La cantante de jazz Zule Guerra quiere ser profeta en su tierra

Por Yeniela Cedeño

Zule Guerra

HAVANA TIMES — A Zule Guerra  la conocí por primera vez en una de mis esporádicas visitas a la Fábrica de Arte (FAC). La idea de entrevistarla fue lo primero que pasó por mi cabeza mientras la escuchaba. El proyecto persistió en mi mente, incluso cuando se truncara durante el pasado Festival de Jazz Plaza. Mi interés se basó en tres aspectos específicos: mujer, cantante de jazz y al frente de su proyecto, en otras palabras, cómo lo hizo.

Meses después nos dimos cita en el Jazz Café, momentos antes de su presentación. Y aunque podría haber comenzado vendiéndola con frases rimbombantes como: “Es lo mejor que le ha pasado al jazz cubano en los últimos tiempos” o citando cada uno de sus premios, opto por remitirme a su peculiar “padecimiento”: esa necesidad de cantar, energía que la impulsa a componer, pensar en la música y en su trabajo, el cual –me dice– “es una felicidad”.

HT: Quiero iniciar con una pregunta que también le realicé a otra cantante de jazz Daymé Arocena. El músico español Paco de Lucía expresó en un momento: “Una carrera musical no se hace ni por dinero ni por fama”. ¿Por qué la hace Zule Guerra?

Zule Guerra: Hago música para quien la quiera escuchar. Es una serie de inquietudes que tengo desde hace tiempo, de necesidad de componer canciones, arreglos…y quizás escogí la más difícil, pues hay muy pocas cantantes de jazz en Cuba. No te voy a decir que lo hago por amor −me suena hasta un poco cursi−, es por necesidad y, aunque no provengo del mundo académico de la música, es una felicidad.

HT: ¿Esa necesidad te hizo dejar atrás la bioquímica?

ZG: Me gusta la bioquímica, muchísimo, y la disfruté, pero lamentablemente tuve que decidirme por una de las dos, pues no tenía tiempo para ambas. Estudié piano cuando estuve en la Escuela Elemental de Arte Alejandro García Caturla y luego tuve la oportunidad de una vida universitaria en las ciencias y no en la música. Entonces sí fue esa necesidad de cantar y de componer mis canciones. Todo lo que me está pasando es una novedad, una maravilla y lo estoy disfrutando en grande.

HT: NuJazz es la mezcla del lenguaje jazzístico con diversos géneros: ¿por qué elegiste esa vertiente?

ZG: En un inicio los arreglos estaban basados más en la fusión de géneros como el funk, R&B, un poco de trova, del filin, con mis composiciones siempre insertadas y en el camino se agregaron otros compositores. Los instrumentistas que trabajaban conmigo aportaban nuevas informaciones musicales, sonoridades jazzísticas, por decirlo de alguna manera, que sumado a las improvisaciones dieron un cierto toque.

Tenía un background de jazz en mi mente porque toda la vida lo he disfrutado. Soy asidua a los Jazz Plaza, JoJazz, eventos y todo lo relacionado a la buena música. Entonces nos decidimos por el jazz. No me interesa el jazz clásico o mal llamado elitista. Para mí no es aburrido en ninguna de sus vertientes, pero con la inquietud de las nuevas sonoridades busqué información sobre lo que estoy haciendo.

Sí, es fusión, pero además incorporando música electrónica con mucha participación de la voz como un instrumento más y experimentando dentro del ambiente jazzístico. Resulta que era nujazz, o sea, no fue un género que inventé. Decidí irme por ese camino que surgió al azar, de poco a poco buscar sonoridades. Esto es lo que realmente quiero hacer, lo que hago y me gusta.

Zule Guerra

Alguna vez alguien me dijo que uno hace cinco canciones y de ellas una que te marca y comienzas a trabajarla. Quizás eso me sucedió, no con una, sino con varias, que fui agregando a mi repertorio hasta componer mi primer disco.

HT: Cuando ganaste el JoJazz en el 2013 se te catalogó como novísima voz, premiada en el Festival Internacional de las Artes Baltic Stagey. Ahora tu fonograma Blues de Habana fue nominado en la categoría de Jazz y premiado en el apartado de Ópera Prima en el finalizado Cubadisco. ¿Qué sabor te han dejado esos premios?

