La Des-Humanización en El Secadero, cortometraje de ficción en la Muestra Joven

Por Lynn Cruz

HAVANA TIMES – José Luis Aparicio, egresado en la especialidad de dirección de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisual FAMCA, pudo haberse graduado con El Secadero, su propuesta de tesis, solo que este cineasta bisoño decidió correr riesgo.

Por supuesto, un tema tan atrevido es impensable sea asimilado por los funcionarios, burócratas y directivos que pululan en las instituciones en Cuba, mucho menos en medio de un panorama político tan convulso que hace tambalearse a la denominada izquierda latinoamericana, dada la crisis que padece el pueblo venezolano.

El Secadero, (cortometraje inspirado en  el cuento La Máquina del novelista cubano  Jorge Enrique Lage) no se puso en la FAMCA, porque muestra la relación de trabajo entre dos policías que se alejan de los estereotipos de los programas televisivos como Tras la Huella, UNO, y antes Día y Noche.

Lo particular en el caso de Aparicio (más saludable para el cine cubano) tal vez tenga su germen en que su casa productora no es ni las Fuerzas Armadas Revolucionarias, ni el Ministerio del Interior, quienes sí financian los seriados, audiovisuales, relacionados con el tema. Aparicio apostó por hacer un crowdfunding en la plataforma verkami, muy popular entre los cineastas del patio.

En esta película hay dos fuerzas que se enfrentan, que nos hace humanos y qué no. Por un lado, los personajes, dos policías, emplean métodos de tortura, violencia, se corrompen al tomar la justicia por sus propias manos, en medio del caos y el abandono. En un ambiente de impunidad, desesperanza, carencias, crisis, como fueron los años noventa, tras la caída del antiguo campo socialista.

El protagonista, Mario, a quien da vida el actor Eduardo Martínez, conocido por su rol principal en el filme Santa y Andrés del director Carlos Lechuga, expresa su humanidad en el amor que le profesa a una prostituta, que encarna la actriz Mónica Molinet.  Estos dos mundos se reencuentran en los márgenes.

No es extraño el desamparo que padecen, estos agentes de la ley, frente a los restos de un colega que ha sido descuartizado. Llama la atención la crudeza con que Aparicio expone esa orfandad que sufren los personajes, acostumbrados a recibir órdenes, en un momento en que estos llaman al puesto de mando, y ni siquiera les pueden enviar a los peritos de medicina legal para que investiguen. La respuesta es que los autos están rotos.

En esa misma escena, otro momento de especial crueldad, que recuerda a Twin Peaks, serie dirigida por el director estadounidense David Lynch que comenzó a rodarse, justamente en la misma época donde transcurre la acción de El Secadero. Uno de los policías, interpretado por el actor Raúl Capote, quien le imprime vis cómica a su personaje, comienza a probarse la gorra que sustrajo de la cabeza de su colega muerto.

Según el propio Aparicio, durante las preguntas y respuestas después de la proyección, con relación a la forma, se propuso hacer una película de género, pero desde su propia visión. No quería emular a ningún filme en específico. Citas, homenajes al cine negro, al desaparecido poeta cubano Juan Carlos Flores, desde una perspectiva muy personal caracterizan a El Secadero.

Tal vez se extrañan los claros oscuros en la fotografía, que resalten la ambigüedad moral de los personajes y contribuyan a crear una atmósfera de mayor misterio respecto a ellos. Por otra parte, la dramaturgia pudo arrojar más luces en torno al triángulo Mario-prostituta y dirigente (Actuación especial del actor Aramís Delgado).

Los interesados en ver la película, aun tendrán la oportunidad de hacerlo este viernes a las 7:30 pm en el Cineclub Festival y a las 8:00  pm en el Cine Chaplin de la capital, entre las propuestas que sobresalen en competencia, en la nueva edición de la Muestra Joven ICAIC.