Manos Mágicas de un pianista cubano y mundial

Por Helson Hernández

Maurico Vallina en la sala Pleyel de París
Maurico Vallina en la sala Pleyel de París

HAVANA TIMES — Mauricio Vallina, formado entre la isla y el Tchaikovski de Moscú, probablemente el pianista concertista cubano más internacional actualmente, regresa para tocar en su patria. “Me considero un pianista eminentemente romántico”, cuenta en su entrevista con HT.

HT: ¿Qué podemos referir sobre sus comienzos musicales en La Habana?

Mauricio Vallina: Mi formación inicial en La Habana comenzó en la Villa de Guanabacoa, donde crecí. Posiblemente tanta substancia folklórica, espiritual y musical acumulada en la atmósfera de este pueblo embrujado, influyeron mucho en lo que creo que me marca fundamentalmente como artista. La música es para mí una puerta de entrada que trasciende a un mundo de sugestión y magia, donde siempre hay un mensaje de humanidad. Pero mi verdadera formación profesional comienza más tarde en el “Conservatorio Amadeo Roldán” bajo la insustituible guía de Roberto Urbay, y con la influencia capital de los desaparecidos profesores Raúl Iglesias y Silvio Rodriguez-Cárdenas.

HT: ¿Algún comentario interesante sobre su generación de pianistas cubanos?

MV: Mantengo excelentes relaciones con todos los colegas de mi generación, pero también con los precedentes y los siguientes. Tengo especial amistad con la pianista Paloma Manfugàs, a quien conocí desde los 14 años estudiando en Amadeo Roldán.

HT: ¿Cómo llega Mauricio, un pianista cubano, al Tchaikovski de Moscú?

MV: A Moscú llegué con una beca después de terminar el Conservatorio Amadeo Roldan con Diploma de Oro. Desde el 2003 el Conservatorio “Tchaikovsky” de Moscú me ha incluido en la lista oficial de alumnos eminentes, lo que figura en todos sus enlaces de internet.

HT: ¿Qué considera haya sido lo más significativo de ambos complementos en su formación académica, entre La Habana y Moscú?

MV: Considero que la sólida formación que recibí en estas dos ciudades fluyó en una línea directa, consecuente, y es la base que sustenta mi artillería de recursos especiales, refiriéndome específicamente a la paleta de colores pianísticos, a la dimensión artística del horizonte musical, a la arquitectura de las formas, pero al mismo tiempo fue una fase preliminar de mi vida. Mi formación fue muy larga y mi posterior encuentro con Zenaida Manfugás y Martha Argerich dieron un giro decisivo a mi manera de pensar, sobre todo en la concepción de la gramática musical, de la técnica y el virtuosismo. Esto, en conjunto con mis estudios en la “Fundación Internacional de Piano del Lago di Como”, donde recibí clases magistrales de grandes pianistas como Alicia de Larrocha, Fou Tsong y Bashkirov, constituyeron un detonante clave para pasar a otro nivel de pensamiento y concepción, tanto artística como pianísticamente.

HT: ¿Cuántos años haciendo carrera fuera de Cuba, y dónde se encuentra viviendo actualmente?

Mauricio Vallina
Mauricio Vallina

MV: Mi carrera comenzó en Moscú en 1990, en la antigua Unión Soviética, donde toqué en varias repúblicas y latitudes, incluso en el Polo Norte, Murmansk. En los primeros años participé en numerosos festivales europeos e incluso hice una gira de conciertos en la India. Creo que la gran carrera comienza en 1998 con mi debut en el Tonhalle de Zürich. Exceptuando África he tocado en todos los continentes y en casi todas las salas y festivales emblemáticos de Europa. Hace 15 años vivo en Bruselas, y tengo el honor de tener como vecina a esa gran mujer del Ballet Cubano, Menia Martínez.

HT: ¿Regresar para tocar en Cuba, qué emociones despierta en su persona?

MV: Mis emociones en todo lo referente a Cuba son siempre especialmente intensas. Hay públicos extraordinarios en todo el mundo, pero rara vez he encontrado un público tan cálido y generoso como el cubano.

HT: ¿Ha podido grabar con importantes disqueras internacionales?

MV: Mi primer CD comercial con EMI Classic International, fue grabado en Londres con los micrófonos de los Beatles, por el estudio Abbey Road. Otros tres discos tocando a dos pianos con Martha Argerich han sido también publicados con la misma casa discográfica, y por otras vías diversos CDs y DVDs de mis presentaciones en recitales y con orquestas, han sido igualmente distribuidos por disímiles firmas.

HT: ¿Desde el punto de vista de repertorio, qué pudiera definirle como pianista concertista?

