Tatuajes de un cubano

“Cuando el tatuaje posee un diseño complejo es siempre un reto”

Helson Hernández

HAVANA TIMES —  Gabriel Fernández es un cubano emigrado a Europa, que ha logrado una profesión en la cual sus dibujos ya son obras de arte.

HT: ¿Por qué se refugia en el acto de tatuar?

Gabriel Fernández: Refugio me suena a miedo, al mismo tiempo me suena a preservación y supervivencia. En mi caso creo que escogí este arte porque envuelve tanto, no es solo dibujar en un papel o pintar en un óleo, este arte no es fácil. Las marcas de la aguja con tinta van directo a una persona que siente, piensa y padece. Se mueve, sangra, suda, protesta o se ríe. Nunca se sabe realmente al tatuar qué pasa por la mente de quien tatuamos. Y todos, absolutamente todos y cada uno de nosotros tenemos tan diversos motivos por los cuales tatuamos o nos tatuamos, que sorprendería mucho oír las razones por las que las personas acuden a  esta alternativa.

Es exactamente en ese espacio donde el arte de tatuar nace y es proyectado expresando quienes somos, cómo somos o qué ocultamos usándolo. Hay quien prefiere colgar pinturas en las paredes y hay otros que las visten en su piel, y se llevan con ellos puro arte. Eso fue lo que me atrajo inicialmente a realizarlo en mi cuerpo, y luego a convertirme en un profesional de ese arte.

HT: ¿Otros oficios anteriores?

GF: Antes de tatuar pasé, como muchos, por la ardua tarea de encontrarme a mí mismo como persona. Soy nacido en el 80 y nunca dejé de dibujar mientras estaba en los años de escuela. Mi padre arquitecto quería que yo fuera a la escuela de arte, pero eran tiempos en que ser artista era visto de forma rara e improductiva. Luego traté de aplicar en el bachillerato para ser diseñador gráfico, arquitecto, ya ni sabía qué, pero buscaba algo relacionado con dibujo/pintura, arte visual, que al final tampoco pudo ser. Terminé de técnico medio en Electrónica y fanático al dibujo técnico.

Creo que de electrónica no aprendí mucho al final, y cuando llegó la oportunidad que se dio de trabajar y estudiar con los cursos de superación opté por Psicología, y, al mismo tiempo, ayudar a los amigos a decorar los carros y motores con calcomanías que se copiaban de revistas extranjeras. ¿Quién no tenía o tiene letreros en el auto?

Luego emigré a Holanda, allí me hice constructor, entrevistador en un centro de llamadas telefónicas, y especialista en instalaciones presurizadas de gas natural. Ya eso no fue por elegir una carrera, sino por necesidad y pura supervivencia. En este último trabajo y sin nunca parar de dibujar, un muy buen amigo cubano, emigrado como yo, me propuso que lo tatuara. Nunca me pasó por la cabeza hacer eso, pero me di el chance de probar, y a los 6 meses de hacer mi primer tatuaje, dejé todo y me decidí por esta actividad.

HT: Para muchos un prejuicio, para otros una marca innecesaria en el cuerpo humano, y otros le ven como un arte

GF: En Europa los prejuicios son menores, pero visibles todavía. Por medio de los reality show fue como el estigma de los tatuajes disminuyó notablemente de forma internacional. Estamos hablando de un cambio radical pasado de tener que tatuar escondido, a una actualidad en la que un ídolo mundial lleva tatuado el cuerpo completo, y hoy en día se es millonario gracias al arte de tatuar, ejemplo Ed Hardy.

Es un choque tanto cultural como social el reconocer que un tatuador de renombre internacional, posee hoy en día mejor salario que un cardiólogo especialista con 20 años de experiencia. Cuba no se queda fuera de la influencia cultural mundial. Somos humanos, queremos desarrollo intelectual, cultural y social para crear, revolucionar nuestro desarrollo, y esa es la dialéctica en la que vivimos todos.

Antes se empezaba por los lugares no visibles, las manos y el cuello eran lo último que se tatuaba. Hoy día es inverso, comienzan por el cuello o mano y terminan donde ya no se ve cuando se lleva ropa. En mi opinión se debe a la intención, a la calidad con que se hace hoy en día, la pérdida del miedo a expresar lo que uno quiera independientemente de la ocupación. Se lo he realizado a  médicos, abogados, policías y personas sin trabajo. Cada cual con sus propios motivos haciendo uso de su libertad y decisión individual. Cada cual con su mundo propio o siguiendo patrones y estereotipos muchas veces deseados o envidiados.

HT: ¿Su estilo está definido por alguna tendencia o estética en particular?

GF: Para ser honesto hace unos días estuve hablando con otros profesionales del oficio sobre el estilo propio. Muchos escogen uno específico. Yo particularmente no he encontrado todavía una manera única a seguir. Me atrae la diversidad de los estilos y de clientes. Llegar a entender lo que se quieren tatuar y hacerlo que vaya con el deseo de la persona es un reto. Hay quien le gusta hacerse solo letras en la muñeca, pero hay quien desea construirse un árbol a espalda completa. Creo que trabajar dentro de la diversidad me obliga a ser mejor artista, a estudiar de forma autodidacta lo que no adquirí en una escuela de arte. Soy bastante perfeccionista, a cada trabajo inconscientemente siempre se le agrega una parte de uno, y cuando este posee un diseño complejo es siempre un reto desarrollarlo de manera efectiva.

HT: ¿Usted es un cubano que ha emigrado como otros muchos?

GF: Emigré a Holanda en el 2005, aunque actualmente resido en Finlandia. Aquí tengo mi propio negocio desde los últimos 2 años.

HT: ¿Alguna recomendación especial para los que piensan tatuarse alguna vez?

GF: El mejor consejo que podría dar a quien se quiera tatuar es que se informen lo más que puedan sobre los pro y los contra que envuelven este acto. Qué tatuaje se van a hacer, dónde sería preferente hacerlo. Qué nivel de higiene posee el local donde le realizarán el trabajo, y la experiencia del profesional. No tatuarse en estado de embriaguez o bajo el efecto de las drogas.

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