Mi fin es un misterio

Yusimí Rodríguez

Eliécer Guerrero Nápoles con una de sus piezas.
Eliécer Guerrero Nápoles con una de sus piezas.

HAVANA TIMES — Eliécer Guerrero Nápoles es un desconocido. Pero quien viaja al Santuario de El Cobre, Santiago de Cuba, no puede ignorar la venta de piedrecitas de cobre, velas, flores, y virgencitas de la Caridad del Cobre talladas en madera a lo largo de la calle principal. Eliécer fue el primero en hacerlas. Es, además, un disciplinado practicante de Yoga.

Cuando afirmamos haber visitado El Cobre, usualmente nos referimos a la calle principal y al Santuario. Allí me esperaba Eliécer para conducirme a su casa, Cobre adentro. Al avanzar, el paisaje cambia. Son visibles las huellas del ciclón Sandy hace dos años, y los esfuerzos de la gente por recuperarse.

Los inicios

Eliécer: Desde antes de ir a la escuela, mi hermano y yo tallábamos pedazos de tabla con un cuchillo, o dibujábamos con un palito en el suelo o la pared. En la escuela, llenaba las libretas de dibujos; era lento para escribir, los maestros me regañaban. Siempre fui monitor de artes plásticas. El arte es el pan que Dios puso bajo mi brazo. Solo quiero expandirme al límite de mis posibilidades, exponer mi trabajo. No quiero ser mejor que nadie, sino ser hoy mejor que ayer. He aprendido a confiar en mi maestro interior para dejar fluir el arte que tengo dentro. En eso me ha ayudado mucho el yoga.

HT: ¿Nadie te enseñó composición, proporciones, etc.?

Eliécer: Asistí a un curso elemental en una escuela de Santiago, era de lunes a jueves, de 7 a 11 de la noche. A los seis meses me cogió el servicio militar obligatorio. Presenté una carta para que me permitieran terminar, pero no funcionó. Esos seis meses me proporcionaron un conocimiento que después he desarrollado. Creo que siempre lo tuve de alguna forma, pero cuando no naces en el lugar adecuado para desarrollar tus potencialidades todo es más difícil; nadie te guía.

Mi principal limitación ahora son las herramientas, aunque he aprendido a hacerlas, y estoy dominando la preparación de mis propios colores. En las minas de cobre y de oro hay una variedad de colores increíble.

Camino a la casa de Eliécer.
Camino a la casa de Eliécer.

Eliécer es pintor, escultor, artesano, poeta y amante de la música. Tiene una mesita de venta de artesanías con un hermano Rastafari en la calle principal, entre los otros puestos de venta.

Eliécer: Vendo a veces en el Festival del Caribe, si me dan participación, este año no tuve. Vivo en movimiento, voy a Baracoa y a otros puntos a llevar mi artesanía. No comercializo mi arte, a no ser que aparezca alguien muy interesado. El artista Manuel Mendive me ha encargado algunas esculturas.

HT: Veo una abrumadora venta de artesanías, entre ellas las vírgenes. Tú iniciaste eso. ¿Cómo?

Eliécer: Salí del ejército en 1992. Unos amigos y yo soñábamos crear un taller cultural y un mercado en la casa de cultura. Pero no había un fondo ni la forma de crearlo. Tallé la primera imagen de la virgen, de 12 centímetros, en una madera de aquí llamada Jovo. La mostré al amigo que dirigía entonces la casa de cultura y nos apoyaba. Dijo que podía servir para crear el fondo que necesitábamos. Hice otras, pero todo se quedaba en el marco de la casa de cultura. Por la necesidad que había en 1992, pleno período especial, me uní a los vende-piedras. Estaba seguro de que las vírgenes se venderían. El dólar era ilegal. Si te agarraban con uno te metían preso un año, pero había que arriesgarse. No fui solo el primero en hacerlas, sino en salir a venderlas. Pedí ayuda a mi cuñado; él tenía miedo porque cumplió sanción de tres meses (le habían dado seis, pero salió antes) por tener cinco centavos dólar. Me llevó al santuario; ese día estaba la policía allí intentando coger a quienes vendían algo. Tuvimos que correr. Después logré venderle los trabajos y algunas piedrecitas a un mexicano, como en cinco dólares.

