Reflexiones sobre el cambio que Cuba necesita

Foto en La Habana por Juan Suárez

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Cada país es distinto porque distintas son sus condiciones y características, e igualmente su historia. De ello se derivan sus fortalezas y falencias. Guste o no, no podemos librarnos de ese determinismo. Y por suerte no hace falta hacerlo, basta con conocerlo, reconocerlo y tenerlo en cuenta para ‘sacar’ lo mejor de lo que tenemos: el mejor país posible. 

No podemos soñar ser aquella nación de aborígenes que, independientemente de que algunos la han idealizado, también estaba llena de conflictos e injusticias de diversos tipos, interrumpida por la conquista española. Ni echar el tiempo atrás para seguir con los ingleses cuando conquistaron la Habana, por el atractivo de que a las excolonias británicas les ha ido mejor que a las ibéricas.

Ni podemos volver al momento en que fue posible rechazar el independentismo al saber hoy que España monárquica llegó a ser más rica y liberal que Cuba, y habernos mantenido como europeos hubiese sido una gran ventaja; o de saber que los cubanos de hoy luchan más por ser norteamericanos que otra cosa, los patriotas veteranos de las guerras independentistas no hubiesen batallado tanto por la república en 1902, cuando ya estábamos en manos de los EUA.

Y ni hablar de la esperanza que sintieron nuestros abuelos con los barbudos en la Sierra Maestra ni de la euforia cuando sacaron a Batista del poder irradiando promesas de justicia y democracia.

De imaginar que las riquezas arrebatadas (robadas) a los emprendedores nacionales y extranjeros, además del aspecto moral que fue pisoteado, necesitaban de sus incentivos, de sus habilidades y del sentido de pertenencia, nadie hubiera derrochado júbilo sino tristeza y pánico, porque terminarían corroídas las fábricas y centrales azucareros y llenas de marabú las tierras que otrora enriquecían y alimentaban. 

Pero la historia es un recorrido que no se puede hacer. Somos lo que somos y sobre esa base tenemos que tener una visión al futuro. La realidad es que, al día de hoy, 64 años después, el huracán de 1959 (la revolución fidelista devenida en socialista radical) sigue marcando la pauta. Ha estado rigiendo el país por todo ese tiempo y eso deja marcas de todo tipo. Lamentablemente son más de miseria y decadencia, que de logros. Ni siquiera aquellos ‘sociales’ que tiempos atrás eran enaltecidos.

Pero cabe preguntarse a la hora de pensar y planear el cambio que Cuba necesita: ¿se puede obviar el impacto ideológico de la revolución cubana y del socialismo imaginario o real que se ha vivido? ¿Cómo debería de ser la Nueva Cuba si queremos que sea mejor?

Es un aspecto muy importante y tiene que ver con el reconocimiento de la realidad ‘objetiva’ (parafraseando el léxico marxista). Y es algo que está faltando en ambos lados del espectro político cubano: oficialismo autoritario vs oposición democrática.

Aunque el problema principal AHORA sigue siendo CÓMO logramos el cambio que Cuba necesita, hay que resaltar que la forma en que se perfila la Nueva Cuba es vital para ganar apoyos. La manera en que se propone por la oposición puede o no generar confianza, seguidores y también luchadores. Gente que la haga posible, real. Porque sólo si la gente se enamora de ‘algo alternativo que les cuadre’, habrá cambios en Cuba.

Sin esa propuesta-país alternativa que vaya en sintonía con lo que la gente mayoritariamente desea o tiene conciencia que les conviene, no se podrá avanzar lo suficiente como para lograr la Cuba Mejor; si es simple retórica hueca con palabras rebuscadas, basadas más en un guion al uso que en las expectativas y necesidades exactas de nuestra gente, entonces seguiremos a la espera de un milagro, que podría demorar 62 mil milenios.

Ojalá estemos a la altura que nos exige el momento. De nada servirá en el futuro lamentar el rumbo, porque entonces tendremos el devenir que labremos hoy. En el pasado no erramos, es el presente fallido el que no nos deja glorificar las decisiones del pasado, ni perfilar un futuro mejor. Los de estas generaciones que coexistimos ahora tenemos el deber de arreglarlo.

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Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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One thought on “Reflexiones sobre el cambio que Cuba necesita

  • Un detalle Osmel, si no nos hubiéramos independizado de España ahora no seríamos europeos, Cuba no está en Europa, seríamos españoles. El cambio demora, ahora vuelven los rusos y seguimos sin ser independientes.

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