La santería y yo
Como esos descubrimientos propios de la niñez, que ocurren al mismo tiempo, a la edad de nueve años fui invitado por primera vez a un toque de tambor Yoruba* y me encontré solo frente a una santera.
Leer másComo esos descubrimientos propios de la niñez, que ocurren al mismo tiempo, a la edad de nueve años fui invitado por primera vez a un toque de tambor Yoruba* y me encontré solo frente a una santera.
Leer másNo es secreto el auge alcanzado en Cuba por los llamados cultos o religiones de nuevo tipo, en los que destacan aspectos y semejanzas de patrones psicosociales de las últimas décadas en nuestro país.
Leer másEn la mañana del viernes 18 de marzo – dos días antes de la llegada de Obama a La Habana -, en la parada donde a diario espero la guagua, se produjo el siguiente debate.
Leer másCon las prioridades de cada época, lo peculiar de las modas y el sueño individual: casa y automóvil son, desde que tengo memoria, los artículos más deseados por los cubanos. En mi caso, además, un telescopio. (6 fotos)
Leer másEn el quicio sucio de un solar de La Habana, frente a un agro mercado, después de llover, las moscas Basurina y Babita conversan. Del asfalto sube un tembloroso vapor.
Leer másEn el techo de cinc de un agro mercado de la habana dos moscas conversan. «¿No has conocido al moscón argentino? Tiene a todas las moscas del basurero que parecen unas estúpidas imitando el acento argentino». (11 fotos)
Leer másHace unos días, en una esquina de La Habana, Luis me habló sobre un entierro y el ultimo velorio donde estuvo. No lo había vuelto a ver desde que publique, en octubre , mi primera crónica sobre él , en el velorio de mi tía.
Leer másEl martes 5 de enero en la parada de guaguas de Prado y Trocadero, justo frente a los Leones de bronce que custodian uno de los tramos del paseo habanero; Cinco jóvenes – dos muchachas y tres varones – discutieron, cerca de mí, sobre las razones de irse o quedarse en Cuba. Entre ellos primo la confianza.
Leer másCuando los tomos de las obras completas de V. I. Lenin decoraban las salas de los cubanos, los televisores eran en blanco y negro, todo el mundo iba al cine y los dólares eran como el fantasma de la ópera; Alberto confesó a su mejor amigo que era homosexual. Entonces no se conocía la palabra gay y homosexual era una manera sofisticada y rara, realmente se decía pájaro o maricón.
Leer másVolvió al edificio con una venda en la cabeza y sin memoria. Fue durante el verano de 1984, un jueves en la tarde. Dos semanas después andaba por la calle, saludando a todos y respondiendo por su nombre, Miguel.
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