“Che en mi mente” (reseña)

Por Sheyla Hirshon

HAVANA TIMES — ​​”Esta es la historia de cómo el Che me persigue”, así comienza Margaret Randall su nuevo libro, Che on My Mind (Che en mi mente). “Su recuerdo me lleva a regresar a su vida, reflexionar sobre la atracción que ejerce mucho después de su muerte, y leer una vez más sus escritos y lo que otros siguen escribiendo sobre él”.

Esta introducción prepara el escenario para una serie de reflexiones que, alternativamente, abarcan recuerdos personales, biografía, análisis político, segmentos de información histórica, retrospectiva feminista e incluso poesía.

Como bien sabe Randall, el Che persigue a muchos de nosotros, no solo los cubanos que crecieron repitiendo “Seremos como el Che”, o aquellos que recordamos con claridad el momento de su muerte. “Un millón de retratos pintados en las paredes y en pulóveres (camisetas)  baratos con su rostro inmediatamente reconocible son vendidos en mercados desde El Cairo hasta SiemRiep, y desde Nápoles hasta su propio Rosario, Argentina”. O como dice la poeta portuguesa Sofía de Mello:

“En tu cara
El adolescente medita en su habitación
Cuando trata de salir de un mundo que se está echando a perder”.

Reconociendo este hecho, entonces  Margaret Randall pone a consideración algunas preguntas muy relevantes:

¿Por qué esta obsesión con la figura del Che?
¿Quién fue él en realidad?
¿Qué es lo que su mito dice acerca de nosotros?
¿Qué puede él enseñarnos todavía sobre el cambio revolucionario?

Randall nos regala un Che de carne y hueso, vulnerable -como todos nosotros- a la influencia de nuestro entorno y las debilidades de nuestro propio carácter. Ella resume las cualidades que siguen estimulándonos: “Observaciones y gestos emotivos… su internacionalismo, su idealismo, humor, honestidad, compromiso, valor, extremo sentido de justicia… su postura honorable con relación a las situaciones y las decisiones cotidianas. ”

Che, Aleida y sus hijos.

Al mismo tiempo no deja de señalar que él también era un hombre de pensamiento único, y mirada estrecha, impulsivo y convencido de la necesidad de una jerarquía militar y del poder de las armas para lograr el cambio social.

En diferentes momentos del libro, la autora nos esboza el Che de los libros de historia: sus comienzos en Rosario, su encuentro con Fidel en México, su heroísmo durante la lucha cubana, sus esfuerzos por liderar el Banco Nacional y el Ministerio de la Industria en Cuba, su decisión de volver a la lucha armada como  internacionalista, primero en el Congo y luego en Bolivia, y por supuesto, su final,  momentos fatídicos.

Ella da cuerpo y alma a esto con las descripciones  de las mujeres de su vida: su madre Celia de la Serna, su primera esposa Hilda Gadea, Aleida March, su segunda esposa, considerada generalmente como el gran amor de su vida, y Haydée Santamaría, su amiga y alma gemela. Cariñosas palabras procedentes de sus misivas dirigidas a estas mujeres (“…Te amo mientras recuerdo nuestro café amargo de la mañana, el sabor del hoyuelo en tu rodilla, un poco de ceniza de un tabaco delicadamente equilibrado… “) nos recuerdan el poder del lenguaje del Che y su extraordinaria sensibilidad.

También hay un espacio dedicado a “Benigno”, el joven campesino a quien el Che enseñó a leer en la Sierra Maestra y quien lo siguió hasta la batalla final y más allá, quien mucho más tarde se desilusionaría con la estructura de poder cubana. Ella toca este asunto, pero no se detiene en esta y otras controversias que ha generado la vida del Che: ¿Acaso Fidel lo traicionó? ¿Su muerte era evitable? ¿La campaña boliviana fue un mero error y un fracaso?