ZG: Estoy contenta, por supuesto; es un reconocimiento al trabajo, el esfuerzo y significa que vas por buen camino. Nosotros trabajamos para hacer música y no para ganar premios. Si se reconoce: ¡bienvenido sea! Siempre me ha gustado imponerme retos, participar en festivales, fundamentalmente por lo que me pudiera dejar de experiencia y estoy agradecida por las distinciones que nos han otorgado.

Pienso que el mayor premio es el que puede darnos el público, que le guste tu música, canten tus canciones, que digan: “¡Qué bonito tu trabajo, lo vi en la televisión y me gustó!”. Ese es el premio,  incluso si no hubiera ganado estaría feliz, porque he trabajado con varios intérpretes con los cuales tenía deseos de colaborar: Yasek Manzano y Rolando Luna, por ejemplo. Te estoy hablando de los más jóvenes a quienes me une la constancia y la afinidad musical de crecer como artistas.

Los premios, además, me han dado la oportunidad de conocer a otras figuras que desde niña me han gustado, como el maestro Bobby Carcassés y César López. También son puertas que te abren y compromisos que te crean, porque no puedes bajar la calidad, marcas un sello, un umbral y debes de continuar trabajando, evolucionando y eso es lo que pienso hacer.

HT: El jazz cubano es un mundo de hombres. ¿Cómo ha sido tu inclusión y qué piensas sobre la mujer jazzista en Cuba?

ZG: Mira, en un inicio me fue bastante difícil. En la Isla existe poco conocimiento del género, no es  popular,  sin embargo hay un gran panorama jazzístico donde existe un sector específico que le gusta y lo conoce. Por lo tanto, la información que llega es escasa y cuando a las cantantes nos invitan es para un estándar, una canción y quedamos solamente como invitadas de un instrumentista virtuoso.

También pienso que en parte es culpa nuestra, porque, por ejemplo, me fue difícil, pero poco a poco fui demostrando mi capacidad. Lo mismo sucedió con otras, la misma Daymé Arocena por sus habilidades como cantante la invitan para que haga su trabajo. Es parte y parte: falta de información en sentido general y culpa nuestra porque no nos imponemos retos. Cuando llegas con un proyecto a los espacios de jazz esperan el virtuosismo y: ¡¿quién dijo que las cantantes no podemos serlo?! El romper barreras y clichés fue arduo.

Una vez que se logra, todo es posible. Hay mujeres en el jazz cubano de las que estoy orgullosísima: Yissy García, muy buena baterista; DayméArocena, una cantante espectacular y me encanta trabajar con ella; Mary Paz y Leyanis Valdés, pianista increíble, que me llena de buen sabor conocerlas desenvolviendo sus proyectos como líderes de banda. También están las veteranas: la maestra Bellita y vocalistas como Bobby Carcassés, que me ha ayudado muchísimo. Las mujeres han dado su sí en el género y me parece muy bien.

HT: Proyectos futuros…

ZG: Ya estoy trabajando en mi segundo disco. Tengo la idea bien clara de lanzarme mucho más como compositora. En Blues de Habana hay cuatro temas de mi autoría, pero en este segundo disco quiero hacerlo solamente con temas originales. La producción corre a cargo de Emilio Martini. Ya está listo el primer sencillo, se titula Sweet & big orange hope y estamos inmersos en el videoclip.

Zule Guerra en concierto.

HT: Por último, ¿quién es Zule Guerra?

ZG: Soy una persona muy sencilla, como te habrás dado cuenta. Digo las cosas como las pienso, lo cual me ha traído algunos problemas. Me gusta vivir en armonía constante. Zuleimi Guerra Montanéno es complicada. Tengo muchas ideas, deseos de hacer y aspiraciones dentro de mi país. Uno siempre quiere ser profeta en su tierra.

Bobby Carcassés me dijo: “Me gusta mucho tu trabajo, pero debes de tener cuidado de que siempre la música cubana se sienta presente y defender el legado que te ha dejado”. Lo estoy haciendo, pero desde mi propio punto de vista. Disfruto del latinjazz, que es una construcción musical de un momento determinado, donde grandes maestros lo desarrollaron. Ahora se han incorporado nuevas ideas, sonoridades e influencias y es nuestro deber retomar de la vieja escuela y crear nuestro propio camino, sin dejar de mostrar el trabajo de la música cubana. Por eso  siempre trato de cantar en español y de defender la canción.

La noche acababa para mí y comenzaba para Zule y su grupo. Creo personalmente que ser profeta en tu tierra es una tarea de titanes… y espero que Zule Guerra pueda lograrlo.