Elvira, detrás del telón del festival de cine

By Irina Echarry, photos: Caridad

HAVANA TIMES, 22 de Nov. — Cerca del comienzo del 31 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (Dec. 3-13), nos adentramos en la vida de una de las responsables de que en cada cine se proyecte una película distinta.

Uno de los departamentos de La Casa del Festival sirvió de local para conversar con Elvira Rossell, una apasionada del cine.  Entre dvds y cassettes de videos transcurrió la charla animada donde nos enteramos de su dedicación al séptimo arte, una entrega  útil, que deriva en satisfacción colectiva.

¿Cómo y cuándo llegas a la Casa del Festival?

Desde el décimo Festival trabajaba indirectamente para este evento.  Lo que solo en tiempo de Festival.  Luego tuve la oportunidad de incorporarme a la institución a tiempo completo.  Desde el año 2002  tengo que ver más con su programación, su coordinación.  Veo el Festival desde que nace, cuando llegan las primeras películas, los primeros materiales.  Trabajo como programadora.

Cuando pasa el mes de diciembre y se va el Festival, mi objetivo es atender la Mediateca, un proyecto que aún no está funcionando a plenitud, pero se está intentado.

¿En qué consiste el proyecto?

Intentamos  tener una biblioteca, una hemeroteca,  una videoteca sobre el Festival.  Agrupando toda la información posible de lo que viene al evento.  La gente envían sus trabajos, se aceptan o no y ahora quedarán registrados en la hemeroteca, igual pasa con la música, o con las fotos y los libros.  Pienso que podemos ser la mejor institución cultural que tenga a su cargo todo el audiovisual latinoamericano.

¿Qué le falta?

No está a servicio aún porque estamos digitalizando la videoteca, hay muchos materiales en soportes que ya no se usan, lo pasamos todo a DVD, de manera que el acceso sea más fácil para los cineastas, los estudiantes.  La idea es esa, dar un buen servicio a todos los amantes del cine, a los especialistas.

¿Quién tendría acceso a esta Mediateca?

Se pretende poner dos o tres computadoras con bases de datos donde cualquier interesado (sea especialista o no), pueda venir y buscar información sobre algún director o una película en específico.  También podremos grabar siempre que tengamos los derechos para  divulgar la obra.

Ya falta poco, tenemos obstáculos porque las limitaciones económicas nos afectan a todos. Hay que hacerlo  poco a poco.  Faltan las mesas y las computadoras, ya tenemos el aire acondicionado y la base de datos, ya eso es algo.

¿Imagino que no todo sean obstáculos, ¿qué satisfacciones has experimentado durante estos años?

A mi me gusta mucho el cine.  Todo lo que gire alrededor de él para mí es bueno.  Desde los años 80 estoy vinculada al ICAIC, comencé como mecanógrafa en la distribuidora de películas y luego fui optando por otras plazas.  Dos años antes de entrar aquí era la directora del archivo del ICAIC, y me sentía muy bien, lo que tenía poco tiempo porque mi cargo de dirigente impedía que la parte de investigadora saliera a flote.  Ahora estoy muy contenta, tengo joyas del cine latinoamericano que nadie se imagina.  Aquí estoy como especialista y espero en algún momento dedicarme a hacer cosas más personales.

En este puesto ¿conoces a personalidades del cine o es un trabajo más anónimo?

Por suerte es bastante anónimo, esa discreción también me gusta.

¿Qué novedades nos reserva este próximo Festival?

Como casi todos los años hubo muchas inscripciones, más de 1300,  por supuesto no se pueden elegir todas, hay 110 títulos en competencia oficial y otros 170 en secciones paralelas.  Como novedad tenemos un espacio dedicado al 50 Aniversario del ICAIC que comprende tres programas: “ICAIC 50 Años – Selección de la Crítica Cubana,” con los diez títulos finalistas de una encuesta promovida por la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica para elegir filmes más relevantes en la historia del cine nacional; “Revolución día a día: Noticiero ICAIC Latinoamericano,” una muestra antológica en los sesenta; e “ICAIC – A propósito de los 50,” con documentales dedicados al cincuentenario del Instituto.

Hay una sección que se llama Vanguardias, que tiene que ver con la música brasileña, entre otras cosas. Tenemos una sección dedicada al cine norteamericano actual.

