Miguel Vizcoso Consuegra, camagüeyano exponente de la plástica

“Un pintor de estos tiempos debe ser un artista que escudriña en lo esencial…”

Helson Hernandez

La última puerta de fuego. 2011. oleo/lienzo
La última puerta de fuego. 2011. oleo/lienzo

HAVANA TIMES — Con una proyección visual que apuesta por la religiosidad, el creador Miguel Vizcoso Consuegra transmite en su obra toda una gama de tradiciones de su ciudad natal, cuyas influencias le definen.

HT: ¿Expresarse a través de la pintura?

Miguel Vizcoso: ¿Es la pintura acaso un medio de expresión digno de utilizarse en estos días? Mucho se ha hablado del agotamiento de las posibilidades de la pintura en este momento de nuestra historia cultural. En mi caso, más que el lenguaje elegido, es lo que intento expresar a través del arte y lo que entiendo por arte en sí mismo, lo que pudiera explicar mi postura.

Tanto la técnica como la imagen, la forma como su contenido, son un medio, según mi criterio, para expresar algo que trasciende todo lo anterior. La originalidad, la validez de un lenguaje poético, la coherencia de una idea expresada y la eficacia de la forma de representación utilizada, son consecuencias del intento personal por atrapar lo inefable.

Miguel Vizcoso Consuegra
Miguel Vizcoso Consuegra

Esa verdad que nos supera, ese universal que vibra en las grandes obras de arte, y que a manera de reflejo nos devela el misterio que se esconde tras las cosas, es el centro de mi atención. Si no se vislumbra esa otra orilla no hay vida y vano es el resultado del cuadro. Si está presente, cualquier medio de expresión es válido, y está justificada la probidad de su creador.

HT: ¿Camagüey en la definición artística de Miguel Vizoso?

MV: La manera de acercarme al fenómeno artístico le ha infundido un matiz sacro a mi obra y este se debe mucho a mi ciudad natal. No es un secreto para nadie la religiosidad de la otrora conocida como La Ciudad de las Iglesias. Hay un carácter, una idiosincrasia aquí, que expende esa energía, amén de que sea asumida o no de forma consciente por sus creadores y pobladores en general.

Esta condición ha traído como consecuencia, que sin acuerdo común, en Camagüey haya no uno, sino una serie de artistas trabajando libremente el arte religioso. Es natural entonces la identificación de mi trabajo con la definición espiritual de mi pueblo.

HT: Particularmente su provincia de origen, cómo la describiría en comparación a otras ciudades de la isla.

MV: Esta es una ciudad que gusta de participar de las cosas del mundo, sin abandonar los límites y el espacio en que se desenvuelve naturalmente. Cuando hablo de límites y espacio no me refiero al sentido físico, sino sociocultural, de estos términos.

El volante inmóvil. 2011
El volante inmóvil. 2011

Esta ciudad es, en su centro histórico, transitable a pie y sus adoquines invitan a eso. Y ese carácter intimista corresponde al pudor, los códigos formales y la jerarquía de valores con que el camagüeyano se relaciona con su entorno, incorporando lo nuevo sin perder su identidad, ni la clase de su tradición.

HT: ¿Desde sus primeras motivaciones creativas hasta las pinturas que trabaja actualmente?

MV: Gabriel García Márquez ha dicho que uno se pasa la vida escribiendo el mismo libro, lo importante es saber cuál. En este sentido pudiera decir que la imagen del reflejo en sus distintas variantes, ha sido una de mis motivaciones hasta el día de hoy.

El espejo, básicamente, como vehículo para develar la presencia o la huella de Dios en su creación, o como símbolo del carácter de esta, hecha a su imagen y semejanza. Es también un medio para revelar la acción divina sobre su obra en cuanto a orden, providencia, plan o destino del género humano, y cuanto le rodea y ayuda en este fin se refiere.

HT: ¿Cuáles son las “Orillas de la Memoria”?

MV: Son las orillas de la Patria celeste abandonada y cifrada en nuestras esperanzas. Son las de la nostalgia del ser que se siente exiliado en el mundo y su laberinto de vanidad, del ser que añora el regreso a la plenitud. Son también las orillas que reflejan la redención, que ejerce a diario, “El que hace nuevas todas las cosas” en su obra.

HT: ¿Cómo aprecia su realidad de pintor en estos tiempos en Cuba?

MV: Un pintor de estos tiempos debe ser un artista que escudriña en lo esencial, en lo que realmente interesa al arte, de lo contrario será un pintor del pasado o un esnobista.

La apertura del diapasón de posibilidades en el arte contemporáneo, ha dado al traste con la profundidad y altura de sus búsquedas; y los criterios del arte como expresión de lo mejor, de un ascenso interior, han caído en crisis.

La Cuba de hoy, irónicamente, con sus limitaciones consabidas, lleva al artista a una constricción fundamental, que aunque nos toca en contra de la propia voluntad, no como elección sino como coyuntura, puede producir buenos frutos para el arte, en cuanto que obliga al artista a buscar en una síntesis la esencia última de su obra.

La cuerda secreta. 2011
La cuerda secreta. 2011

Si los creadores cubanos comprenden esto y asumen el sacrificio, sus límites se convertirán en opciones a elegir.

HT: Si hurgamos en su obra, háblenos del mensaje que considera más importante entre sus intereses artísticos.

MV: En mi obra, más que remitir mensajes, intento cosechar preguntas. Es signo de un arte cierto la negación a ofrecer definición alguna para un lenguaje que busca como a hurtadillas, mira como de reojo en la bruma, y habla con una oscuridad conveniente sobre lo que nos es dado saber sólo por sugerencia o analogía.

Y como la pintura habla en primer lugar de la pintura misma, como praxis y meditación espiritual sobre la realidad, el sólo mostrar cuál no es el camino y sembrar las dudas fundamentales que ayudan a buscar, así, por negación, el sendero verdadero, es ya un fruto sobreabundante.

HT: ¿Próximas ideas?

MV: El trabajo constante y numeroso que, al decir de Martí, es la fuente de única dicha.