Hasta Santiago a pie…

Cornetero de la conga.

Guía: Oye mira que va a llover
Coro: Hasta Santiago a pie….
Guía: Arrollando tú va a coger….
Coro: Hasta Santiago a pie….
Guía: ¡Ay mamita que rico es….!
Coro: Hasta Santiago a pie…. /

Por Dariela Aquique

HAVANA TIMES, 8 julio — Así dice el estribillo de uno de los más sonados cantos de las congas santiagueras. Llega julio el mes de las fiestas y el jolgorio. Están ya próximos los carnavales y se respira en la tierra caliente el ambiente de parranda y bullicio.

Algunas calles antológicas se adornan con sus kioscos de vistosos colores, grandes carteles y dibujos alegóricos a la gran bachata son construidos por los entusiastas pobladores del oriente de la isla, preparando su más grande festejo anual.

Alegría de las congas.

La céntrica avenida de Garzón será el escenario de los desfiles de paseos y comparsas*, que llevarán sus enormes filas de bailarines y figurantes ejecutando sus coreografías que vistiendo sus disfraces y atuendos engalanados con lentejuelas y canutillos exhibirán diseños sorprendentes.

Las confluencias de cuatro esquinas ostentarán sus imponentes tótems. Altas horas de la noche ocupan a los fabricantes de las atrayentes carrozas. Pero toda esta euforia no es nada comparada con la capacidad de convocatoria y exaltación que provoca en cualquier santiaguero las congas. Ese baile popular y colectivo de origen africano, que se baila al ritmo de tambores y conforma largas filas de manera espontánea.

Arrollando.

El 24 de junio, día de San Juan y el 29, día de San Pedro, salen las congas a las calles. Encabeza la gran caravana un pendonero que hace evoluciones con una enorme bandera blanca. Desde muy lejos puede escucharse el inconfundible sonido de la corneta china que preludia el toque de campanas y tambores.

Una multitud de todas las edades y las razas se compacta en las calles y hacen el recorrido habitual de cada conga por barriada. El frenético toque de sus instrumentos, percutidos con los dedos y las palmas de las manos, hará que no quede nadie sin asomarse a las ventanas, balcones o portales o que cualquiera deje abierta su casa al descuido y no aguante la tentación de arrollar dos o tres cuadras.

Congas en Santiago de Cuba.

Ese paso de baile caminando, único y cadencioso se llama arrollar. El calor sofocante de mi tierra hace que el sudor ruede ombligo abajo para que el baño sea obligado al regreso de la conga. Sudorosos pero alegres así los santiagueros al golpe de requinto y de bocú**, improvisan tonadas que aluden a la situación social o los personajes de la telenovela del momento.

Ni en los más crudos días del periodo especial dejaron de salir. Hastiados y hambrientos cantaron y bailaron los congueros. Hasta la Revolución es deudora del espíritu de fiesta de Santiago, en medio de los carnavales se asaltó el Moncada. Los más notables mártires locales bailaron en el Paseo La Placita***.

Duo de trompetas chinas.

La herencia del Corpus Cristi****, es una tradición que todos aman. Los agentes cuidadores del orden se agrupan, porque aquí confluyen marginales y recatados, hombres y mujeres, ancianos y niños.

En las congas no hay diferencias, hay un solo ritmo y un canto plural. Así todos los años por algunos días parecemos todos iguales y felices. Respondiéndoles a coro el estribillo al guía: / Hasta Santiago a pie… /

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* Agrupaciones aficionadas que con bailes y coreografías, por barriadas o instituciones compiten por los premios del carnaval
** Tipos de tambores exclusivos para los toques de congas
*** El paseo históricamente más popular y ganador de las competencias de los carnavales santiagueros
**** Antiguos desfiles religiosos de los primeros cabildos de la isla, que daban un día de asueto a los esclavos y les permitían después de la procesiones, cantar y bailar con sus tambores y que es considerado el antecesor de los carnavales.

Dariela Aquique

Dariela Aquique: Recuerdo mis años de estudiante como Bachiller, aquella profe que interrumpía la lectura de obras y con histrionismo sorprendente hablaba de las posibilidades reales de conocer más la verdad de un país por sus escritores, que por crónicas históricas. De ahí mi pasión por las letras, tuve excelentes profesores (claro, no eran los tiempos de maestros emergentes) y la improvisación y el no dominio de la materia quedaban descartadas. Con humildes pretensiones y la palabra de coartada quiero contribuir a mostrar la verdad de mi país, donde la realidad siempre supera a la ficción, pero donde un estilo novelesco envuelve su existencia.

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