Por Irina Echarry, Fotos: Caridad
HAVANA TIMES, 26 nov. — En la calle 23 del Vedado capitalino, hay un sitio especial que dedica sus noches al jazz cubano.
Paredes rojas, alfombras verdes, una escalera que conduce al universo sonoro mágico compuesto por saxofones, pianos, trompetas, bajos, chéqueres y otros tantos instrumentos.
Pocas mesas, una barra confortable donde beber mientras algunos músicos nos miran desde sus fotos y otros nos regalan su energía en cada tema musical.
Todos los sábados, a las 2 de la tarde, desde La Zorra y el Cuervo y a través de Radio Taíno sale al aire, en vivo, “A buena hora” un programa que difunde lo mejor del jazz que se realiza en la isla. Con entrada gratis para todo el público, compuesto principalmente por músicos y pintores, se realiza este espacio en una atmósfera bohemia, donde los acordes improvisados parecen saltar de mesa en mesa, de trago en trago, de persona en persona.
El sábado 21 estuvo dedicado al Jojazz , el concurso-festival (26 al 29 de noviembre) que aglutina a los más jóvenes cultivadores del género y que por varios años tuvo su cede en este lugar.
Las artes plásticas ayudan a re-crear el ambiente positivo, el artista Borroto muestra esculturas realizadas con objetos desechados: chatarras de cualquier tipo se han transformado en trompetas o saxos. En cambio, Leonor Pérez Corona ofrece, a la vista de todos, el proceso creativo de un cuadro inspirado en la música que va sonando.
El piano fue privilegiado, por él pasaron las manos de Rembert Duharte, Abel Calderón, Dayramir González, Alejandro Falcón, ganadores del evento en ediciones anteriores. Algunos de ellos estarán de jurado en este Jojazz 2009.
Michel Herrera, Kalí (un jovencito de 16 años), y Robertico García (un consagrado), dedicaron su energía y pasión a la trompeta. Osmar Salazar (Osmarito), gran premio del Jojazz en el año 2006, demostró todo lo que sabe hacer con el bajo.
Las voces de Williams Torres, Pepito Scull, Duanel, dos integrantes de Zambá (un quinteto vocal cubano), y el sonido de los pies de Café con Tap le dieron un toque más humano a una tarde que parecía haber sido tocada por los dioses.
La Zorra y el Cuervo es un lugar donde la cercanía entre los músicos y el público detiene el paso del tiempo, cambia la realidad, hace pensar que saldremos flotando en una nube de armonía y buenas vibraciones por toda la calle 23.
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