La Revolución granadina en el presente caribeño

por Sheyla Hirshon

HAVANA TIMES — Para algunos de nosotros, mencionar a la isla de Granada trae un sentimiento vago y visceral de malestar, como el de un trágico accidente familiar del que nunca más se ha dicho nada.

Imágenes dispersas regresan a nosotros: el “Movimiento Nueva Joya (NJM por sus siglas en inglés)”, cuyo nombre lo dice todo acerca de su promesa; Maurice Bishop, líder de la primera revolución popular de izquierda en el Caribe de habla Inglesa. Después, unos cuatro años más tarde, la angustia de presenciar a buques de guerra estadounidenses arremeter contra la pequeña Isla.

Estas iconografías se acompañan, tal vez, por la sensación de que “algo más sucedió”, aun más inquietante que las ampliamente difundidas imágenes de soldados de los Estados Unidos siendo mayoritariamente acogidos por la población nativa.

Quizás recordemos, tal vez no, que la invasión fue precedida por una división en el Partido revolucionario y una breve, pero traumática lucha, en la que el líder popular de Granada, Maurice Bishop, junto con siete de sus seguidores, fueron asesinados por sus antiguos camaradas. Menos de un mes más tarde, las “victoriosas” fuerzas estadounidenses regresaron a casa y, para todos los efectos, el mundo cerró el telón del teatro granadino.

El libro de Shalini Puri nos lleva de nuevo a ese paisaje, a esos eventos, no para explicarlos, justificarlos o empaquetarlos en un estudio académico acucioso, sino para examinar las “verdades pendientes y recuerdos inquietantes” que han quedado 32 años después. También plantea la pregunta más apremiante: ¿Cómo estos sucesos persiguen al Caribe en el presente?

Su método y visión se resume mejor por la escena en la portada del libro:

En Pearls, en el norte de la Isla, se encuentra el antiguo aeródromo que la Revolución quiso sustituir con el nuevo aeropuerto de Point Salines. En su pista de aterrizaje en ruinas descansan dos aviones, uno de Aeroflot y otro de Cubana. Han permanecido ahí durante 30 años… dejados como escombros… resistentes a la interpretación, como una especie de “mensaje; su presencia persistente es una fuerte provocación. Verlos es comprobar el residuo obstinado de la historia“. (Pág. 17)

La Revolución Granadina en el Presente Caribeño nos lleva a un viaje a través del paisaje físico, histórico, social y cultural de Granada, en busca, precisamente, de ese residuo obstinado.

Usando elementos del paisaje – “olas”, “línea divisoria”, continente “, piedra”, “archipiélago” – como metáforas y temas para cada capítulo, Puri nos regresa una y otra vez a los acontecimientos de la “Revolución (Revo)” y su desintegración violenta, para verlos cada vez bajo una luz diferente.

El libro deslumbra, provoca, nos da la vuelta y, casi a cada paso, nos confronta con algún nuevo ángulo de los acontecimientos de 1979-1983, y mucho más allá.

Recapitulando los hechos

Del inicio Puri está claro que su intención va más allá de recolectar y contar. No obstante, los primeros capítulos nos hacen reconocernos por completo con la historia inmediata de la Isla.

Maurice Bishop y una mujer de Carriacou
Maurice Bishop

Aprendemos de la transformación gradual de Eric Gairy de un campeón de la clase baja en los años 50, a un dictador mesiánico duro y corrupto en los 70; el auge del popular Movimiento Nueva Joya bajo el mandato del carismático y joven líder Maurice Bishop, un auge que hizo eco en otros tantos movimientos populares de esos tiempos; la casi incruenta captura por parte del NJM de los cuarteles de Gairy, seguido por el discurso de Bishop “Brillante nuevo amanecer“, garantizando las libertades democráticas, el respeto de la seguridad y la propiedad personal y la plena aceptación de todos los ciudadanos que pacíficamente reconozcan el nuevo gobierno.

Como en movimientos similares, estos eventos fueron seguidos por una efusión de lo mejor y más brillante del Caribe, incluyendo a muchos Cubanos, para dedicar su creatividad juvenil y la energía idealista en el proyecto de la Nueva Joya.

