Rafael Ricabel, joven pintor cubano

Por Helson Hernández

HAVANA TIMES — Rafael Ricabal es el resultado artístico de su sociedad actual y la imbricación de dos ciudades, Trinidad y La Habana. “Un nítido reflejo de los conflictos existenciales que confluyen en mí”, dijo en su entrevista con HT.

HT: ¿Qué determinó Trinidad como tierra originaria en su visión artística?

Rafael Ricabal: Cienfuegos fue la cuna, pero fue en la ciudad de Trinidad donde se consolidó mi interés por la pintura. En esta última fue donde nacieron mis primeras metas como artista y adquirí la disciplina de pintar y dibujar de manera cotidiana.

Trinidad tiene una atmósfera mágica, porque parece detenida en el tiempo y me permitió abstraerme con el ambiente del campo, de la montaña y del mar. Haber permanecido allí fue para mí lo mismo que para aquellos artistas de otras épocas, que se inspiraban encerrados en un convento.

HT: ¿San Alejandro como academia formadora?

RR: San Alejandro me aportó un poco más con respecto a Trinidad, y pienso que haya sido por su dinámica capitalina. Su carácter cosmopolita me ayudó a relacionarme con un entorno más completo en el ámbito artístico. Como academia formadora fue un complemento para lo que ya traía de Trinidad. Si yo hubiera estudiado solo en San Alejandro, no sería el artista que soy ahora, al igual que si hubiera estudiado solo en Trinidad.

HT: En la amplia gama creativa de la Cuba actual, ¿por qué apuesta Rafael Ricabal?

RR: Mis preferencias estéticas han estado cada vez más marcadas por lo académico, lo gestual, lo subjetivo, lo expresivo y lo conceptual. Ahora mismo apuesto por un estilo con tendencias expresionistas, preservando un discreto perfil académico en cuanto a la técnica y a rasgos muy subjetivos en cuanto a lo conceptual.

HT: ¿A través de la palabra, cómo pudiéramos ilustrar la atmósfera de su obra?

RR: Primero que todo muy subjetiva, espiritual, metafórica, indirecta, subliminal, con rasgos expresionistas, figurativa. En fin, la situaría como un nítido reflejo de los conflictos existenciales que confluyen en mí, como parte de toda una generación.

HT: ¿Sustenta las expectativas económicas a un joven creador cubano, el oficio de las artes plásticas?

RR: A lo largo de la historia el artista se ha tenido que auxiliar de medios no exactamente artísticos para poder crear, los jóvenes creadores cubanos no somos precisamente la excepción.

HT: ¿Las principales experiencias como pintor, hasta el momento?

RR: Yo las dividiría en dos grupos, experiencias agradables y otras no tanto. En el primer caso incluyo la satisfacción que me invade al terminar un cuadro, cuando el resultado coincide con la idea, cuando los críticos, incluso los informales, esos que no dominan los conceptos artísticos, no pueden evitar una corriente emotiva que les produce el impacto de su contemplación, y cuando los formales no dudan en expresarlo.

En el segundo grupo coloco a la incomprensión que me rechaza un proyecto, a la superficialidad con la que me subvaloran una obra, sin brindarme los argumentos y además cuando el tiempo no me alcanza para crear como deseo.

HT: ¿En qué búsquedas anda actualmente?

RR: Estoy convencido que siempre estoy y estaré buscando nuevos códigos, ideas, técnicas, soportes… porque el arte para mí es la constante experimentación.

HT: ¿Cómo siente que enriquece su abanico temático, cuando concibe sus obras?

RR: Siento enriquecer mi abanico temático cuando obtengo algo positivo de la búsqueda, y además logro expresarlo con la obra terminada.