Ana Lobe, una estrella cubana de su generación

Por Helson Hernández

Ana Lobe

HAVANA TIMES — El ballet cubano tendrá por siempre en sus memorias a Ana Lobe, quien vive fuera de la Isla desde hace años. Dotada de un carisma muy particular, supo brillar desde la escena por su hermosa presencia física y alto nivel técnico.

HT: ¿Qué pensamientos le asaltan al escuchar sobre la «Escuela Cubana de Ballet»?

Ana Lobe: La que me formó como bailarina, la Escuela Cubana de Ballet es mi fundación. Gracias a ella triunfé en Cuba y en el extranjero. Hoy, paso mis conocimientos, experiencias y secretos artísticos a las nuevas generaciones. Convierto a las oruguitas en bellas mariposas.

HT: Al finalizar sus estudios profesionales, ¿qué rumbos tomó su carrera en la Isla?

AL: A los 17 años ingresé en el Ballet Nacional de Cuba (BNC) y con dicha compañía estuve bailando por ocho años. Llegué hasta la categoría de solista por la nómina, pero tuve la oportunidad de bailar roles de principal.

Ana Lobe como Kitri en Don Quijote.

HT: ¿El Ballet Nacional de Cuba en su historia personal?

AL: Allí desarrollé el principio de mi carrera como bailarina. EL BNC en aquel entonces me ofreció la oportunidad de participar en dos competencias Internacionales de ballet, en las que fui finalista: el Concurso de Varna, Bulgaria, en 1988 e IBC Jackson, Mississippi, Estados Unidos en 1990. En esta etapa trabajé con excelentes maîtres y primeros bailarines, fundamentales en mi desarrollo profesional.

HT: ¿Qué importancia pudo tener para usted la llamada “Joven Guardia” del Centro Pro-Danza de Cuba?

AL: La creación de la Joven Guardia, gracias a Laura Alonso, fue la salvación de nuestra generación. La preparación para las funciones de matiné que hacíamos los domingos en La Habana fue lo que aceleró y permitió que no nos quedáramos estancados en el cuerpo de baile. Yo le tengo infinito agradecimiento a Laura y a todos los que junto a ella donaron su tiempo libre para entrenarnos. Infinitas gracias.

Futdance

HT: Se dice que Alicia Alonso constituye un paradigma para todas las bailarinas cubanas, ¿es así para quienes decidieron desarrollarse fuera de la Isla?

AL: Para mí lo ha sido y lo será. La respeto y admiro. Especialmente cuando me preparó en el role de Odile, del Cisne Negro, para la competencia de Varna. También en clases, especialmente en mi trabajo de centro siempre me daba correcciones.

HT: ¿Cuál sería el mejor recuerdo de Ana Lobe para los balletómanos en la escena cubana?

AL: En el Festival Internacional de 1990, mi primera y última Kitri en Don Quijote, en el Teatro Nacional. Sustituí a Ana Bottafogo. En menos de dos semanas Lázaro Carreño me lo propuso y prácticamente él solo me montó toda la coreografía. Tuve un ensayo general en el estudio con el elenco completo y el ensayo del teatro después nosotros solos con Marlen Urbay, sin orquesta, preguntándonos los tiempos musicales. La función fue un éxito y la critica estadounidense Ann Barzel me catalogó como una súper Kitri. Kitri siempre será uno de mis roles favoritos.

HT: ¿En qué momento decidió hacer carrera fuera de Cuba y sus motivos?

AL: La necesidad artística de explorar nuevos repertorios y coreógrafos. La carrera de una bailarína es muy corta y no quería perder mi juventud. Yo soy independiente y me agrada poder determinar libremente qué hacer con mi vida.

HT: ¿Qué ha sucedido en su vida y el ballet todos estos años alejada de Cuba?

AL: Muchísimo ha sucedido. Artísticamente estoy feliz y satisfecha de todos los éxitos de mi carrera. Es muy difícil resumir 25 años en pocas líneas. Siempre he trabajado muy duro para lograr todo lo que tengo. Hice una temporada con el English National Ballet. Cuando estuve con el Mississippi Ballet, el coreógrafo Luc de Lairess creó tres piezas para mí. Trabajé y bailé “Paquita” con Fernando Bujones.

En 1994 el “Cleveland San José Ballet” me abrió las puertas y trabajando con Dennis Nahat logré bailar el repertorio más variado alcanzado en mi trayectoria. Interpreté todos los papeles principales de sus producciones clásicas, Coppelia, El Lago de los Cisnes, Romeo y Julieta, Raymonda…, además de todas sus coreografías. Del repertorio de Balanchine Theme and Variations, Apollo, Who Cares?, entre otros. Mr. Nahat me creó el rol de Anita en su aclamada producción Blue Suede Shoes. También trajo pensando en mí la Carmen de Roland Petit en el año 2000, lo bailé cuando mi hija tenía solo ocho meses, fue un momento muy especial. Dennis Nahat creyó en mi talento como nadie nunca lo hizo.

HT: Bailar otra vez en escenarios cubanos, ¿una vieja añoranza?

AL: Lo soñé por muchos años, pero la oportunidad no se dio. Extrañaba que los fans que me vieron crecer pudieran disfrutar de la nueva Ana. Desafortunadamente ese sueño no se realizó. Me retiré del escenario en el tope de mi carrera un mes antes de cumplir 40 años. Ahora poseo mi propio negocio, dedicándome por completo a la enseñanza.

HT: Háblenos de las actividades que hoy ocupan su tiempo profesional

AL: Hace dos años abrí mi escuela, Ana Lobe Ballet Academy, con las siglas ALBA, que igualmente significan Amanecer de las Nuevas Generaciones, con un programa de cross training que incluye Gyrotonic. Entreno a mis estudiantes para que participen en competencias. Simultáneamente creé un programa acelerado de ballet para las esquiadoras de hielo, que los ayuda a desarrollarse artísticamente. Yo seguiré explorando cosas nuevas y nunca me detendré.