Pequeño, pero crece cuando baila

Entrevista a Luís Javier Fuentes, joven figura del Ballet Laura Alonso, perteneciente al Centro Pro-Danza de Cuba.

Por Helson Hernández

Luis Javier Fuentes, center.

HT: Graduado de la Escuela Nacional de Ballet, y desde entonces integrante del Centro Pro-Danza de Cuba que dirige Laura Alonso.  Cuando devuelves la vista atrás, y recuerdas la escuela, y luego te ves con todos estos roles hechos, ya en el plano profesional, ¿a que conclusiones llegas, sabiendo que aun falta mucha carrera por continuar?

Luis Javier Fuentes: Puedo decir que estos roles no son más que un premio al esfuerzo que uno ha hecho durante todo el tiempo de estudio y dedicación al ballet clásico.  Estos roles me han dado la satisfacción de probarme a mí mismo que siempre se puede llegar a donde uno desee si la voluntad y el amor es lo que te impulsan.  Cuando uno da una mirada atrás y recuerda cómo empezó en la escuela elemental siendo solo un niño pequeño que tan siquiera sabía lo que significaba realmente ser bailarín es cuando uno se da cuenta que está cumpliendo un sueño, te ves allí parado antes de empezar un gran clásico como el Lago de los cisnes y entonces sientes que tu esfuerzo no fue en vano.  Todo se resume en ese instante de haber logrado un rol principal..

HT: Sacrificio, una palabra muy usada cuando se habla de ballet clásico.  Desde tu experiencia personal ¿estás de acuerdo con este calificativo que casi siempre se le atribuye a tu profesión?

LJF: Estoy tan de acuerdo, la palabra sacrifico deberían haberla inventado para los bailarines, es algo que se lleva en esta profesión y es una disciplina para todos los que aman este arte.   El bailarín desde muy pequeño tiene que dejar de hacer cosas que los niños normales hacen diariamente.  Sacrifico es la palabra que te va acompañar en toda tu carrera y tu familia va ser tan sacrificada como tu porque ellos van a estar presente a tu lado en cualquier función o presentación para no perderse ni un minuto de tu desarrollo artístico.

Luis Javier Fuentes

Poéticamente sacrifico se convierte con el tiempo en amor.  Por ejemplo, cuando vas a bailar y te dicen vamos a la playa este fin de semana tu sabes que no puedes tomar sol porque la presentación no quedaría bien y tienes ya un nivel de responsabilidad hacia lo que haces.  Yo no concibo a un buen bailarín sin ser sacrificado porque en el ballet clásico al igual que en todas las artes hace falta siempre la entrega para lograr los más increíbles y desafiantes deseos.

HT: Sabemos que eres hijo de una profesora de la Escuela Nacional de Ballet.  Cuán difícil para ti tenerla cerca en el proceso de formación, mirándote como alumno e hijo a la vez, y por otro lado, el beneficio que supone el conocimiento de tu especialidad por un miembro de la familia.

LJF: Mi mamá es la persona más importante de mi vida y creo que lo va ser siempre.  Ella es la luz que siempre está en el final del camino aun cuando la oscuridad parece que no deja espacio para más.  Ella siempre está allí.  Ella es la que me apoya en el momento que quizás ningún otro padre puede hacerlo.

Ella es dura conmigo y me dice las cosas como son, me ensaya como si fuera un alumnos más, inclusive muchas veces dejo de llamarla mamá en la escuela porque se convierte en la más rigurosa de las maestras y la llamo “profe.” Es una responsabilidad ser hijo de una gran profesora, tiene un conocimiento de la técnica cubana e internacional muy amplio y me dice hasta el más mínimo detalle.  Si estoy donde estoy es porque sus manos siempre han estado cuando las necesito y me ha impulsado como los vientos lo hacen con los barcos.

HT: ¿Influyo entonces Ana Julia en que su hijo decidiera por el ballet, o fue una determinación tuya que no estaba en sus planes?

LJF: Creo que influyo junto a muchos factores más.  Con solo 4 o 5 años me pasaba las horas viendo las clases de ballet de varones, o si no empezaba a caminar entre los salones del García Lorca, antigua sede de la Escuela Nacional de Ballet.  Todo esto influyo en mi.  El haber crecido aprendiendo a tener un respeto inmenso por el ballet clásico.

Tengo que decir que nunca me dijo tienes que ser bailarín.  Yo practicaba judo desde pequeño y cuando tenía 8 años mi padre estuvo muy vinculado a Nirio Ribero, el campeón cubano de moto velocidad  y ellos me enseñaron a  correr los karting que hoy cuentan con una fabulosa Escuela acá en Cuba.  Ese era yo de pequeño.  Cuando me senté por primera ves a ver el Ballet COPPELIA , fue allí quizá en ese momento donde supe, aun siendo tan pequeño, que no podría hacer más nada en la vida que bailar

HT: ¿Te has sentido invadido en algún momento por el prejuicio que existe respecto a los bailarines de poca estatura?

