Al ritmo de la censura cubana

Fernando Ravsberg*

50 años después de haber prohibido la música de The Beatles comienza una nueva Cruzada. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — John me mira como preguntándose cuantas veces tiene la gente que tropezar con la misma piedra para aprender. Y yo pienso que quizás dentro de 50 años aparecerá otra estatua, junto a la de Lennon, reivindicando a algún “reguetonero” famoso.

Pero habrá que esperar, porque hoy día volvemos a la mentalidad de los 60, cuando se pensaba que se podía decirle a la gente que música puede escuchar. Los Caballeros Templarios se preparan para la cruzada por la moral y las buenas costumbres musicales.

“Ya se decidió: no se pone un número más grosero, no se pone un número más banal, no se pone un número de letra ofensiva y tampoco videos-clip que atenten o denigren la imagen de la mujer, sea cubano o no”, dijo el Presidente de la Radio-Televisión cubana.

La duda que queda es quien decidirá qué es grosero, banal u ofensivo. No sería muy inteligente dejarlo en manos de la dirección de la televisión cubana, la misma que durante décadas se negó a emitir “Fresa y Chocolate”, una de las mejores películas cubanas de todos los tiempos.

Es probable que la prohibieran por considerar que un film sobre la vida de un gay cubano es más grosero, banal y ofensivo que los bodrios de violencia estadounidenses que programan cada semana, para “educar” a las nuevas generaciones de cubanos.

Quienes deciden ahora que se puede oír son los que quisieron vetar el último video clip de Buena Fe porque dos chicas se dan un beso en la boca. Seguramente sus particulares principios morales los llevan a creer que esa escena denigra la imagen de la mujer.

Es la misma televisión que le hacia la guerra a la Nueva Trova cuando Silvio, Pablo o Sara eran unos adolescentes rebeldes que se negaban a entrar por el aro, porque querían hacer su música, vestidos como se les daba la gana y mostrándose como realmente eran.

En el fondo lo que se debate no es si algunas canciones son groseras sino quien se arroga el derecho de decir “ya se decidió”, como si portara un mensaje divino que no necesita consulta previa con el resto de la sociedad, a pesar de que es algo que les atañe a todos los cubanos.

Volverán los adolescentes cubanos a oír la música de su preferencia solo en sus hogares. Foto: Raquel Pérez

Pero es más grave aún porque además podrían autonombrarse tribunal de las buenas costumbres, encargados de trazar los límites y de juzgar cada letra de cada canción, nacional o extranjera, que se emita por las radios y televisiones de todo el país.

El asunto no sería tan peligroso si fueran músicos o poetas cubanos los que decidieran. Sin embargo, dudo mucho que alguno de ellos acepte el cargo de censor así que terminarán siendo los mismos de siempre, los jacobinos y “su reino” ideológico.

Y ya sabemos que a ellos la comunidad LGBT los ponen alérgicos, ¿qué otras cosas les molestarán?, ¿las malas palabras se considerarán groseras?, ¿quedará prohibido musicalizar el “Poema de amor” de Roque Dalton porque dice “guanacos hijos de puta”?.

Es imposible monitorear todas las emisoras y canales del país. Imagino entonces que harán una lista negra, esta vez no será por razones políticas sino por “principios morales”, y los jóvenes se irán a buscar su música a otra parte, en internet y en las antenas parabólicas.

Será igual que en los 60 cuando se juntaban para oír música en la BBC o en radios de los EEUU y se pasaban a escondidas los discos de Rock and Roll que el hijo de algún dirigente traía del exterior. Esta guerra será tan inútil como lo fue la de entonces.

Al final ninguna prohibición pudo evitar la influencia de aquellos ritmos en la música cubana y nadie fue capaz de impedir que surgiera una generación de rockanroleros que décadas después se burló de los censores plantando una estatua de Lennon en un parque de La Habana.
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(*) Published originally by BBC Mundo.

5 thoughts on “Al ritmo de la censura cubana

  • Tropezar con la misma piedra en la censura musical no es mas que un reflejo de que la dirigencia de cuba no esta dispuesta realmente a dar un verdadero cambio pues no solo se tropieza en esto, sino que se repiten y se vuelven a repetir situaciones que nos llevan a errores ya conocidos. ahora sera peor, el reaggeton se escuchara en fiestas privadas y por “ilegal” se asociara mas a lo prohibido: sexo y posiblemente drogas. Personalmente el reaggeton no es mi musica preferida, pero la mejor manera de combatirla es educando y dando opciones para quien no quiera oirla o bailarla disfrute de otras variedades.

  • PROHIBICION TOTAL. No basta con quitarla de la radio o TV, tampoco puede el vecino ponerla para todo el barrio. Es cierto que es un fracaso del sistema educativo cubano, que prohibir no debe ser la solución, pero a a estas alturas es la única solución. La vulgaridad es espantosa, dequé vale la eduación gratuita para todos? ahora los jóvenes presumen de ser vulgares, y las jovenes, tembas, y hasta bien maduritas mientras más muevan el culo mejor, ¿hasta cuándo?

  • Timba,
    El problema no es prohibirle al vecino que la escuche en su casa. Ese es su derecho y debemos empezar a respetar el derecho ajeno. el gran problema es que el vecino NO tiene el derecho de empujarte a ti esa musica si no la quieres oir. Y para eso hay codigos y leyes que te amparan. El problema es que esas leyes no se cumplen y las autoridades tampoco las hacen cumplir. He aqui gran parte de la culpabilidad del relajo imperante. Las prohiibiciones fomentan las ilegalidades.

  • Ninguna prohibicioon creo que ha logrado su proposito, es como el agua se cuela por cuallquier rendija.
    Daria cualquier cosa por sentarme en el parque en el banco de John y que de pronto cantara IMAGINE.

  • El senor Ravesberg sigue con sus articulos prepotentes, arrogantes y llenos de su forma agriada de vivir, no se conforma con atacar, sino que ademas se considera como el mejor, el mas sabio y el que tiene la verdad abstoluta en sus manos, esto lo hace igual con Venezuela, yo no se quien le dio vela en el entierro de los Latinoamericanos, pues nadie lo invito a la fiesta, nadie le pidio que hablase o escribiese sobre nuestros pueblos y mucho menos lo necesitamos para que nos diga que esta bien y que esta mal en nuestras tierras.

    Los no invitados, siempre actuan asi, con su arte de tergiversacion elevado ala decima potencia, su arte de eneredar los problemas que no existen, a una potencia superior a la decima y su desagradable presencia en nuestros problemas, que nos obligan a senalarlo como algo indeseable en nuestro medio latinoamericano, no es que seamos exigentes, no es que seamos los mejores, pero somos los que tenemos que decidir que es lo bueno y que es lo malo en nuestras tierras, no te necesitamos senor Revesberg, puedes volver a tu tierra o al espacio sideral, nadie se sentira dolido por tu falta de presencia, y estamos seguro que tu ausencia permanente sera la noticia mas agradable y agradecida que podra recibir America Latina y el Caribe.

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