MV: Me considero un pianista eminentemente romántico, aunque la complejidad polifónica del barroco, la frescura humorística del clasicismo, y el nervio del siglo XX me fascinan. Mi exhaustiva formación académica me permite cambiar de piel en todos y cada uno de los estilos. Por eso mi repertorio se extiende desde los clavecinistas hasta las composiciones de nuestros días, con especial énfasis en el pianismo “A la gran Manera”, y obras extraordinarias que suelen ser poco tocadas. En mi próximo concierto en el Festival de Lugano, interpretaré las eclécticas Variaciones op 25, de E. von Dohnanyi para piano y orquesta.

HT: ¿Hacer carrera en Cuba para un pianista, fundamentalmente con una proyección de concertista, ante el abundante fenómeno popular?

MV: Friedrich Gulda decía: “Todos los músicos del mundo son mis amigos”. Yo no hago divisiones en la música, son artificiales como las fronteras geográficas. Amo la música cubana, popular y clásica, con la profundidad de los kilómetros. El problema de la música clásica en toda Latinoamérica proviene del modelo cultural que heredamos de España, que por la mezcla de su fuerte raíz folclórica con la poca atención que prestaron los Reyes Españoles, exceptuando a Alfonso X “El Sabio”, a la protección de la música clásica durante tantos siglos, adolece incluso en la actualidad, del mismo malentendido-cultural. En España, incluso actualmente, sucede lo mismo. Es delicado hablar de este tema, pero muchas veces la culpa es de los mismos músicos clásicos, quienes al sentirse incomprendidos por el medio y no encontrar con quien interactuar, deciden crecer aislados como hijos únicos, y terminan sembrados en una maceta. Un gran árbol solo crece en la tierra y para eso, a pesar de todo, hay que abrir la mente.

HT: ¿Cítenos alguna experiencia que haya tenido para usted mayor trascendencia?

Mauricio Junto al Piano de F,Lizt en Viena.
Mauricio Junto al Piano de F,Lizt en Viena.

MV: Muchas han sido las experiencias y los encuentros trascendentes de mi vida… Con famosos y anónimos, en palacios y aldeas. Nunca se sabe quién va a ser el portador-inspirador de la sabiduría. Mi última experiencia trascendente ha sido el encuentro con Chucho Valdés. Un encuentro extraordinario, sincero y entrañable, cargado de admiración mutua y verdadera humildad. Él me convenció para que preparara un recital completo de música clásica cubana, y me presentó oficialmente en el Festival de Jazz de Barcelona, en Diciembre del 2014.

Precisamente ese será el segundo recital que tocaré en La Basílica el próximo 24 de junio: “Cuba Clásica”. Pretendo sea un recital deliberada y exclusivamente cubano, de la manera que siempre lo he concebido, sin ningún toque de música española. Obviamente por eso con premeditación y alevosía he excluido La Malagueña, Aragón y otras tantas piezas españolas de mi minuciosa selección. Será un homenaje reverencial a los patriarcas fundadores de la Danza Cubana del siglo XIX, y a ese mundo encantado de maravillosas melodías y elegantísimas filigranas. Este meticuloso compendium incluye casi todas las joyas del repertorio de la música clásica cubana para piano de Gottshalk, Saumell, Cervantes, Lecuona, y está especialmente coronado con una transcripción hecha por Zenaida Manfugás de la Contradanza de Cecilia Valdès, de G.Roig. Es a Zenaida Manfugás a quien debo todas las referencias interpretativas de nuestra gran música, y este programa es parte intrínseca de la memoria viva de ese gran legado que me trasmitió. “Cuba Clásica” no es otro programa de concierto, sino un mensaje muy particular de humanidad, belleza y nobleza. Un auténtico retrato del alma cubana.

HT: ¿Martha Argerich en su vida?

MV: Mucho se dice de la gran Martha Argerich, en mi caso es ante todo mi gran amiga.

Un ser con una complejidad mental extraordinaria, y una elasticidad única en los ágiles procesos de concentración-expansión, que un pianista necesita primordialmente. Es una mujer generosa, anticonformista, extravagante y ecléctica. A su lado he crecido desde 1999, y de ella he aprendido como cuando en el renacimiento los discípulos vivían con sus grandes maestros, recibiendo observaciones puntuales, viajando con ellos, viendo a toda hora lo que hacían y asistiéndoles también en todos los aspectos prácticos. Esa forma de evolucionar llamada “formación ancestral”, es muy superior a cualquier estudio universitario.

Sin su protección, sus consejos y todas las vivencias que hemos compartido, no sería hoy la misma persona. Desde 1999 tocamos también a dos pianos, he participado en su película “Conversaciones Nocturnas”, y  muchas de nuestras actuaciones en numerosos países, han sido grabadas en Radio, TV, y producciones discográficas. Nuestros últimos recitales a dos pianos, han causado verdadero furor, especialmente el recital en el Gewandhaus de Leipzig.

 

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