Desnudando el alma en un retiro espiritual
HAVANA TIMES – Siempre que escuchaba sobre un retiro espiritual, venía a mi mente la misma imagen idílica donde una persona, en posición zen, con música de fondo incluida, meditaba en solitario en plena naturaleza.
Los retiros espirituales de mi comunidad cristiana, aquí en Curitiba, han aterrizado un poco mi entendimiento sobre esa cuestión. Siendo la iglesia el cuerpo de Cristo, y estando conformada por personas, no por templos o funcionarios religiosos, ¿qué sentido tendría para un evangélico retirarse en soledad?
Durante mi más reciente retiro espiritual, el pasado fin de semana, compartimos una experiencia que para mí fue límite. Si bien durante ese tiempo también hubo espacios para la devoción y la soledad, el principal sentido de estar todos, o una gran parte, reunidos en un lugar, es la convivencia.
El retiro es una especie de catalizador de las relaciones. Lo que no acontece durante las dos o tres horas semanales de reunión, sucede en esa interacción intensa de muchas personas y variadas actividades.
De algún modo nuestras flaquezas humanas, aquellas que estamos llamados a corregir, emergen; son expuestas a la luz y debemos aprender a superarlas.
Como ejemplo, un desafortunado accidente, tan vergonzoso como inesperado para mí, trajo a colación cómo la timidez puede convertirse en mi enemiga. “Tienes que luchar contra esa timidez”, aconsejó mi esposa con razón.
Aceptar nuestros errores en colectivo puede ser el mayor de los retos, porque somos egoístas y orgullosos por naturaleza.
Reconocer que podemos estar equivocados, inclusive cuando nuestra lógica nos indica todo lo contrario, e incorporar ese ejercicio en nuestras vidas a tal punto que se convierta en actitud, es un camino hacia la madurez.
Nuestros retiros también tienen prédica, alabanzas, espacios de distracción y ejercicios espirituales como el perdón y la reconciliación. Son algo mucho más poderoso que los domingos de iglesia, o los encuentros semanales.
Particularmente, salgo renovado de las pasiones mundanas, del estrés y de las emociones negativas que provoca la vida en sociedad. ¿Quieres un consejo? Regálate un retiro un día de estos.