La casa de Eliécer
La casa de Eliécer

HT: Si el dólar era ilegal, ¿qué resolvías con vender tus piezas en dólares?

Eliécer: Mi cuñado tenía vínculos con estudiantes extranjeros; ellos nos compraban lo que necesitábamos y se quedaban con una parte.

HT: ¿Qué conseguías con tan poco dinero, del que tenías que sacrificar una parte?

Eliécer: Una botellita de aceite, un pantaloncito, un pulovito (camiseta)…

Con el tiempo apareció la licencia para vender. La gente vio que eso tenía salida y vinieron a aprender. Les planteamos que el propósito no era solo hacer las vírgenes sino crear un mercado a lo largo de la calle central para vender todo tipo de arte y artesanía. Era algo propicio para quienes no tenían vínculo laboral. La artesanía hace que dependas solo de la naturaleza. Pero a la gente solo querría vender; cuando aprendieron, sacaron su licencia y comenzó lo que ves hoy. Aún con la licencia, no pudimos vender en dólares hasta 1993, cuando se legalizó.

HT: Has intentado ingresar a la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) sin éxito. ¿Por qué? ¿Quiénes venden en el Santuario son miembros de la ACAA?

Eliécer: No y lo entiendo. La ACAA exige una artesanía artística y lo que se vende en El Cobre no cumple ese requisito.

Eliécer Guerrero Nápoles
Eliécer Guerrero Nápoles

HT: ¿Tus trabajos, sí?

Eliécer: Cuando me presenté por primera vez, llevé una pieza terminada y una a medio hacer, como exigen. Supuse que para vernos trabajar y saber si somos los verdaderos creadores. Mi pieza inacabada era muy compleja, una bailarina. Era difícil trabajarla entre las rodillas, en el suelo. Una turista que pasó se enamoró de ella. Sin embargo, el veredicto del jurado fue que existía mucha diferencia entre la terminada y la inconclusa. Luego, un amigo quiso llevársela así para una exposición. Al final del evento se la robaron. La terminada la compró un colombiano que había venido por una virgen; cuando vio esa pieza y un abstracto, quiso comprarlas. Pero prefiero que mi obra hable por mí.

HT: ¿Cuántos intentos has hecho por ingresar a la ACAA?

Eliécer: Varios, pero han sido momentos en que no ha habido convocatoria para crecimientos en la ACAA. Han prometido avisarme cuando haya, pero luego he sabido que hubo y no me avisaron.

HT: ¿A qué atribuyes eso?

Eliécer: No podría decir a ciencia cierta. Soy una persona rebelde y eso incomoda. También creo que no se puede ser demasiado bueno ni demasiado malo: si eres muy malo no llamas la atención; si eres muy bueno, preocupas porque los otros pueden temer que los desplaces. Es mi conclusión tras valorar los trabajos de quienes dirigen eso. No trabajan mal pero yo podría superarlos. Hay mucha competencia y eso me desagrada.

eliecer-5HT: Pero tú también eres algo competitivo.

Eliécer: Conmigo mismo.

HT: Hablas en términos de superar a otros.

Eliécer: Son los empleaos usualmente para juzgar, pero no critico el trabajo de nadie. He alcanzado la conciencia de que nadie puede expresar tu mundo interior mejor que tú mismo. Por tanto si sientes que pudiste expresar todo tu mundo en una obra, ya para mí es perfecta. Lo otro son los cañones existentes. Lo importante es que esas negativas de la ACAA no me detuvieron, me incentivaron a seguir trabajando y buscando.

El Yoga

HT: Lo has mencionado varias veces y veo que juega un papel importante en tu vida. ¿Cómo entraste en contacto en él?

Eliécer: Practiqué Judo desde la primaria y luego kárate. En cierto modo tienen relación con el Yoga; son artes marciales japonesas, el Budismo es una de las religiones principales de Japón, pero Buda nació en la India y fue un Yogui, el Iluminado. A los dieciséis años descubrí un artículo sobre Hatha Yoga en una revista Alma Máter y ahí comenzó mi búsqueda. Recientemente, mientras meditaba, recordé que de niño jugaba con un libro de Tantra Yoga, pero entonces no sabía qué era, mi madre tampoco. Actualmente practico Raja Yoga y Jñāna Yoga, yoga del conocimiento. Practico el Hatha para mantener el cuerpo saludable.