Me enorgullece estar aquí, recibo muchas obras de directores que están constantemente creando, nuevos directores o nuevas formas de lenguaje, y yo me nutro de todo eso.

Este año hay muchas cosas interesantes en el concurso de Ficción: À deriva, de Heitor Dalia; Viajo porque preciso, volto porque te amo de Marcelo Gómes y Karim Aïnouz, ambas de Brasil; de Chile viene La Nana, dirigida por Sebastián Silva; Argentina, como todos los años trae una amplia representación (Francia, Israel Adrián Caetano; El secreto de sus ojos, Juan José Campanella);  de Uruguay  podremos ver Hiroshima, de Pablo Stoll Ward.

En la sección de Operas primas hay cosas impresionantes.  Sobre todo Brasil, Argentina y México traen buenas propuestas.

¿Qué presenta Cuba en esta 31 edición?

De Cuba exhibimos, en Ópera Prima, la obra de Rebeca Chávez Ciudad en rojo, en concurso está El Premio Flaco, de Juan Carlos Cremata, basada en la obra homónima del dramaturgo Héctor Quintero,  y Lisanka, de Daniel Díaz Torres.  Hay un animado  del ICAIC,  Veinte Años, de Bárbaro Joel Ortiz, un corto de stop motion que se inspira en la canción de María Teresa Vera.

¿Algo especial para los niños?

Hay una sección que se llama Para todas las edades, inaugurada el año pasado, vinculada con el Foro internacional del universo audiovisual del niño.  Aquí hay, como su nombre lo indica,  para todas las edades y de todas las latitudes, habrá cine europeo (Polonia, noruega, Portugal, España), cine latinoamericano (México, Chile, brasil y Argentina), para adolescentes, niños más pequeños, etc. La sección va a estar bien nutrida, espero que complazca gustos diversos.

Eres una amante del cine ¿qué películas te cautivan?

Las que me digan algo, que me cuenten una historia interesante.  No importa el género, puede ser de terror, puede ser un drama, un policíaco.  Puede ser lo más intelectual o rebuscado con un lenguaje complicado, pero si me cuenta algo bueno, si no es por gusto, a mí me cautiva.

¿Qué piensas del cine cubano de los noventa en adelante?

Yo destacaría dos directores, uno es Fernando Pérez y el otro Juan Carlos Cremata.  No quiero decir que los demás no tengan obras interesantes, pero ellos dos son los que prefiero.  Sobre todo partiendo de lo que me gusta en el sentido primario: las historias de sus películas son buenas y están bien contadas.  Además de que hay una buena fotografía, dirección, lo que dicen guarda relación con lo que ves en la realidad.  Siguiendo las obras de ellos tienes más o menos la historia del cine de los noventa hacia acá.

Con un trabajo tan complicado, ¿te da tiempo a ver películas durante el Festival?

El trabajo me absorbe mucho tiempo, cuando no estoy en Festival, estoy sumergida en el proyecto de la Mediateca, digitalizando.  Pero cuando estoy en Festival es peor, mi trabajo es muy estresante, debo hacer la programación completa y no siempre sale todo bien.  Ahora mismo tengo todo preparado, pero depende de lo que empiece a llegar.  La programación definitiva se publica con dos días de antelación. Todas las mañanas tenemos una reunión para coordinar, si la película no ha llegado dos días antes, hay que hacer cambios.  Pero no obstante, busco el tiempo para disfrutar los filmes, sobre todo el Panorama Internacional, que es donde se muestran cintas de cualquier país y que son perseguidas por el público, con buenos directores, buena selección en general.

¿Cuál film recomiendas?

Viene uno de Lars Von Trier, Anticristo.  Las mujeres salimos muy mal paradas, pero la fotografía es muy buena, sobre todo los primeros veinte minutos y lo que viene después… es para no perderlo.

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La apreciación cinematográfica es una cuestión personal. Durante el Festival se pueden complacer los más exquisitos o sofisticados gustos.  Solo hay que esperar a diciembre (del 3 al 13) para ver las calles llenas de gente corriendo de un lado para otro detrás del filme de su preferencia.  Gente que sale del trabajo apurada para que no se le pase la tanda o que van hacia la escuela después de disfrutar una buena historia. En ese ir y venir, es posible que nos encontremos con Elvira.