Vidas ejemplares
Me pasé la noche hablando con Anaylis y con Jazmín. Ellas me contaron su vida y yo quedé como frente a una telenovela. Extasiada, aunque no me gustan los culebrones. Boquiabierta, aunque su historia no es única.
Me pasé la noche hablando con Anaylis y con Jazmín. Ellas me contaron su vida y yo quedé como frente a una telenovela. Extasiada, aunque no me gustan los culebrones. Boquiabierta, aunque su historia no es única.
Acabo de terminar un taller en el Cenesex. El Dr. Roque fue su facilitador y se llamó Derechos Sexuales como Derechos Humanos. La pasé bien. Aprendí. Reorganicé algunas ideas que tenía dispersas. Y en más de una ocasión me sentí alfabetizada.
Hay monedas falsas circulando por las calles de La Habana. Y no es una metáfora, ¿bien? Hace ya un tiempo alguien me lo había hecho notar. Las monedas de 1 cuc deben ser revisadas cada vez que se recibe un cambio.
Cuando comencé a estudiar la gramática española, hace muchos años atrás, cuando estaba en la enseñanza primaria, ni cuenta me di del carácter romántico de los verbos modelos para aprender la conjugación de todas las formas verbales del idioma español: amar, temer y partir.
Estoy raramente feliz. Me he sacado una muela y aunque aún me siento bajo los efectos de los medicamentos, me satisface haber sido atendida por el Dr J. Y estoy escribiendo sobre él, no porque me lo haya pedido, sino porque me satisface de alguna manera contar con un especialista de su valía.
Hacía mucho tiempo que no pensaba en la muerte como solución, hasta que terminé de leer “El hombre que amaba a los perros.” Y no en la muerte física solamente, si no en la muerte de todo, incluso de los sueños.
Me cuesta un poco dejar las promesas sin cumplir. Y me había prometido a mí misma no dejar este tema colgado. Mas allá de mi fechoría de arrancar las páginas de la revista ajena, quiero seguir el tema del turismo LGTB en la Isla y en el artículo de Excelencias del Caribe.
En la página ocho, como dicen en los cuentos de hadas “cual no fue mi asombro cuando” vi un titular que decía “Turismo LGTB.” Quedé pasmada, anonadada, asombrada. Y además un link para ver artículos relacionados con el tema.
A diez años de comenzado el siglo XXI la gente sabe que puede y que tiene que comenzar a catalogarse como lo que quiere ser y no como el poder decide. Eso pasa incluso en Cuba. A lo mejor en términos políticos y económicos somos del XIX, pero algunos nos resistimos a entrar por la canalita.
Hace algún tiempo, años quizás, el papel higiénico en Cuba dejó de ser una necesidad para convertirse en un lujo para las mujeres cubanas.