Mi voz interior me ha enseñado a no moverme de aquí a buscar nada. Lo que necesito vendrá. Quería saber cómo lucía un Maestro Yoga; unos hermanos Rastafari trajeron a una muchacha etíope y a un hebreo. Este quiso obsequiarme una postal de Shirdi Sai Baba; no quería aceptarlo porque se lo habían regalado a él. Contestó que se la habían dado para mí, él no era devoto de eso. La imagen de Shirdi era muy similar a cómo imaginaba a un Maestro Yoga.

Sandy

Damage from hurricane Sandy back in 2012.
Daños del huracán Sandy en 2012.

HT: Cuando veníamos vi huellas de los destrozos, aunque de camino al Santuario todo luce mucho mejor.

Eliécer: Allí también hubo afectaciones, pero existió más preocupación por arreglar esa parte que es la fachada. Aquí no se le regaló nada a nadie. Todo fue vendido y aún se venden materiales en los almacenes. Si tengo el dinero puedo comprarlos.

Afirma que esos materiales son donaciones del extranjero

Eliécer: Si los zines que supuestamente vinieron en las donaciones son idénticos a los que vende el Estado, ¿qué significa? Además; ¿qué pasó con todos esos paquetes de alimentos que se vendían en la calle y tenían el cartel de donativos de Venezuela? Yo mismo compré paquetes de lentejas que tenían ese cartel.

HT: Quizás, los donativos no alcanzaron para todos los afectados. No fue solo El Cobre, hubo daños en Santiago, Guantánamo, otras provincias.

Eliécer: Sandy entró por la playa Mar Verde. El ojo pasó por encima de El Cobre, pero este poblado nunca salió en la televisión. Es vergonzoso que otro venga a resolver el problema de tu pueblo y tú le vendas las cosas. El deber del Estado es el bienestar del pueblo, aunque deba vaciar sus almacenes. Aquí solo se regalaron algunas cosas porque el extranjero que traía la donación estaba presente, cuidando que las cosas se entregaran.

Eliécer solo justifica que quede gente sin techo, si los almacenes del Estado están vacíos. Me cuenta que en Santiago, la Conga de San Pedrito, fue desde por toda la calle hasta el Partido Provincial protestando, diciendo lo que sentían, respecto al Sandy, la entrega de materiales, el trabajo del gobierno. En El Cobre no ha ocurrido nada similar. “Ha habido personas… una por aquí, otra por allá, nada grupal ni organizado”.

Aunque no es un artista reconocido, Eliécer ha sido protagonista de varios documentales, cubanos y extranjeros. Pero siente que el arte es solo un medio para comunicarse con el mundo, y no su fin en la vida.

Eliécer: Mi fin es un misterio.

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3 thoughts on “Mi fin es un misterio

  • Valen 6 meses de la vida de un hombre 5 centavos de dólar y sabemos que es cierto, solo visto en Macondo.

  • Si, que triste las vicisitudes de este pobre hombre. Da mucha tristeza esta historia, si fuera de otro pais dijeran que es por la desigualdad social y racial. Parece mentiras que no se le de una oportunidad por ningun lado, ni de poder participar en la asociacion de artesanos, ni de tener la libertad de poder vender su arte como a El le de su gana.

    Yusimi, este Eliecer se me da un aire a Alejandro Aguilera, un escultor cubano establecido en el estado sureño de Georgia y creo no equivocarme que es oriundo de allá de Oriente, serán parientes?

    Le deseo mucha suerte a Eliecer y que la Santisima Caridad del Cobre lo ayude siempre.

  • Este artista se nota que ama lo que hace, su obra es su razón de ser. Que no se preocupe, que ya entrará en la ACCA esa, y si no entra no importa, por lo menos su obra se vende y la gente la aprecia. Gracias a Yusimí por mostrarnos su mundo.

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