Randall examina los pensamientos, acciones y legado del Che a través de sus propios “prismas múltiples”: como feminista, y como participante en movimientos sociales posteriores más descentralizados; como persona que cuestiona el valor de la violencia.  Después añade la perspectiva religiosa y literaria. Esto no significa que pierda su camino -por el contrario, vuelve una y otra vez a sus preguntas centrales: ¿Quién fue el Che? ¿En quién se hubiera convertido? ¿Cuál es su verdadero legado? Y la muy personal: ¿Por qué todavía me fascina?

Margaret Randall con sus cuatro hijos, Sarah, Ximena, Ana y Gregory. La Habana 1973

Escritora, feminista, periodista, poeta, activista social: Margaret Randall es la persona indicada para responder estas preguntas. Nació en Estados Unidos y viajó a Méjico a mediados de los sesenta. En Méjico, ella y su esposo mejicano fundaron una revista literaria bilingüe. Ella viajó a Cuba en 1967 y se mudó a ese país en 1969, permaneciendo allí por más de once años. Tras varios años de residencia en Nicaragua, regresó finalmente a Estados Unidos en 1989, después de una batalla legal para recuperar su ciudadanía.

Con más de 100 obras publicadas en su haber, ha sido participante fundamental en grandes y en ocasiones violentas tormentas, sin nunca llegar a ser estridente, dogmática o -su polo opuesto- cínica y desencantada. Aunque nunca conoció al Che, está familiarizada con el ambiente que formó la base para la vida de este y está bien preparada para guiarnos.

De ningún modo este libro es un tratado político, ni tampoco es una memoria personal. El título del libro “Che on My Mind”, evoca la canción de los años 30, Georgia on my mind”, expresión que desea que evocara ese “espíritu y ritmo errante”. Para mí, el tono y el estilo hacen que se parezca más a una rica conversación, en ocasiones incoherente, en la que se alternan momentos de convicciones intensas y apasionadas con anécdotas personales, acercamientos o preguntas sin respuestas, en una forma en ocasiones desconcertante, pero que es más frecuentemente gratificante.

Algunas de las más interesantes ideas, preguntas y datos están en lugares inesperados: aparecen en la mitad de un capítulo o al final de un párrafo, tomando a uno por sorpresa.

• ¿Con su extraordinaria sensibilidad y visión, cómo se enredó el Che en un conflicto armado en el Congo, donde era un completo extraño, tanto desde el punto de vista racial como en su ignorancia de la historia de ese país?
• ¿Cómo hubiera reaccionado el Che a los más modernos movimientos de igualdad de género y sexual?
• “¿La última lucha del Che habría sido diferente si hubiera tenido lugar en un lugar donde el Che y su tropa conociera la cultura, las costumbres y la lengua de sus habitantes?
• ¿La campaña boliviana –considerada ampliamente como un fracaso- tiene alguna relación, cuatro décadas más tarde, con el actual gobierno de Evo Morales, “uno de los gobiernos más interesantes e innovadores en la América Latina de hoy”?
• ¿Cómo evaluamos el contraste entre la juventud eternamente rebelde encarnada en la imagen del Che y la realidad de ver evolucionar a Fidel del  apuesto guerrillero al frágil anciano estadista?
• ¿Es siempre la lucha armada el camino hacia el cambio social? ¿Puede ser justificado?
• Cuando alentamos a los niños o  a los adultos a ser como el Che, ¿estamos poniendo la barra demasiado alta, dando lugar a la frustración y al fracaso?

Ernesto “Che” Guevara

Como ocurre con cualquier buena conversación, este libro deja al lector estimulado e iluminado con nuevas preguntas para reflexionar. Como alguien ampliamente familiarizada con Margaret Randall por sus libros de entrevistas, este me dejó con curiosidad por leer su obra más autobiográfica, Para cambiar el mundo mis años en Cuba (To Change the World My years in Cuba), así como por reexaminar algunos de los pensamientos y obras del Che.