Este proyecto, conocido cariñosamente como “el Revo”, involucró “el replanteamiento radical de la autoridad y la cultura política, y una serie de ambiciosos compromisos económicos y transformaciones de gran alcance en los campos de la Salud, la Cultura y las Artes.” (Pág. 41)

Durante estos pocos años, la pequeña Granada asumió un papel de liderazgo en la escena mundial como protagonista de “la primera revolución de orientación socialista en el Caribe anglófono.” (Pág. 5)

Articulo relacionado: Cuba en la Revolución granadina.

Somos testigos de todo esto a través de las voces, fotografías, calipsos, extractos de obras de teatro y novelas, etc., que Puri ensambla como reliquias de los recuerdos felices de aquellos años.

Los capítulos “Fault-lines” y “Fort” nos traen de vuelta a la contracción involuntaria del estómago, cuando narra el cambio inexorable de un movimiento popular abierto a una estructura de Gobierno/ Partido cerrada.

Concentración de la Revolution. Foto: Grenada National Museum

Este cambio cobró un muy alto precio: “Cada medida leninista que hizo que el Partido fuera capaz de tomar el poder, también incrementó su tendencia a la toma de decisiones jerárquicas e incrementó la autonomía de los dirigentes, tanto de los miembros ordinarios del Partido, como de las población. “(Tomado de La Revolución del Caribe y la Teoría Revolucionaria, 1993, de Brian Meeks, como se cita en la página 65).

Finalmente, el Partido cerró en sí mismo, creyendo “que no tenía nada que aprender de nadie, más allá de su círculo más íntimo.” (Pág. 82). Con esto vino un incremento de la filosofía del militarismo, censura, detenciones arbitrarias, el miedo de ser llamado “contra”, y el error del propio Partido, confundiéndose con la Revolución.

Entonces llegó el trágico desenlace: en septiembre de 1983 hubo una división en el liderazgo del cada vez más vanguardista MNJ, seguido de una votación del Partido para establecer liderazgo conjunto.

Al negarse a acatar esta decisión, Maurice Bishop fue puesto bajo arresto domiciliario. Y, finalmente, el trauma del 19 de octubre, cuando una multitud de pueblo de jubilosos seguidores liberó a Bishop y él los llevó a Fort Rupert, por razones que nunca han sido aclaradas completamente.

Allí, él y sus seguidores fueron desarmados y luego asesinados por miembros del “Consejo Revolucionario del Pueblo”, más tarde conocido como el Granada 17. Sus cuerpos nunca fueron recuperados. El Consejo Militar Revolucionario impuso, entonces, un toque de queda de 24 horas con “orden de disparo sin previo aviso”, un decreto que aterró y alienó aún más a los residentes de la Isla.

El 19 de octubre de 1983, la noche cayó sobre Granada. Desolada. “(Pág. 97)

La forteza Rupert. Foto: The Resource Center

En el capítulo “Continente”, Puri analiza los detalles de la decisión de Ronald Reagan de poner en marcha la Operación Furia Urgente, que se vendió al público estadounidense como una maniobra para rescatar a 750 estudiantes de Medicina estadounidenses que se encontraban en Granada.

En realidad, esta representó “una oportunidad perfecta de relaciones públicas: una guerra corta, una victoria decisiva y vistosa, bajas estadounidenses mínimas y gran fanfarria” (Pág. 106). Las estadísticas que se ofrecen en la invasión hablan por sí solas:

  • Población total de Granada en 1983 -111 mil habitantes.
    • Las tropas estadounidenses en servicio activo durante la “Operación Furia Urgente -7 mil 355, con 20 mil más estacionados en alta mar.
    • Soldados estadounidenses muertos -19, de los cuales 17 fueron por accidentes o fuego amigo.
    • Cubanos asesinados – aproximadamente 24.
    • Granadinos muertos en acción -Estados Unidos se negó a revelar el número durante la guerra, las estimaciones posteriores fueron de 45 muertos y 350 heridos. (Estadísticas, Pág. 110).
La invasión. Foto: Defense National Archives