LJF: Decir que no me he sentido invadido por este prejuicio seria mentirles a todos.  Mi último año de la escuela fue muy duro porque sabía que era pequeño y que  tenía un 99 por ciento de probabilidades de no entrar en el Ballet Nacional de Cuba por los estándares de estatura que ellos exigen.   Creo que es un prejuicio muy fuerte y desgarrador  porque pone cualidades estéticas por encima de técnica y talento artístico.  Hay grandes compañías en todo el mundo que tienen bailarines pequeños.  No lo critico porque creo que cada compañía debe seguir sus intereses para tener  éxito en su desarrollo particular pero lo que siempre voy a defender es el talento.

Luis Javier Fuentes en Lago de los cisnes.

Los bailarines pequeños hacen falta porque somos dinámicos y hay papeles que desarrollamos muy bien como bufones y otros.  Si tienes grande el corazón y se lo entregas al publico entonces no ven tu estatura, simplemente ven a un artista que da todo lo que tiene por elevar al máximo su nivel.

HT: Bueno, cuéntanos de los roles importantes que ya has podido asumir, ¿por qué tu estatura no ha sido un impedimento para que siendo tan joven, hayas logrado bailar de principal en grandes obras del Ballet?

LJF: Ya han sido muchos los roles principales que he podido interpretar y comenzare por el Franz de COPPELIA  Uno que disfruto mucho es Basilio, en Don Quijote que tiene que ver mucho con mi carácter y con las raíces españolas que llevamos todos los cubanos.  El Bufón del Lago de los Cisnes  y el personaje que nunca soñé hacer el príncipe Sigfrido también de Lago.  Este ultimo me costó mucho trabajo por lo dinámico de mi proyección pero me enseño a bailar con una elegancia diferente, con más calma, me enseño a moverme con otra cadencia.  Y otro personaje al cual le debo mucho porque me llevo a un límite de la actuación que antes era desconocido para mí, el Reinfield de Drácula.

HT: Has podido bailar en escenarios internacionales, fuiste a brasil recientemente, además de haber estado en otros países…  Conocer y proyectarse mas allá de su lugar de origen, imagino te haya sido enriquecedor.

LJF: Conocer todos estos países dentro de los cuales esta Inglaterra, Brasil, República Dominicana, México, Italia, me permitió compartir con prestigiosas compañías como El English National Ballet de Inglaterra , a través de sus bailarines aprecié las diferentes formas de mover los brazos, sus baterías casi perfectas, y a la vez enseñarles mis giros y mi fuerza de bailar, característico en los cubanos.

Luis Javier Fuentes

He estado en galas en las cuales se respira y se habla el mismo idioma, el de la familia del ballet internacional.  No importa de dónde seas porque los estilos pueden ser diferentes pero el lenguaje es el mismo.  El ballet clásico es igual para todos .

HT: Siempre se habla de ti, como un bailarín con una energía desbordante, de hecho en términos muy entre bailarines se dice que Luis es eléctrico en escena, pienso que eso también se relaciona con tu personalidad intranquila.  ¿Te ha traído problemas, el no controlar en ocasiones esa dinámica tan contagiosa que posees, que en cierta medida le imprime al movimiento danzario determinada agilidad y dinámica’

LJF: Bueno imagínate que muchos de mis compañeros hay días que dicen: hoy tiene la 220 conectada.  Si soy un bailarín muy dinámico pero creo que en ocasiones eso me ha ayudado mucho porque de otra manera no hubiera podido hacer un Bufón con éxito por ejemplo.  También me ha sacado de momentos de tensión cuando algo falla porque reacciono con mucha rapidez.  Si yo no me siento con ese nivel de electricidad como se dice en nuestro argot danzario, entonces ese día pueden estar seguro que no bailo como puedo hacerlo.  Es una virtud que espero nunca perder.  Mi dinámica cuando bailo es quizás la forma de expresar cuanto me gusta pararme en un escenario.

HT: Inquietudes más latentes en un joven artista como Luís Javier.

LJF: Inquietudes muchas.  Siempre están dándome vueltas.  Quiero hacer muchas cosas.  Bailar más roles, interpretar más personajes donde me lleven a parámetros de la actuación que aun son desconocidos para mi.  Quiero enseñar a los niños, sobre todos a los varones pequeños, eso  es algo que me gustaría hacer porque creo que en ellos está el futuro del ballet cubano que se ha caracterizado en los últimos años en dar hombres muy talentosos.  Por otro lado bailar contemporáneo algo que aun no he podido hacer y me gustaría explorar.

HT: Y con ProDanza, ¿pretensiones para el futuro cercano?

LJF: Con Prodanza seguir bailando todo lo que pueda y estar donde ellos me necesiten.  Mi mayor deseo es hacer una gira internacional con toda la compañía, todos juntos.  Demostrar que pro danza puede brillar más allá de nuestras fronteras.  Ojala ese sueño se me cumpla pronto porque sería algo inolvidable.