Pintor Danes Asger Jorn en La Habana

Yusimi Rodriguez, fotos: Irina Echarry

Mural pintado por Arges Jorn en La Habana.

HAVANA TIMES, 20 abril — Pocos cubanos conocen que en un sitio de nuestra capital se encuentra una de la obras más importantes de un famoso pintor danés del siglo veinte.

Se trata de Asger Jorn, uno de los más relevantes artistas del neo-expresionismo, quien fue amigo del reconocido pintor cubano Wifredo Lam. Se conocieron en la Italia de la posguerra y allí trabaron amistad e incluso hicieron piezas de cerámica juntos. Lam lo invitó a Cuba en 1968.

Durante su estancia en nuestro país visitó el Centro de Asuntos Históricos (actualmente Oficina de Historia del Consejo de Estado) y al ver las paredes blancas del lugar, quiso reflejar en ellas la génesis de la Revolución Cubana, desde su óptica neo-expresionista. Así surgieron estos once murales. He conocido esta información a través de un documental cubano recientemente estrenado en cines de nuestra capital, “A J en La Habana,” dirigido por Ismael Perdomo.

El documental gira alrededor de quince cuadros aparecidos en Copenhague hace alrededor de tres años, atribuidos a Jorn, quién murió en esa ciudad en 1973. No se sabe si estas pinturas son suyas realmente, aunque se supone que fueron pintadas durante esa visita oficial del pintor a nuestro país, o que tal vez estuvo en Cuba varias veces de forma clandestina. Es esto lo que intenta descubrir Perdomo a través de su documental.

Arges Jorn en La Habana, 1968

Pero como él mismo confiesa, esta especie de investigación no es más que un pretexto para realizar un documental que ocurra en los años sesenta, aunque no vivió esa época ni le despierta nostalgia.

Ya sea llevados por el misterio que crea el director alrededor de los cuadros o por la curiosidad de recibir una visión sobre los sesenta que se aparte de la imagen épica que nos ha sido transmitida durante años, quedamos atrapados por la pantalla durante 15 o veinte minutos.

Mural de Arges Jorn en La Habana.

Las fotos del danés en Cuba, además del testimonio de los entrevistados, nos dejan entrever un período con contradicciones y dificultades, anécdotas que nos hacen sonreír, además de la imagen de un Asger Jorn muy trabajador, que comenzaba a pintar diariamente a las ocho de la mañana y continuaba cuando ya había oscurecido.

Le gustaba también la música de este país y su gente. A muchos de los trabajadores del Centro de Asuntos Históricos en aquella época, les regaló pinturas hechas sobre cartulinas, mientras trabajaba en los murales. Con el tiempo, y con el agravamiento de la situación económica del país, la mayoría de estas personas se vieron obligadas a vender estas pinturas, que son ahora parte de colecciones privadas.

Los murales pintados por Jorn resaltan por el uso de colores muy estridentes como el amarillo, el azul, el verde. Muchas personas creen reconocer en algunas de estas pinturas, momentos específicos de la lucha revolucionaria, a pesar de que no hay nada figurativo en estas obras.

Otro mural en la Oficina de Historia pintado por el español Antonio Saura.

El arte abstracto, me dice el Licenciado Armando Gómez, Especialista en Documentación Histórica de la Oficina de Historia y graduado en Historia del Arte, no es un arte para entender, sino para sentir. El también me explica que Asger Jorn consideraba que la obra debía ser comprendida más allá de su contenido.

Un mural de la planta alta llama la atención por los tonos grises y el empleo de trazos muy diferentes a los anteriores. Y es que al mismo tiempo que Asger Jorn, allí también realizó un mural el pintor español Antonio Saura, otro nombre relevante dentro del abastraccionismo, que aunque no se menciona en el documental, es tal vez la figura más representativa de esta corriente en España.

No sé si este documental llegue a tener alguna relevancia dentro de la cinematografía de nuestro país, pero al menos le agradezco el despertar mi curiosidad por este hombre y los murales que pintó en Cuba.

Mural de Arges Jorn en La Habana.

Gracias a esto me lancé a buscar la Oficina de Historia del Consejo de Estado que es desconocida para muchas personas. Este sitio anteriormente había sido un banco y se ubica a unos metros de la esquina de Línea y 12. Fue inaugurado por Celia Sánchez en 1964 con el objetivo de documentar la Revolución Cubana. Allí se encuentra la mayor cantidad de información archivada sobre las luchas de la década del cincuenta en el país.

La Oficina de Historia del Consejo de Estado es visitada todos los años por grupos de daneses que vienen a ver los murales que este pintor legó a Cuba y que en conjunto han llegado a ser calificados como La Capilla Sextina del Arte Abstracto.