahora, vuelvo a acercarme a su natal Guanabacoa para conversar con él sobre las inquietudes que impulsan y motivan su trabajo.

Al conocerlo, uno descubre rápidamente algunas de sus adicciones: la buena música, los amigos, el café, la ciudad en la que vive, el taller donde crea, la práctica religiosa, la búsqueda continua de información…en resumen, un conjunto de placeres que matizan y originan una determinada actitud ante la cultura que lo rodea.

HT: ¿Qué motivó su aproximación al Arte?

Gabriel Estrada: Sé que puede parecer una historia manida, pero lo cierto es que desde pequeño me interesó el arte, supongo que gracias a mi padre que era director de cine y televisión.

Mis primeras clases las recibí ya con 14 años en un modesto y a la vez magnífico taller que tenía el poeta y pintor José Pérez Olivares, excelente maestro con el que hice mis primeras exposiciones colectivas. Luego, con el afán de entrar en San Alejandro me preparé durante un año o dos con otro profesor, que me introdujo un poco más en la Academia, pues los talleres con Olivares eran más bien dedicados a incentivar la creación.

Me poncharon en el examen teórico. Entonces apareció una nueva opción que asumí al principio como temporal, como un stand by hasta que pudiera entrar en San Alejandro y que terminó siendo mi verdadera escuela. Hablo del proyecto de Instructores de Arte, fruto de la Batalla de Ideas de la Revolución.

HT: ¿Qué camino tomaron sus primeras incursiones artísticas?

Foto: Gabriel Estrada

GE: La búsqueda inicial era motivada más bien por ejercicios de clase, aunque al ver que los propósitos de la escuela no eran precisamente convertirnos en artistas sino en educadores del arte, pues los esfuerzos se redoblaron. Así que de alguna manera los alumnos estábamos poseídos por una fiebre creativa de la que ninguno quería curarse. Lo criticábamos todo, desde el régimen interno hasta el mismo sistema que lo había creado.

Pues, ¿cómo era posible que enseñáramos algo que no dominábamos del todo? Soy de los que creen que además de los métodos y las buenas prácticas educativas necesitas dominar el contenido para educar y, si es arte, pues debes sentirlo.

Para suerte nuestra, algunos profesores de manera aislada nos enseñaron a desarrollar ese sentimiento. Aun así eso nos dejó estigmas que algunos arrastran todavía, con aquello de que: “ustedes no van a ser artistas”.

HT: Se gradúa en el 2004 y seguidamente imparte clases en algunas escuelas de los barrios capitalinos de Alamar y Guanabacoa. ¿Cómo fue el intercambio con los estudiantes y de qué manera influyó en la forma de entender su realidad como ser humano y como creador?

GE: Trabajar con niños y adolescentes siempre es una experiencia única. Para mí significó abrir los ojos a lo que estaba sucediendo en nuestra sociedad. Ya podías percibir claramente las diferencias sociales, la pérdida de valores y la crisis del sistema educativo.

Así me di cuenta de que el arte tiene necesidad de ser consecuente con su espacio y su tiempo. Por lo que si insertándome en un proyecto comunitario lograba cambiar de algún modo las cosas, sin lugar a dudas eso también haría.

Le resistance. Foto: Gabriel Estrada

HT: ¿Existen proyectos culturales significativos vinculados a este momento?

GE: En la comunidad de Alamar fue donde primero trabajé, ya conocía la experiencia de OMNI ZONA FRANCA, pues crecí al lado de la sede de este proyecto, así que más o menos tenía algún referente de lo que queríamos lograr. Varios instructores de arte con el afán de revolucionar la Casa de La Cultura a la que tributábamos, organizamos una serie de talleres para nuestra propia superación y además desarrollamos nuevos espacios, que acercaban al público al lugar. Preparamos encuentros con los artistas del barrio, festivales,  pero, entre las responsabilidades en la escuela primaria y los problemas cotidianos al emprender cada actividad, unido por supuesto a la falta de experiencia, todo aquel empeño se fue diluyendo. Luego, cuando me mudé a Guanabacoa, hubo otros intentos, que también resultaron fallidos.

HT: En el año 2010, realiza su primera exposición personal en la galería Concha Ferrant de Guanabacoa, titulada Otra fábula de peces:

¿Qué inquietudes confluyeron en ella?

GE: Otra Fábula de peces es el resumen de mis años de estudio, una etapa digamos, bastante ingenua donde trataba de decir algo pero creo que de un modo bastante superficial -y esto es una autocrítica-. De alguna manera estaba coqueteando con el tema de la insularidad y nuestra principal barrera o frontera, el mar.

Pero estos eran cuadros “lindos” y la gente perdía la intención del mensaje. Yo quería decir cosas pero definitivamente ese no era el método correcto.

Obra por Gabriel Estrada.

