¡Gracias, juglar! Recordando el poeta cubano Luis Carbonell

Dariela Aquique

Con Luis CarbonellHAVANA TIMES — Hay ciertos posts que no me gustaría tener que escribirlos, pero me toca. Me pertenece nuevamente hablar de otro artista cubano que ya no está en el mundo de los vivos. Esta vez se trata de un maestro, de un artífice de nuestra cultura, de un rapsoda.

Falleció Luis Carbonell, el acuarelista de la poesía antillana, epíteto que lo identificaba. Con noventa años aún nos sorprendía, cuando pese a su voz temblorosa, lograba modular de manera magistral, decir como nadie una poesía, con una dicción como pocos pueden alcanzar.

Hace poco menos de diez años, cuando todavía andaba yo en el mundo de las tablas y las bambalinas, me tocó asistir la dirección de una gala en un Festival de la Cultura Caribeña; allí tuve el inmenso placer de conocerle.

Todo el tiempo mostró una sencillez que me admiraba. Llegó de los primeros, preguntó con humildad cuándo le tocaba pasar la letra y cuál era el orden del guión.

Yo no podía disimular lo honrada que me sentía al compartir con él labores de escenario. Me trató todo el tiempo con cordialidad. Durante el receso del ensayo, me contó anécdotas de su carrera.

A la hora de cita, fue también de los primeros en llegar, en ir a vestuario y a maquillarse. Después, durante 30 minutos hizo ejercicios de articulación y repasó el texto con la disciplina que debe tener un principiante. Quedé impresionada con su profesionalismo.

Unos minutos antes de salir a escena accedió con gentileza a hacerse una foto conmigo, la que guardo con sincero aprecio. Al final del espectáculo se despidió de mí con un beso y la frase: encantado de conocerla, coterránea.

Hoy cuando supe de la noticia de su muerte, lamenté que perdiéramos a otro de los grandes de la cultura nacional. Busqué la foto que nos hicimos juntos, y pensé que ese santiaguero de La Habana, ese cubano del mundo, ese latinoamericano universal que nació con el don de dibujar las palabras, de sacar música y colores de ellas, nos legó su arsenal de estampas y poesías.

El pianista, declamador, repertorista y narrador, el histrión de la lírica se queda entre nosotros para siempre con La negra Fuló. Con los textos de Aquiles Nazoa, que como nadie interpretó. Con los patakines de Lidia Cabrera. Con La Rumba de José Zacarías Tallet. Con los poemas de Nicolás Guillén. O con las inolvidables sátiras del Niño Valdés y Tu abuela dónde está.

Será un regalo volver a ver y a escuchar sus actuaciones. Gracias, juglar.

2 thoughts on “¡Gracias, juglar! Recordando el poeta cubano Luis Carbonell

  • Tuve el privilegio de conversar con él toda una tarde. Además de ser el mejor declamador de Hispannoamérica, y uno de los mejores del idioma, era un músico excepcional que formó a no pocos cantantes populares cubanos. Su cultura musical era enciclopédica.

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