Títeres para adultos, autogestionados y transformadores
Yasmín S. Portales Machado
HAVANA TIMES — El Equipo Gestor de la Bacanal del Títere para Adultos puso en circulación una convocatoria de apoyo económico que rompe con los modelos al uso de financiamiento del arte en Cuba y pone sobre el tapete el impacto de la “actualización del modelo económico” para la política cultural del país.
El mensaje circula por vía correo electrónico entre intelectuales relacionados con las artes escénicas cubanas. Se solicita ayuda para reunir 3 200 euros antes del 25 de octubre. La suma es necesaria para financiar la II Bacanal del Títere para Adultos. Aunque se trata de un evento aprobado por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el presupuesto asignado no cubre los gastos, pues el excelente resultado de la primera edición (2012) provocó que catorce grupos teatrales cubanos y siete extranjeros se inscribieran para presentarse en los escenarios de La Habana en noviembre. De acuerdo al Equipo Gestor, se trata de un crecimiento de 300%.
Cualquiera sabe lo que implica un aumento presupuestario inesperado donde la burocracia está al mando: si los recursos existieran, llegarían en seis meses.
Pero el Equipo Gestor está decido a tener la Bacanal ahora, así que aplicaron con su proyecto a la web de crowfunding Verkami y ya tienen un sitio donde recoger los aportes de fanáticos del títere o de Cuba, parientes y amigos solidarios. Las donaciones, a partir de 5 euros, se reciben. Las recompensas para los Mecenas dependen de la cantidad aportada.
Lo reunido se destinará al traslado de los diez grupos teatrales de distintas provincias de Cuba hacia La Habana, y su alojamiento durante toda la Bacanal. Si se superan los 3 200, quedará un poco para la organización de la III Bacanal, en 2016. Como es habitual en este tipo de empeño, si en cuarenta días no se ha reunido la cifra, las donaciones serán devueltas. Lo más probable es que la Bacanal no se pueda realizar más si esto falla.
Además, están las implicaciones para la política del Ministerio de Cultura respecto a su control de las iniciativas artísticas de Cuba. Si un evento logra conciliar el apoyo estatal con la gestión de fondos desde el extranjero sin involucrar a grandes fundaciones o compañías, sin hacer concesiones estéticas o políticas, otras ideas ahora contenidas podrían ponerse en marcha y poner más peso del lado de creadores y promotores en la política cultural del país.
El proyecto Bacanal del Títere para Adultos surgió a principios de la década para recuperar y actualizar el teatro de figuras para adultos en Cuba. La práctica, normalizada en muchos países de larga tradición titiritera –Rusia, India, Gran Bretaña, Estados Unidos–, floreció en Cuba durante la quinta y sexta década del siglo XX, cuando los hermanos Camejo y Pepe Carril lideraban con su genio creador el Teatro Nacional de Guiñol. Esta línea creativa fue prohibida durante la década de 1970, durante la persecución política llamada “Quinquenio Gris”.
No deja de ser paradójico que una cacería de brujas guiada por la defensa de los “puros ideales soviéticos” prohibiera una expresión escénica altamente valorada en Europa Oriental. Los titiriteros se presentaban regularmente a sala llena en Moscú y Praga, de día –para enseñar los valores “del hombre nuevo” a escolares– y de noche – con libertad para escenificar textos clásicos o contemporáneos sin respetar el “realismo socialista”. Porque hasta los comisarios sabían que el títere no puede ser realista.
No es hasta finales de la década de 1990 que regresan los títeres para adultos a la escena cubana, pero ha sido un fenómeno esporádico, por casi dos décadas. En 2012, después de mucho bregar, se realizó la primera edición de la Bacanal del Títere para Adultos. El evento atrajo bastante público –agradablemente sorprendido de la capacidad expresiva de los objetos usados en función dramática– y reveló a la crítica profesional el potencial creativo de grupos de teatro hasta entonces cómodamente etiquetados “para niños”.
Si el Equipo Gestor de la Bacanal logra financiarse a través del Micromecenazgo y estabilizar su presencia en el calendario escénico cubano, habrán cambiado algo más que el teatro cubano, para bien.
¿Tienes 5 euros?