No permitían la presencia de los medios de comunicación y no se realizaron conferencias de prensa, hasta 48 horas después. Los fallos la operación serían risibles si no fuera tan trágico:

Los Estados Unidos bombardearon accidentalmente al hospital psiquiátrico de la Isla, ya que estaba cerca del objetivo militar, Fort Frederick. “Después de haber rescatado a los estudiantes de Medicina de la residencia universitaria True Blue, las tropas estadounidenses comenzaron a celebrar… solo para conocer por los propios estudiantes que quedaba un segundo grupo en el campus de la Facultad de Medicina … donde se encontraba la mayoría. “(Pág. 105) Estos fueron rescatados finalmente dos días después.

Las fuerzas estadounidenses confundieron los cuerpos caídos de 13 miembros del Ejército Popular Revolucionario con los cubanos y los enviaron a Cuba. Este país los devolvió.

Aunque la mayoría de las misiones de las Fuerzas Especiales terminó en tragedia o en fracaso, nunca nadie fue despedido o disciplinado. En su lugar, unas 19 mil 600 medallas fueron entregadas por Furia Urgente.

Monumento a los 19 soldados estadounidenses muertos en  la Operación Urgent Fury.

A pesar de esto, “en las más de 40 ocasiones, desde 1898, que los Estados Unidos han intervenido con una acción militar directa y abierta en el Caribe y en América Latina, rara vez han contado con el apoyo inequívoco de la mayoría de la población local; en Granada, lo tuvieron. “(Pág. 99)

Confundida, temerosa, desconsolada, la población vio la invasión de los Estados Unidos como su liberación del Consejo Militar Revolucionario, que había asumido el poder y asesinado a su líder popular.

La nación del norte fue muy cuidadosa de hacer el mejor uso de su ventaja cuando abandonó la Isla, dejó atrás a 100 miembros de la Unidad de Operaciones Psicológicas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (PSYOP) para escribir la historia, de cómo Granada se liberó de Cuba y de los comunistas, en los libros de historietas, textos y en los monumentos de piedra, comenzando con la sustitución de “Radio Free Grenada” por Spice Island Radio”, que poco después de la invasión comenzó a poner a los Beach Boys.

Recuerdos inquietantes permanecen

Estos eventos se podrían ver de muchas maneras: como una amarga lección para la izquierda, como una tragedia para los que invirtieron lo mejor de sí mismos, como una condena o un desafío. Sin embargo, claramente, enjuiciar no es la intención de la autora.

Este libro no es una historia de la Revolución granadina. Es una meditación sobre la memoria. “(Pág. 12)

Avión cubano en Pearls, Granada, reliquia de la Revolución granadina.

En los capítulos siguientes, Puri aborda las muchas maneras, coreografiadas y espontáneas, en las que estos recuerdos invaden a Granada. Igualmente, examina los monumentos, erigidos en su mayoría por los Estados Unidos, para rendir homenaje a sus propios soldados caídos, y el más reciente cambio de nombre de la autopista y del aeropuerto por el de Maurice Bishop.

Ella encuentra otros recuerdos a los que llama “volcánicos” -“involuntarios e inquietos… no autorizados, no exorcizados ni limpiados… latentes y potencialmente explosivos.” (Pág. 151.)

Estas evocaciones se encuentran en las voces de las personas entrevistadas, en los periódicos, en los calipsos, las pinturas, los dibujos, las fotografías, los poemas y las narraciones. Ella se traslada más allá de Granada para examinar los “profundos vínculos regionales” en el Caribe y cómo los acontecimientos ocurridos en la Isla afectaron y seguirán afectando a toda la región.

En los últimos capítulos nos movemos un poco más a la época actual. La autora ve el catastrófico huracán Iván de 2005 como un catalizador que remueve los viejos y agitados recuerdos, al resonar en la devastación política de octubre de 1983 con un desastre puramente natural.

