Leonid Lopez
Yo crecí en un barrio de Ciudad Habana, Cuba, bien alejado del centro de la ciudad. Fue uno de los barrios formado por decenas de edificios rústicos que resolverían vivienda a miles de gentes pobre en los años 70 del pasado siglo.
Estos edificios fueron ocupados en un principio por militares de bajo rango y luego por personas que tras 5 años trabajando en brigadas de la construcción les otorgaron su apartamento. Entre los primeros bendecidos de apartamentos y los segundos hay cierta diferencia.
Los primeros fueron premiados por su labor en las Fuerzas Armadas a favor de la revolución triunfante de 1959 y los segundos tuvieron que ganarse a fuerza de duro trabajo su vivienda. Sin embargo dos cosas igualaban entrañablemente a los dos grupos.
Ambos deberían recibir aquellas viviendas como un regalo bondadoso de la revolución y además debían tener un expediente laboral y moral que hablara a favor de su entrega a la revolución.
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