Tomadores de café y burlesca en el Festival de Teatro de La Habana

por Yael Prizant

De la obra Noche de Reyes.

HAVANA TIMES, 7 de Noviembre — Ir al teatro durante diez noches consecutivas es una posibilidad estimulante e irresistible.  Esto aviva la vista y desafía la mente (sin mencionar el cuerpo) y, en el mejor de los casos, permite acceder mejor a nuestras ideas.

La naturaleza repetitiva del público que asiste al Festival,  una audiencia respetuosa y comprometida noche tras noche, me ha enseñado de la humildad (en la espera de lograr un asiento) y una gran admiración por los artistas (especialmente aquellos que trabajan con espectáculos que tienen que enfrentar problemas logísticos).

El proceso del Festival permite que se realicen comparaciones amplias entre las compañías y los estilos de producción, pero mucho más importante es que nos obliga a destacar las impresiones teatrales más brillantes.  Dos producciones presentadas la pasada semana (de las cinco que presencié) una de la una compañía noruega y otra cubana, resonaron en mí verdaderamente.

El primero de noviembre tuve el placer de ver la producción abstracta y estilizada La Sociedad (The Society), de Jo Strømgren Kompani.  En esta comedia física, una asociación de entusiastas tomadores de café se encuentran en algún lugar de Europa Central.

Su ritual diario, lleno de bailes sardónicos y coreografiados para rendir honor a la perfecta taza de café, se interrumpe cuando tiene lugar un suceso horrible: los tres hombres, los actores dinámicos Hallvard Holmen, Stian Isaksen, y Trond Fausa Aurvåg, descubren una bolsita de té usada.

El incidente los lleva a torturarse unos a otros de forma entretenida, con un calentador y un cable eléctrico, para determinar quién es responsable por la antagónica bolsita de té.  Pero antes de que puedan sacar al culpable, ocurre otro descubrimiento, más horrible aún: docenas de juegos de  palillos.

The Society. Foto: Knut Bry, jskompani.no

En medio de su muy cómica, pero aguzada crítica de una infiltración asiática, se encuentran temas claves, tales como patriotismo y conspiración.  Me sorprendió que estos temas se comunicaran tan directamente en Cuba, donde los acuerdos con los chinos son cruciales.

Valerosamente estos noruegos se preguntan hasta qué punto estamos listos para poner al descubierto un traidor y hacerle justicia.  El texto simple y absurdista, en una mezcla de francés sin sentido,  inglés irregular y chino ridículo, y confía completamente en los movimientos meticulosos de los actores y las efusivas expresiones para comunicar la narración.

El éxito de esta compañía en más de 45 países demuestra que la misión que tiene de estimular interpretaciones específicas relacionadas con cualquier lugar donde actúe, es constructiva y necesaria.  La producción fue ideal para un público internacional multilingüe y sacó risa estridente y aplausos.

Noche de Reyes, presentada por el teatro El Público, es una estridente farsa burlesca súper sexualizada a través de la obra de Shakespeare Twelfth Night.  La pieza se desarrolla en el “nuevo mundo” imaginario de Illira, donde una clave vulgar da la bienvenida a los “turistas” (realmente los náufragos) a la isla para comenzar el comentario en desarrollo sobre La Cuba moderna.

El diseño sugestivo y gracioso del vestuario diseñado por Roberto Ramos asegura la exageración visual de la producción.  Duke Orsino, interpretada por Raphael Hernández, quien usa solamente un bikini cubierto de lentejuelas doradas y una peluca de estrella de rock, comienza la discusión del amor en la obra, pero su burda ambigüedad sexual niega inmediatamente sus ideales románticos.

Los personajes humorísticos de la obra -Toby, María y Andrés- se exageran hasta la saciedad. La desnudez trasera de Toby aparece en escena antes de que veamos su cara.  De esta forma, Carlos Díaz, el director, y el dramaturgo-adaptador Norge Espinosa llevan las referencias sexuales en la obra a su punto máximo, creando un ambiente carnavalesca donde reina la liberación corporal vulgar.

Es sorprendente (constante y atrevida) la desnudez frontal masculina en la producción, así como docenas de simulaciones de crudos actos sexuales, combinados con cada broma sexual imaginable alá Aristophanes.

Afiche para Noche de Reyes del verano pasado. Foto: lajiribilla.cu

Pero esta producción tiene mucho más que su sexualidad vulgar.  Es una crítica impetuosa

a la modernidad y de clase, un reconocimiento de que la mayoría de los públicos de Shakespeare eran rufianes, prostitutas y pobres.

Por ejemplo, Viola, uno de los protagonistas de la obra, llega buscando un servicio de telefonía móvil, incitando a cada personaje en escena para que haga lo mismo que ella.

Sebastián, su hermano gemelo perdido, interpretado por Carlos Riverón es un “guajiro” con los gestos y lenguaje característicos exagerados.

El elenco también representa críticas fervientes de la identidad cubana, con referencias divertidísimos de los carnés de identidad cubanos, canciones nacionalistas y consignas revolucionarias.

En sentido general, la muestra es un gran espectáculo con unos veinte actores en una mezcla divertidísima de cambiantes trajes de época, con luces de concierto roquero y una pasarela de diseño de moda.

El lenguaje es simple y directo, rimando más por humor que por elevación literaria, mientras las críticas sociales de la compañía son multivalentes, mucho más específicas que lo que un público internacional puede apreciar.

Los chistes llamativos y cada tipo de música, desde el son cubano hasta Lady Gaga, crean una imitación de referencias y finalizan con el reconocimiento de su propio artífice: los personajes se unen en una plataforma central y se mueven como si estuvieran en una carrosa de carnaval. Esta imagen final reforzó la insistencia de la producción en el juego, la fantasía y el audaz entretenimiento.

 

One thought on “Tomadores de café y burlesca en el Festival de Teatro de La Habana

  • me dio nostalgia de estas cosas.

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