Echamos un vistazo a las experiencias de la prisión del grupo de los 17 de Granada y su eventual liberación en el 2009. En ese momento muchos habían contribuido con sus Memorias y muchos otros habían renunciado al marxismo y aceptaron a la religión. Por otra parte, la experiencia de la cárcel los puso en contacto y una cierta solidaridad con algunos que ellos mismos habían encarcelado.

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación ha producido dos volúmenes, de varios cientos de páginas del informe oficial. Nadia Bishop, hija de Maurice Bishop, pronunció su perdón incondicional en 2008, y hoy en día “la mayoría de los granadinos enfrentan cuestiones de ética y de perdón… en el registro de… la vida diaria -por ejemplo, cuando ellos deciden… si deben invitar o no, a la boda de un familiar, a alguien con una posición diferente a la de ellos”. (Pág. 265).

Busto de Maurice Bishop en el cementerio de Fort George.

Queda por ver si el 50 por ciento de los menores de 30, a quienes Puri llama la “generación pos memoria” algún día querrá escuchar esta historia -que no forma parte de su plan de estudios de la escuela secundaria formal- y si es así, ¿qué harán con eso?

El capítulo final, “Estrecho”, lleva a la escritora lo más cerca que ella puede llegar a un resumen y a una declaración personal directa:

Como una extraña y una recién llegada a Granada, capto la carga del 19 de octubre de 1983 solo en parte… a través de la imaginación y la analogía, de las solidaridades distantes y de las amistades cercanas. Desde esas posiciones he tratado de mirar la variedad de formas en que el pueblo granadino y los del Caribe han recordado a la Revolución y han lamentado. Me inspiro en los que han encontrado maneras de que sus recuerdos y sus penas los lancen a la acción, los arrastren hacia Granada en lugar de alejarlos de ella… Tanto para reconocer la responsabilidad de cada cual, como para no estar paralizado por ella: ese es uno de los muchos canales por los que la izquierda tiene que navegar con relación a la Isla“.

Banquete de nuevas perspectivas

Como lectora, con poco conocimiento del Caribe, pero con una implicación personal apasionada en los eventos generales de la época, encontré este libro extraordinario. Está impregnado del conocimiento exhaustivo de Puri sobre la Isla: su música, personalidades, historia, arte, literatura, tradiciones, política y vínculos regionales.

Su lenguaje encuentra un terreno novedoso donde el académico se mezcla con lo poético y la autora muestra una rara habilidad para interpretar el microcosmo y encontrar allí los elementos que nos unen, llevándonos de regreso una y otra vez a los hechos clave, en cada ocasión con nueva profundidad de entendimiento.

Kiosko por una carretera. Maurice Bishop en un mural pan-africanista.

El texto es rico en investigación, pero desafía las estructuras tradicionales y ordenadas de la prosa académica, renunciando a las conclusiones sentidas a favor de hacer preguntas, infinidades de preguntas:

“¿Cómo vive la gente con profundos desacuerdos?” ¿Cómo recuerdan, aprecian y se protegen del pasado? “(Pág. 24) “Teniendo en cuenta el poder y el antagonismo del capitalismo global y las fuerzas de derecha, ¿cómo la Izquierda puede democratizar sus procesos internos, la sociedad civil y el Estado? “(Pág. 256)

Hubo innumerables momentos en los que me encontré dentro de alguna parte del texto, reflexionando sobre una nueva imagen, idea o cuestión planteada. Incluso, mientras escribo esta crítica, cada vez que tengo cerca el botón de “enviar”, un nuevo pensamiento o perspectiva flota en mi mente y siento la necesidad de reexaminar lo escrito para asegurarme de que lo he reflejado con precisión.

En cuanto a los inconvenientes, hubiera querido ver reflejado los rostros y colores de la Granada actual, cuyos pueblos y ciudades nos queda a la imaginación. Tampoco pude ver los lugares y voces de la nueva generación granadina que se mencionan, pero no son citados.

En un punto menos importante, en momentos el escrutinio detallado de obras de arte y de la literatura parece excesivo y algo frustrante, porque solo podemos ver pequeñas reproducciones en blanco y negro de las imágenes, nunca escucharemos los calipsos, y las novelas no están fácilmente disponibles fuera de la región.

