Quantum: Guerreros del Sonido

Irina Echarry

HAVANA TIMES, 20 Julio – Hace algunos años conocí a David Díaz (guitarra), Wismer Torres (drums) y Alain Michel (bajo y teclado) en casa de Félix.  Allí iban a hacer grabaciones clandestinas de la música que, de manera independiente, componían.  En ese entonces solo sabía que eran buenos muchachos que comenzaban su carrera.

Un día alguien me dijo que había surgido una agrupación con un sonido diferente y un nombre atractivo: Quantum.  A pesar de que ensayan en Alamar, no lograba verlos en vivo.

Me alegré cuando supe quiénes integraban el grupo.

Ha pasado el tiempo, aquellos “buenos muchachos” se han rebelado como una gran banda que marca la diferencia en el rock cubano.  Tuve la oportunidad de escucharlos en el Maxim Rock, tocando junto a Ánima Mundi, para un público escaso y un tanto distraído.

Fue una experiencia inolvidable de ráfagas melodiosas que arañaban a la vez que acariciaban mis sentidos y recordaban los ecos del Liquid Tension Experiment I y II discos que guardo con recelo.  Concerté una entrevista para que los lectores de Havana Times conozcan de las múltiples batallas que libran contra las adversidades.  Alain Michel, quien lleva su música como si fuera un blasón contra la oscuridad, habla en nombre de todos.

Ustedes se conocen desde hace mucho, cada uno estaba por su cuenta, ¿cómo se creó  el grupo?

Tomó  su tiempo, era un grupo mayor, la gente fue entrando y saliendo. Fuimos haciendo pruebas, madurando las ideas, hasta que nos cansamos de esperar y en el verano de 2006 decidimos hacer un trío, intentando suplir las funciones de los instrumentos que soñamos con los que tenemos en realidad.  Debutamos en el evento Poesía sin Fin que se realiza en Alamar, en diciembre 2006.

Alain Michel, sé  que el nombre lo pusiste tú.  ¿Por qué Quantum?

Quantum es una palabra del mundo de la ciencia y la física que está  relacionada con la energía.  A ver, quantum es una cantidad fija de energía que se absorbe y se emite por cualquier partícula, para cualquier cosa en cualquier tiempo.  Algo como eso es lo que hacemos con la música, tomamos lo que está en el centro a nivel atómico en la música y armamos algo con eso, sin importarnos de dónde venga.  Claro, hay cosas que no hemos explorado ni creo que lo hagamos, no creo que vayamos a poner nada de reguetón ni timba, ese no es nuestro mundo.  El objetivo no es lograr una mezcla superficial, sino mezclar las músicas que nos interesan a un nivel más primario, casi imaginariamente atómico.

¿Quién compone?

Generalmente yo, pero ningún tema se termina sin que ellos  pongan su pedacito.  Yo trato de desarrollar las ideas y luego se prueban.  El sello del grupo no sé de dónde viene.  Tenemos mucha música arreglada de compositores del siglo 19 y 20, europeos y americanos.  La música original sí es mía, excepto un tema que hicimos entre todos.  Es una agrupación muy pequeña.  Todos aportamos.

Me he fijado que no tienen texto,  ¿le temen a las palabras o no les gustan?

Lo que pasa es que defendemos la música pura.  Nos apegamos a una denominación de la música de concierto: la pieza musical no necesariamente tiene que ilustrar un texto, puede trasmitir muchas cosas sin tener que reforzar una idea rectora.  Eso es lo que defendemos: la música instrumental.  No descarto que en algún momento se pueda cantar algo, pero creo que el grueso de lo que vamos a hacer es sin textos.

¿Tienen algo grabado?