También me dejó con el deseo de entrar en contacto con toda la gente joven que conozco, mostrarles el retrato del Che y preguntar “¿Quién es este? ¿Qué hizo él? ¿Qué significa para usted? ”

Me pregunté de vez en cuando si este libro era comprensible y accesible para aquellos que no están ampliamente familiarizados con los detalles de la vida del Che. Margaret Randall, por otra parte, ha sido muy clara en que este tipo de explicación o educación no es su intención con este libro. En lugar de eso, somos simple oyentes, deleitados por un rico nivel de interpretación personal de su armonía privada de Che en mi mente.
—–
(*) Che on My Mind es publicado por Duke Press (en inglés).

5 thoughts on ““Che en mi mente” (reseña)

  • ¿Y dónde está el Che asesino, racista, totalitario, machista, homófobo, “seboruco” como le decía un profesor de economía de la UH que intentó explicarle a Guevara conceptos básicos sobre ésta sin ningún éxito? Guevara decía que la contabilidad era cosa del capitalismo y no servía para nada. Si se leen sus escritos y se oyen los cuentos que hacen de él la gente que lo conoció, sale a relucir una inteligencia más bien mediocre y una falta de responsabilidad enorme, amén de otras “virtudes”. Este libro parece un “mamotreco” propagandístico de turno, destinado a los que siguen “fascinados” por la imágen y no les interesa para nada la realidad de este personaje. No se de donde la autora saca sus fuentes, pero evidentemente son de un solo lado, con “matices” para que parezca de verdad.
    Para redondear, debería escribir también “Bin Laden en mi barrio”, “Un café con Hitler”, “Pol Pot, hombre de familia” y “Gaddafi en mi almuerzo”.
    Y ¿cómo una “feminista” puede estar obsecionada con alguien tan machista?

  • Te suscrito totalmente, nunca quieren poner ese lado obscuro del Che, el del hombre, estrecho, que fusilaba, al que no pensará como el, o sencillamente, le pegaba un tiro en la sien, a quien le dijera “sacamuelas”, espero no me baneen, nunca me publican cuando evidencio esa otra parte del Che,y te cito ” racista, totalitario, machista, homófobo, “seboruco” – y claro no diré el epíteto , que se ganó, en la Cabaña, no me publicarían, pero a los que tenemos acceso libre a la información, ya sabemos cuál es. Felicidades Carlos…y claro que si me dejas a mi elegir, el título del libro sería, “Gadafí para el desayuno, Pol Pot para el almuerzo, merienda con Mao Zedong y Josef Stalin, y la cena, la dinastía coreana ( Kim Il-sung,Kim Jong-il y Kim Jong-un)”

  • Comparto todo lo que dice Carlos.

    Este cuento de “lo bueno que era el Che” ya está durando demasiado.

    Y es absurdo ver como todos esos que profesan su “fe al Che” no quieren para nada seguir los supuestos ideales que este tenía.

    Ojalá la historia de la humanidad no cometa el crimen de dejar impune a un asesino como el Che.

  • El Che era un ASESINO, siendo extranjero ordeno el fusilamiento de muchas personas, sin ningun derecho !
    Y por otro lado, al parecer Fidel no lo queria tanto na’ de hecho lo dejo abandonado a su suerte en Bolivia !

    El nombre del Che se ha usado de formas indescriptibnles influyendo en la ideologia Castrista, cual ha exportado y la historia demuestra que DICHA IDEOLOGIA lejos de traer PAZ, TRAE MISERIA, HAMBRE, Y FALTA DE LIBERTAD !

  • Sin duda la ignorancia es vulgar y groseramente atrevida, hasta ahora me es muy difícil “digerir” a personas que escriben, hablan, discuten etc, sobre un determinado tema sin tener un mínimo conocimiento sobre este; afirmar que el Che fue un asesino, que ordenó sin aspaviento alguno el fusilamiento en la Cabaña de los seguidores de fulgencio Batita es completamente falso; los que fueron fusilados fueron los torturadores que asesinaron a indefensos cubanos bajo instrucciones explícitas de Batista.
    En la misma guerrilla del Che en Bolivia, ningún prisionero de guerra boliviano fue fusilado, el Che siempre se opuso, el Che fue muy humanitario con los rivales heridos en combate, siempre los atendía para luego dejarlos en Libertad.

Comentarios cerrados.