Estas, sin embargo, son preocupaciones insignificantes. En sentido general, me quito el sombrero ante Shalini Puri, por su conocimiento de la Isla y de su gente, su preocupación moral de los hechos contra la verdad y su disposición para plantear preguntas difíciles.

Si usted está buscando un libro que refuerce las ideas tradicionales de la izquierda, que ofrezca el habitual reparto de héroes y villanos o uno que responda perfectamente a todas las preguntas, este no es para usted.

No obstante, si como yo, usted está repleto de imágenes de los fecundos movimientos revolucionarios que terminaron en decepción o en tragedia, dejando la pregunta: “¿Qué se quedó de tanta energía y compromiso?” entonces esta obra le ofrecerá un banquete de nuevas perspectivas para reflexionar.


Shalini Puri es profesora de inglés en la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos. Su libro anterior, El Caribe postcolonial, ganó el Premio Gordon y Sybil Lewis 2005 de Estudios del Caribe. La Revolución granadina en el presente caribeño fue publicado en 2014 por Palgrave Macmillan, 175 Quinta Avenida, Nueva York. NY 10010. En el momento, se encuentra únicamente en Inglés.

10 thoughts on “La Revolución granadina en el presente caribeño

  • Esta bien interesante este texto. Me hubiera gustado q contara como las personas hoy en Granada recuerdan aquello.

  • En este artículo aparece: “Cubanos asesinados – aproximadamente 24”. ¿Y cuántos cubanos murieron en combate? ¿Y los últimos cuatro cubanos que se inmolaron abrazados a la bandera, como bien narró aquel día Manolo Ortega en la radio cubana? Recuerdo el ataque de histeria colectiva que sufrieron las mujeres que había en mi trabajo al oir aquella noticia. La verdad es la primera baja que ocurre al comenzar una guerra.

  • Tampoco describe la cara de molestia de el comandante cuando tel pobre Tórtolo se bajo del avión y dijo
    “Misión cumplida”
    Todos los “combatientes se veían bajando con ventiladores y maletas llenas de objetos de consumo capitalista!
    Supongo que la cara de molestia del comandante fue por que por esa ves pudimos simplemente ver que la televisión cubana mentía. No se inmolo nadie pegado a ninguna bandera! Y todos llegaron cargados de esos artículos que no teníamos acceso en Cuba.
    Me pregunto que paso con el pobre Tórtolo? Nunca mas escuche hablar del. Lo desaparecieron del mapa.

  • Vivi los sucesos de finales de 1983 desde de Cuba y despues tuve la oportunidad de trabajar en la UNECA en Varadero en 1988 con algunos de los constructores que estaban alli cuando la invasion americana, a ellos el gobierno cubano los sacrifico, los guió hacia un matadero, ellos eran simple constructores – civiles – algunos hasta viejos- que los mandaron a pelear con la 82 division de despliegue rapido, posiblemente las tropas mejor entrenadas en el mundo entero en ese momento, los cubanos tiraron primeros, cuando los paracaidistas estaban descendiendo en la pista, los americanos no trataron mal a los cubanos, los caribeños que vinieron despues que los americanos si lo hicieron, ni que decir de la noticia de la inmolacion con la bandera de los ultimos que quedaban.

  • Granada en 1983 es la historia de un suicidio. El Movimiento de la Nueva Joya pudo hacer sido la posibilidad de un futuro diferente para el minúsculo país y, en su lugar, devino una puñalada autoasestada en sus esperanzas de cambio. Y el halcón de Reagan no hizo más que aprovechar aquella circunstancia que los revolucionarios granadinos le sirvieron en bandeja de plata. Todo lo demás, presencia cubana incluida, es secundario.

  • ¿Un “futuro diferente”? ¿Cuál, el de Cuba? Ay, Isidro, deja esa trova, que la presencia cubana allí era cualquier cosa menos “secundaria”. No me digas que el gobierno cubano mandó gente allá nada más que para repartir caramelos. Lo que se formó allí fue, precisamente porque los granadinos no aceptaron tener una dictadura unipartidista estilo la que todos conocemos. Y, con o sin invasión americana, sacársela de arriba fue lo mejor que les pasó.