Bueno tenemos un Demo al que se le hizo una revisión, o sea, cuando vuelve a salir el Demo no es otro Demo, sino el mismo que se completó. (Risas)  Pero estamos insatisfechos con ese resultado.  Estamos buscando, no la perfección, sino mejorar en el sonido, en la claridad de la exposición de la ideas.  Esta es una música cerebral que si estás concentrada en otra cosa se te escapa.  Si no prestas atención no puedes entender y a veces, prestando atención, igual no se entiende.  Tiene que ver más con el  expresionismo, con la música de principios del siglo 20 que con el romanticismo que pegó en Cuba.

Aquí  hay una tradición más enraizada  de la música italiana, la ópera, la música de salón española.  Lo que nosotros estamos haciendo es algo más ácido, más difícil de escuchar.  No sigue la lógica.  Es como la pintura, alguien ve un retrato y dice “ah que bien, ese es fulano”,  pero si le ponen algo más abstracto, más surrealista, entonces ve una lógica por partes,  cuando lo mira entero se percata que la realidad está expresada de otra manera, pero no todo el mundo está acostumbrado a eso.

Muy pocos sabemos de ustedes y nunca nos enteramos cuándo van a tocar. ¿Qué piensan de la divulgación?  ¿Están satisfechos?

Mira, para divulgar hay que tener medios.  Lo único que hemos podido hacer son llamadas telefónicas a las emisoras radiales.  Hay gente que nos han apoyado Juan Camacho, Humberto Manduley, Carlos Fornet, Toni González, que tienen programas.  Pero es difícil, no tenemos contactos, estamos tocando en un lugar porque alguien nos invita, no tenemos recursos ni para imprimir volantes, ni para acceder a la televisión.  Nos invitan y el lugar supuestamente se encarga de la divulgación.  Por ejemplo, quisiéramos tocar en universidades o en escuelas de enseñanza artística, donde pensamos que hay la inteligencia suficiente para escucharnos.  Todavía no lo hemos logrado, solo nos invitan al Maxim donde la gente va a soportarnos no a entendernos.  Por eso se cansan.  No es lo mismo leer un libro de Carpentier que uno de Pablo Cohello, son diferentes.

¿Ustedes no pertenecen a la Agencia Cubana del Rock?

No, el grupo es aficionado todavía.

¿Por qué?

Nos han dicho que la Agencia tiene que crecer desde muchos puntos de vista para acoger proyectos que sean diferentes a la movida principal de este género en Cuba.  Imagino que con el tiempo, cuando recauden más dinero, cuando ganen en experiencia en cómo hacer las cosas, podrán dedicarle atención a los proyectos que son para públicos menores.  El Maxim se llena con gente de 20, 25, 18 años, pero la gente de más de 30 ó 40, piensa en otras cosas, no van a un lugar sin importar lo que va a pasar mañana.

Esa era la otra pregunta: ¿Para qué público componen?

Yo compongo para mí.

Eres muy categórico, ¿Y al que no le guste, que se joda?

No, así  tampoco, si yo hiciera solo lo que  quiero, ya estaríamos jodidos, porque apenas vendrían dos o tres personas a escucharnos.

Lo que pasa es que uno está  en la música, sabe de antemano  lo que está  sonando y comprendemos que eso que está  en el boom, nada tiene que ver con lo que hacemos.  Las tribus urbanas no se van a identificar inmediatamente con lo que le damos.  No hay similitud ni en la proyección física, ni con los textos porque no tenemos.  La identificación tendría que ser por la música.

Por supuesto, yo no  inventé  esa música, es una evolución de algo que viene de hace décadas, generalmente se acepta como de los años 70, aunque a finales de los 60 se hicieron discos experimentales que anunciaban lo que podía venir.  En general es una música de madurez, no de inclinaciones juveniles.  No es música de protesta, ni de celebración del sexo, ni para bailar, ni de crítica social, ni de burlas.  Es una música para pensar.  Es difícil que la juventud que abarrota los lugares, que lo que quiere es desconectar,  se apropie de los elementos que nos identifican.

¿Cómo ves la salud del rock cubano?  ¿Qué le falta?

