Recuerdo de niña cuando todos los amigos del barrio nos reuníamos para jugar. Sumábamos unos 10, quizás más niños, y resultaba un fastidio para los vecinos que tenían que lidiar con la bulla de un gran grupo de muchachos corriendo de un lugar a otro.
Paula Henríquez HAVANA TIMES – Muchos sabemos que el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano ha gozado, desde su fundación
Dice una amiga que en Cuba hay otra especie de can. Es una especie de perro que se sienta detrás de las mesas de recepción de los diferentes lugares que brindan atención al público. Y ladran, incluso, más fuerte que los canes de toda la vida.
En más de una ocasión me han preguntado si quiero irme del país. Hace tiempo que no recordaba el tema, pero hace unos días alguien volvió a insistir en hablar de ello y una vez más me vino a la mente la misma respuesta.
Dicen que andan por ahí unos cuantos que se aprovechan de cualquier situación y roban lo que encuentren: carteras, celulares, dinero… Es algo que pasa en muchos países a finales de año; hoy hablaré de la capital cubana.
Un día regresaba de una de las tandas del Festival de Cine de La Habana. Iba sola; entonces no necesitaba a nadie más para desandar el barrio capitalino del Vedado, de cine en cine, mochila al hombro y programa en mano, persiguiendo cuanta película pudiera ver en escasas 8 horas.
Todos sabemos que los niños vienen a este mundo sin prejuicios. Sus pensamientos y su forma de expresarse son tan sinceros que pueden llegar a ser crueles entre ellos, pero a la vez son tan ingenuos que momentos después olvidan cualquier trifulca.
Si hay un logro del cual podemos hablar como cubanos es de ese que podemos nombrar como “la NO solidaridad del cubano para con el propio cubano”.
Leo, releo y vuelvo a leer todo lo que está ocurriendo con Estados Unidos y Cuba. Me parece cosa de historias mal contadas y chistes malos. ¿Qué estamos haciendo? Y digo estamos, porque al final, no se sabe quién hace qué.
No había caminado por la zona del malecón desde el día antes del paso de Irma. Desde que avanzas por Paseo, ya se notan los árboles quemados por el salitre, no hay verde en la zona.