El más importante arreglista cubano

“Todo es cubaneable…”

demetrio Cuban soundHAVANA TIMES — Demetrio Muñiz es un músico cubano de amplísima trayectoria, su labor como arreglista ha estado presente en los proyectos y discografías de los intérpretes más famosos de la isla.

HT: ¿Cuban Sound Project?

Demetrio Muñiz: Es mi propio proyecto musical, un poco anglosajón el título, pero así son los nombres comerciales. La teoría que yo me planteo es que todo es “cubaneable”. Por ejemplo, tengo una versión en guaguancó de un 3er movimiento del concierto para Fagot, de Vivaldi, en tiempo de rumba. En general ese ha sido el trabajo de este proyecto, cubanear las cosas. A mí me costó mucho trabajo emprenderlo, pues toda la vida he creado para otros artistas, ahora lo hago para mi propia agrupación.

HT: ¿Cómo ve usted la decisión de emigrar?

DM: La emigración es algo duro y difícil, a veces la gente piensa que irse de su país es llegar a triunfar al otro, y para nada, las personas se sienten solas cuando están lejos de casa, de la familia, del clima, y hasta de las malas palabras.

HT: Su labor musical para el Buena Vista Social Club ha sido trascendental para este proyecto

DM: Buena Vista Social Club es el proyecto cultural cubano más importante de los últimos años, para no ser categóricos. Redescubrió un poco la música que nos puso en el lugar, antes de que saliéramos de los mercados del disco por todo lo que ya se conoce, el antagonismo con Estados Unidos, que en definitiva domina todos los medios de difusión y comercialización del arte en el mundo.

Tuve el honor de trabajar con Buena Vista durante casi siete años, con la orquesta de Ibrahím Ferrer, un cantante extraordinario, haciendo la dirección musical también de los discos de Omara Portuondo, Guajiro Mirabal, Cachaito López. Le dimos la vuelta al mundo, desde Islandia hasta Australia, y desde Singapur hasta California, en todos lo aeropuertos las personas te identificaban como los integrantes del Buena Vista, fue un éxito arrollador que aún se conserva, pero desgraciadamente muchos de los que lo hicieron y realzaron con sus voces ya se han ido.

HT: ¿Danzón de Media Noche, una de las novedades del disco de su proyecto?

DM: Danzón de media noche lo hice hace algunos años, y lo interesante es que está concebido con esos tres grandes trompetistas que están en diferentes lugares del mundo, mi hijo que vive en Boston, Miguel de la Oz en Vancouver, y en Curazao Igor Rivas. Ellos tres me enviaron sus grabaciones desde cada uno de sus países, y así pude armar el disco de mi proyecto.

El solo está dividido entre tres trompetas, y es muy difícil darse cuenta que cada frase está interpretada por un instrumentista diferente. Ha sido una labor muy interesante, porque la melodía nunca para, se trata además de nuestro baile nacional, y por su carga melódica, por su intención de concierto, y el formato instrumental que posee, el danzón es uno de los reyes de la música cubana.

Demetrio Muñiz. Foto: Paco Manzano
Demetrio Muñiz. Foto: Paco Manzano

HT: ¿Cuéntenos de su génesis musical?

DM: Yo empecé la música en el Coro Infantil de la Biblioteca Nacional en el año 60, bajo la dirección de la doctora Carmen Valdés, ya fallecida. Ella nos hizo dar los primeros pasos. Más adelante me fui a alfabetizar, experiencia en la que pasé más trabajo que un forro de catre, lo que a la vez me hizo un hombre, porque a partir de ahí mi vida se volvió independiente. Luego de esto entro a estudiar en la Escuela Nacional de Arte, en la especialidad de Trombón, con maestros extraordinarios, de esos que te forman no solo desde el punto de vista profesional, sino que te forjan como persona también.

HT: ¿Qué considera haya marcado una diferencia entre su generación y la actual, respecto al proceso de formación?

DM: En aquella época, en la Escuela de Arte estaban todas las especialidades juntas, desde Artes Plásticas, Danza, Ballet, Arte Dramático, y esto permitió que mi generación tuviera una experiencia extraordinaria por la posibilidad de confluir con los artistas de todas las manifestaciones, tuvimos una visión más amplia del arte. Por ejemplo pudimos estar en el mismo surco de la escuela al campo con nombres que hoy son grandes de la plástica como Nelson Domínguez, Fabelo, Ever Fonseca, y tantos otros bailarines extraordinarios también como Zamorano, Orlando Salgado. De hecho me casé con una bailarina de danza, Leonor Rumayor, quien aún trabaja en la compañía Danza Contemporánea de Cuba, ella ha tenido la valentía de soportarme desde los años 70 hasta hoy.

HT: Su madre fue un personaje muy especial

DM: Lidia Lavalle fue la sombrerera de todas las películas importantes del cine cubano de su época. Todos los sombreros de aquellos filmes los confeccionaba mi madre, estaba relacionada con el cine y la moda, formaba un trío con Manolo González y Rafael de León, diseñando para la industria ligera. Fue una mujer con una tremenda actitud frente a la cultura cubana, la única sombrerera que tiene créditos en el cine cubano.

HT: ¿Usted arregló la obra que facilitó unir por vez primera a intérpretes cubanos con Pavarotti?

DM: No pueden imaginar el trabajo que dio arreglar eso, porque la original es una canción tradicional, que habla de una calle que es paralela al Tibet, Guitarra Romana se llama la canción. Después que hice el arreglo para la Orquesta Sinfónica de Santa Cecilia de Roma, que era la que apoyaba el concierto con Pavarotti, lo mandé por correo, y el director al verlo dijo que estaba bien, pero a Pavarotti no le terminaba de gustar la introducción.

Volví a rehacer eso, y así varias veces tuve que volver a revisar el arreglo, porque siempre surgían más sugerencias. De esa manera fue como finalmente quedó el tema. Augusto Enríquez lo cantó, Miguel Paterson dirigió la orquesta para esa intervención, y yo por supuesto hice el arreglo. Así fue como pudimos tener esa oportunidad inolvidable de ser los únicos cubanos que trabajaron junto a ese gran tenor, Lucciano Pavarotti, en uno de sus grandes conciertos “Pavarotti and Friends”.

HT: ¿Vieja Trova Santiaguera y Demetrio Muñís?

DM: Tuve la suerte de trabajar con la Vieja Trova Santiaguera, que ya han partido casi todos sus fundadores. Esa ha sido la experiencia más espectacular que he tenido como músico. Ellos no estaban constituidos como grupo, fueron escogidos al azar para unir el proyecto. Cuando los oí tocar resultó que lo hacían súper bien. Vino un productor español que se enamoró de ellos, e hicimos el primer disco, y luego cinco más con otras compañías internacionales. La Vieja Trova Santiaguera fueron realmente los que abonaron el camino para lo que sucedería después con Buena Vista Social Club, ellos tuvieron un gran éxito antes que el Buena Vista.

HT: ¿Demetrio Muñíz y el arreglista?

DM: Siempre estoy pensando lo que voy hacer. Mi entretenimiento es sencillamente escribir música. No estoy obedeciendo patrones de disqueras ni patrones estéticos determinados, escribo la música como se me ocurra. Los arreglistas somos como gastronómicos, servimos una idea a un intérprete en lo que ellos desean o la disquera te pide para ese proyecto. A veces haces un arreglo maravilloso y cuando lo muestras te dicen que no es la línea que buscan.