HT: Entonces Puzle, su segunda expo, representa  un cambio notable en su manera de asumir la experiencia plástica. ¿Por qué la abstracción como basamento para este renovado discurso?

GE: Puzle es un punto de giro. Estuve casi dos años sin pintar. Solo hice alguna que otra cosa de ocasión para calmar el apetito, pero nada más. Mi vida dio a la vez un vuelco de 180 grados; librándome de mil ataduras comencé a realizar los primeros bocetos. Luego entré en un estado de posesión, supongo, donde solo me interesaba lograr estas atmósferas que veía constantemente a mí alrededor. Creo que desde la escuela, cuando pasaba por aquella etapa expresionista, no me había sentido tan libre trabajando.

Obra de Gabriel Estrada

Sentía que de alguna manera estaba reflejando el gran puzle en el que se ha convertido nuestra sociedad. Algo así como lo que no puedes resolver pero que te provoca constantemente a seguir buscando una respuesta.

Los ambientes oscuros de estas obras representan ese estado de zozobra en el que estamos sumidos ante la ausencia de garantías para el futuro.

HT: ¿Qué otras exposiciones han representado un paso adelante en la visibilización de su obra, y por ende, en la propia maduración de la misma?

GE: He hecho incursiones en varias muestras colectivas, sobre todo en eventos donde hemos desarrollado obras muy felices en grupo, como aquella titulada Esta es tu casa (una vivienda de caña de azúcar que se iba moliendo para dar guarapo al público) y que hicimos con el grupo Fe de vida. La cual, por cierto, ganó el segundo lugar en una de las ediciones del Salón de Arte Efímero.

Ese tipo de experiencia me enseñó que la obra de arte no tiene límites y que todos los recursos son válidos, en dependencia de lo que se quiera transmitir. Desde mi modesta opinión el detalle está en no encasillarse en una forma de hacer. Aprecio a los artistas que han definido una línea de trabajo y tienen obras fácilmente identificables, pero considero que el arte puede ir mas allá de ese llamado estilo personal.

HT: Además de la pintura ha incursionado en la fotografía, el videoarte, la creación de spots publicitarios, etc. ¿Qué le impulsa a trabajar en paralelo todas estas manifestaciones?

foto-de-Gabriel-Estrada5GE: Como ya mencionaba todas son herramientas que uno tiene a la mano y estos trabajos en paralelo han venido a enriquecer mi arsenal. Nunca se sabe cuándo será más factible utilizar el audiovisual o la pintura o la instalación o cualquiera de las otras manifestaciones, por eso no me considero pintor simplemente, pues de todo me valgo.

HT: En medio de esta gama de expresiones emerge un tema importante dentro de su obra que es el deterioro de la ciudad de Guanabacoa, espacio donde vive y trabaja. ¿Piensa que el acercamiento desde el arte a esta problemática social provocaría cambios en el pensamiento de los pobladores y en el de las instituciones responsables de la preservación de esta zona del patrimonio nacional?

GE: Creo en el poder del arte por encima de muchas cosas, pero en casos como este, el impulso y la polémica que es capaz de generar un hecho artístico no siempre es suficiente. El arte puede denunciar, polemizar, informar, incluso crear una conciencia parcial del asunto del deterioro del patrimonio de Guanabacoa, pero sin la debida voluntad de las instituciones no es posible lograr ninguna transformación. Una obra de arte te puede hacer saber que hace falta mover una piedra, pero no puede moverla.

HT: Actualmente usted labora (desde el año 2010) como especialista, en la galería Concha Ferrant y, al unísono, anima las noches del centro nocturno conocido como el Bazar, ubicado aquí mismo en Guanabacoa. ¿A qué se debe este desdoblamiento? ¿Qué otras actividades realiza?

foto-de-Gabriel.6jpgGE: No es algo de lo que me avergüence hablar. Cuando era un estudiante siempre veíamos el hecho de pintar para vender en la feria como algo denigrante, que no iba con la idea que teníamos de un verdadero artista. Pero al graduarme, la vida le sopló una fuerte trompetilla a todos aquellos preceptos y me enseñó que es necesario sobrevivir.

En ocho años he hecho varias actividades con ese afán. He pintado para la feria, he hecho artesanía y hasta me he vuelto un poco animador de ese centro nocturno. Todo para sobrevivir.

Como es tan difícil hacer esa obra consecuente, libre de ataduras e imposiciones políticas, prefiero realizar esas actividades alternativas y en paralelo hacer el arte que dicten solo mis principios.

HT: ¿Existen proyectos para el futuro?

GE: Si. Ahora mismo intento crear un espacio en Guanabacoa donde los artistas se puedan reunir y mostrar lo que están haciendo. Estoy pensando en espacios públicos frecuentados sobre todo por los más jóvenes, algo así como un festival de arte joven, donde vale todo. Y por lo demás seguir viviendo, que se traduce, en seguir tratando, a toda costa, de hacer arte.

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