No hemos ido al interior del país a tocar.  Veo los espacios que ponen por la televisión, soy un espectador más, dependo de los medios.  Vengo al Maxim a escuchar a otros grupos que no tienen que ver con lo que yo hago, pero para saber cómo está la escena del rock cubano. Algo que vendría muy bien es una academia de rock donde la gente se formara.

En la timba, en el jazz,  la música afrocubana,  se trasmiten los conocimientos por tradición.  En el rock, uno es un atrevido que  intenta descifrar la música del enemigo y eso hace que siempre estés atrás.

Los instrumentos son más caros, la tecnología que hace falta es costosa. Son instrumentos electrónicos, para estar a la altura de cómo suenan, tienes que ahorrar durante años y hacer unas inversiones tremendas.  Déjame decirte que si a nosotros no nos invitan no podríamos tocar, no tenemos equipamiento de sonido ni batería.

Lo que le falta al rock cubano es la seriedad del músico.  Hay muchos factores externos, extramusicales.  Claro, esos elementos teatrales son característicos de otro tipo de música: se pintan, se visten de una forma más extravagante, con una proyección escénica determinada.  Lo que yo digo es que si en vez de invertir en eso, emplearan tiempo en prepararse, la música sería mejor.

Cuando converso con músicos de otros géneros y menciono las letras R-O-C-K, se quedan con la K multiplicada por dos y es K K (caca). Menosprecian mucho,  no sienten respeto, para ellos el rock es una música estridente que no tiene matices.

¿Y tiene alguna ventaja ser rockero?

Sí, puedes descargar las inconformidades que  tienes con la familia o el país.  Hablo del rock en general. En otros géneros no hay oposición, no se prestan para protestar.  En el rock se puede meter casi todo, haces bulla y canalizas eso que te molesta.  Nosotros no somos clásicamente un grupo de rock puro.   Trabajamos con la música clásica, con música contemporánea, con elementos que no son los convencionales de la corriente principal.  Aunque en el mundo existen varias bandas como estas, en Cuba somos los únicos.  Pero estoy hablando en general, el rock, como movimiento es contestatario.

¿Cuándo piensan que podrán hacerse profesionales?

Déjame aclarar que lo que hacemos con Quantum es con una actitud profesional, pero en Cuba eso tiene que ver más  con una aprobación institucional que con la actitud que tengas.  Sabemos que en cualquier parte del mundo desde el momento que alguien valora lo que haces y paga por eso, ya eres profesional… En Cuba es por la vía institucional, con una serie de requisitos…

¿Les hacen muchas pruebas?

No, te hacen una audición, pero puedes estar años esperando por esa audición.  Hay un sistema de categorización para los aficionados que parte de los municipios,  la provincia, la nacional…

La Agencia de Rock tiene otra vía: hace una recomendación, el Instituto de la Música lo aprueba, te hacen la audición y ya.

Hay una vía  excepcional para determinadas agrupaciones relevantes por cualquier razón.  Nosotros todavía no hemos conseguido ninguna entrada.  Vamos a esperar con paciencia,  tenemos confianza en lo que hacemos.  En algún momento el catálogo de la Agencia tiene que enriquecerse. La mayor parte de le escena rockera cubana es metallera, incluso la población también cree que el rock es solo metal.

Eso tiene una explicación, es lo que le venden. El público recepciona lo que le dan.

Claro, es como la imagen del rockero, cuando en la televisión sale alguien consumiendo drogas, la música es de Metálica.  Imagínate.  Por la calle, los que no saben, solo tienen esa imagen.

¿Algún proyecto futuro?

Lo más importante es que ya tenemos material suficiente para grabar un disco.  Tendremos que hacerlo nosotros mismos porque no creo que ninguna disquera quiera arruinarse.

¿Como sería esa grabación por cuenta propia?

