Lo discutible de lo indiscutible
Alfredo Fernández Rodríguez
Marlen, que se llama Pedro, suele vociferar a modo de vade retro el nombre Mariela Castro a los policías en la Quinta Avenida cubana.
Así, aminora en algo las machistas represalias que cada noche se arrojan a los que como él o ella, según la hora, están dispuestos a no abandonar su otra moral. Amén de los contratiempos que puedan sucederse en el espacio hipermachista cubano.
Él, o ella, antes estuvo tres horas frente a un espejo, tratando de encontrarse con un maquillaje donde se le reconozca como una apetecible chica.
-Fue a comienzos de los noventas cuando comencé a ser Marlen. -Me dijo Pedro-.
-”Alfredo, la policía te podía maltratar por gusto, te digo que por puro gusto, y si te le revirabas te acusaban de atentado,” me dijo la Marlen, para continuar, “Ahora también pasa, aunque ha disminuido desde que la divina Mariela nos protege.”
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