  • Castro apoyó públicamente a los asesinos de M. Bishop, maquillando el incidente como un “error”, pero también como un “asunto interno” de esa islita, a la que irónicamente Bishop y su pandilla homicida intentaron convertirla en un satélite de Moscú, además en un portaviones, pues las dimensiones del aeropuerto que construían los mercenarios cubanos (civiles extranjeros armados, paramilitares) no se correspondían con las necesidades del turismo y el poco comercio de esa minúscula nación, pero sí para usarla coomo base militar para repostar aeronaves militares cubanas y soviéticas.

    Reagan hizo lo correcto y necesario… y Granada tuvo la suerte que no tuvimos los cubanos.

  • Jorgealejandro:

    Si te empeñas en ver la realidad geopolítica latinoamericana y caribeña con el mismo lente que lo hizo Reagan, al negarle primero asistencia a Maurice Bishop, cuando éste fue a Washington a solicitarla, y luego ordenar la invasión a Granada, claro que identificarás el tema como simple “trova”. Pero te invito que te despojes de los espejuelos “anticastristas” por un momento y trates de ver más allá.

    Las revoluciones en esta región han ocurrido desde antes de que hubiera revolución o socialismo en Cuba. ¿O también vas a decir que Pancho Villa, Augusto César Sandino y Farabundo Martí, por citar algunos casos previos, recurrieron a la lucha porque los incitó Fidel Castro?

    Sería bueno recordarte cuánto se opuso Bernard Coard a los viajes de Maurice Bishop a EE.UU., cuando el entonces líder de la Nueva Joya fue en busca de una postura conciliatoria con Washington, que además, nunca frutificó por la consabida reticencia de los halcones en el Norte, espantados por todo lo que les huela a cambio radical de las estructuras económicas y sociales que ellos mismos ayudaron a crear y consolidar.

    Yo no puedo hablar aquí a nombre de los garanadinos, pero entiendo que un buen número de ellos dejaron bien en claro lo que querían (o no) cuando se arriesgaron a morir en el intento por liberar a Bishop de la prisión en que lo habían encerrado Coard y sus acólitos, poco antes de la invasión de EE.UU.

  • isidro:
    Lo tengo que ver con “los espejuelos “anticastristas” , porque el que estaba metido de lleno allí no era Pancho Villa, ni Farabundo Martí, ni Sandino, sino FC y pandilla. Y que la intención no era inocente, me lo confirma el que mandara a inmolarse a constructores civiles que no tenían que tirar allí ni una trompetilla. ¿Por qué tenían que morir allí, peleando por Bishop? vamos, Isidro, que tú tendrás muchas buenas cualidades, pero la ingenuidad me parece que no es la más destacada.

  • Jorgealejandro:

    No sé si te percatas de que mi intención es invitarte a mirar el panorama más amplio (the bigger picture). Con o sin Cuba habría habido revoluciones en esta área. Con o sin Cuba EE.UU, habría ejercido similares patrones de conducta. Aquella época estuvo marcada por la Guerra Fría y la correlación de fuerzas mundial favorable a las políticas de fuerza estadounidenses. Tanto Granada como Nicaragua en distintos momentos hicieron algún amago de fumar la pipa de la paz con Washington, pero los halcones allí no tenían la menor intención de hacerles concesiones, considerándolos meros peones de La Habana y Moscú, a lo que se sumó la total indisposición norteña a considerar buenas relaciones con regímenes que no acataran a pie juntillas lo que dictaba la Casa Blanca. No olvides que Reagan hizo de la cruzada anticomunista mundial su razón de ser, y en ese saco metía a todo el que no se doblegaba.

    Muestra de cuánto ha cambiado el mundo es que hoy media América Latina está regida por la izquierda (por gobiernos que en años de la Guerra Fría habrían estado sometidos a bombardeo constante desde el Norte) y en Washington tienen que adaptarse a eso.

    En fin, vayamos a las esencias.

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