Pensamos hacerla de un concierto.  Esta música es interactiva.  Hay determinadas secciones que son más libres que otras, eso hace que cuando lo tocas en estudio suene más frío.   El resultado depende en parte de la interacción que estableces mientras tocas.  Los medios que tenemos no alcanzan para alquilar un estudio grande, donde todos los músicos tocan al mismo tiempo.  La mejor opción sería hacer un concierto en un lugar adecuado: el Centro Hispanoamericano, el Teatro de Bellas Artes, un lugar pequeño.

Nos pasaríamos allí  dos o tres días, preparamos bien el audio, ensayamos y damos dos o tres conciertos.  Luego escogemos las mejores tomas.   Con la tecnología digital se puede hacer casi todo,  si nos ven tocando en vivo pueden apreciar bien lo que somos capaces de hacer.  Eso soñamos.  No sé cuando se podrá..  Nosotros ni tenemos audio, ni transporte, ni los instrumentos que necesitamos.

Ahora tenemos mejores instrumentos, el músico es como un guerrero que tiene que invertir en su espada, si no es de buen acero la espada se puede partir en la batalla.  Nosotros debemos lograr la calidad profesional del equipamiento.  Yo tengo cosas plásticas que salen al mercado para satisfacer  inclinaciones juveniles, que deben durar dos o tres años aunque a mí me han durado diez.  Es complejo, si no obtenemos ganancias por nuestro trabajo, no podemos invertir en mejorar la calidad de los equipos.

Además del talento tienen amigos, cuéntenme de ellos.

Tenemos amigos que nos ayudan.  Te mencioné algunos que tienen espacios radiales y colocan nuestra música, está Edesio Alejandro y su hijo que nos apoyan.  Creo que habría que decir que si el grupo Anima Mundi no existiera, no podríamos tocar nunca.  Al principio muchos grupos nos invitaban, pero desistieron al ver que lo que hacemos no tiene nada en común con lo de ellos.  Ánima Mundi es el único que se mantiene.  Es lógico que en un concierto el invitado debe seguir la misma línea que el que ofrece el concierto.  Con Anima Mundi  hay más similitud en la música, aunque no es igual.  Somos dos vertientes de una línea más general.  Es un problema para el público:  Es como si hubiera una peña de Sepultura y la invitada fuera Omara Portuondo.

Oye, exageraste un poco.

Sí, pero es algo así.  Espero poder grabar con la ayuda de los amigos porque yo no tengo los medios, y con cierto compromiso del lugar.

¿Qué es lo que más necesita el grupo?

Cuba es un país donde las donaciones no son igual que en otras partes que alguien te regala algo, aquí  la donación te salva la vida.  Lo que más necesitamos es el equipamiento de audio… bueno, no, son muchas cosas…

La gente se fija en tu imagen antes de escucharte.  El ser humano es superficial, pueden no prestarte atención si creen que no tienes éxitos porque no lo tomas en serio…  lo primero son los instrumentos y los equipos para procesar las señales de los instrumentos, luego el audio.

El audio no es solo un amplificador para que la música se oiga más alto. Hay marcas que se dedican a fabricar cada tipo de instrumento y casi para cada tipo de música.  Es como todo… los zapatos para una abuelita no pueden ser los mismos que los de una bailarina, o los de alguien que va a la playa.  Pero aquí no se puede escoger.  Vas a la tienda y tienes que comprar lo que hay aunque sabes que no es lo mejor, de hecho es probable que sea lo peor…. pero tienes que comprarlo porque quieres tocar…

Dame un ejemplo del trabajo que pasan a diario para hacer música.

Mira, para comprar un cable: te pasas la vida ahorrando. Cuando vas a la tienda ya se acabó lo que necesitabas… porque abastecen el país por dos o tres años, se demoran en pagar, la compañía que suministró los productos no quiere volver a vender si no le pagan, hay que esperar a que vuelvan a hacer otro contrato… así pueden pasar cinco años… uno sigue quitándole cachitos al cable que se le van echando a perder y al final te quedas con un pedacito. Si quieres te enseño el cable de mi teclado para que veas que no miento.

No hace falta, te creo.  No son solo los músicos los que sufren esos contratiempos.

A nosotros nos hace falta todo porque lo poco que tenemos no es de calidad.  Es una pena que no podamos mostrar  lo que queremos y sabemos que podemos hacer. Hay gente que nos dice: “bueno, dedícate a otra cosa”, pero esto es lo que amamos. Y no somos malos, hemos recibido críticas favorables: en el segundo año del grupo nos nominaron como mejor agrupación novel y mejor grupo de música alternativa.

¿Música alternativa?

Ese es otro lío,  es una música que no se sabe cómo clasificarla.  Unos dicen que es jazz rock, otros dicen que metal progresivo, otros dicen que es rock de cámara… brain music… sí, tenemos de todo eso.  Entonces el público se divide… cuando tú buscas un factor común de todas esas músicas te quedas es un grupito pequeño.  Si no tienes difusión y armas para combatir las otras músicas, no existes.  Estás, pero no existes porque nadie te conoce. Hasta el momento las instituciones importantes del país nos han ignorado. Estamos a la espera, intentando.

Pero con talento y haciendo una música de calidad, ¿no tienen esperanzas?

Yo creo que va a llegar un momento en que la Agencia va a necesitar proyección internacional.  Va a tener un sello discográfico propio y entonces buscarán la calidad, la originalidad.  Esa puede ser nuestra salvación.  Cuando piensen en la calidad y no en llenar un lugar haciendo lo que todo el mundo conoce y se sabe que funciona. Todavía no es el momento, si ahora se hace un festival de esta música seríamos dos grupos solamente.

Cuéntanos algo sobre el repertorio que tienen.

“Tenemos piezas originales y otras arregladas.  Hasta ahora nadie había adaptado números de Leo Brower para otro formato o se había apropiado de ellos con un estilo diferente.  Son estudios para guitarra que nosotros tocamos a trío, con instrumentos electrónicos.  Hemos tomado música de Bach, siempre le hacemos arreglos, una obra puede quedar más o menos lejana del original…

También hemos trabajado sobre la música de Bela Bartok, Lizt, Shumann… y ahora estamos pensando en Eduardo Ramos, el cubano.  Somos la única agrupación con una sonoridad dura que ha arreglado íntegramente piezas de la música contemporánea.  Por eso es difícil de escuchar, son piezas que en su tiempo ya estaban fuera de las multitudes,  las retomamos a nuestro estilo y lo que parece es una herejía musical, la gente se siente torturada.

Eso se entiende, actualmente la música es muy simple, no puedes ver un tejido complejo de ideas musicales, no puedes concentrarte en una idea para comprenderla,  están muy simplificados sus elementos.  La gente se acostumbra.  Se piensa más en la función de la música que en los valores musicales intrínsecos que tiene.”

Es curioso que cada uno tenga su vida profesional con otra agrupación.  David, con un grupo de música caribeña al que le ha puesto el sello metalero del rock; Wismer y Alain Michel comparten su tiempo con  la banda de Eduardo Ramos, ex músico de Pablo Milanés y director del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC.  No están conformes.  Quieren que se les reconozca su sonido propio, el de Quantum.

Vivimos tiempos duros, David comenta con burla que su guitarra es china y tiene casi 40 años, Wismer dice con orgullo que compró una batería Yamaha, aunque a un precio económico.  Alain Michel habla con tristeza del cable de su teclado.  Pero no dejarán de luchar.  Las batallas serán más o menos intensas, el enemigo más o menos fuerte, la burocracia más o menos rigurosa, el público más o menos comprensivo, aún así, no dejarán caer la espada.  Los muchachos de Quantum aman lo que hacen, su música es buena y según afirman: son graduados de la universidad de la perseverancia.  Son, sin dudas, valientes guerreros del sonido.