Escribir un país

Por Isidro Estrada

1)En Cuba. (De izq. a der.) Yasef Ananda, Germán Amado Blanco, el profesor de Historia del Arte Antonio Alejo, y el poeta César López.
En Cuba. (De izq. a der.) Yasef Ananda, Germán Amado Blanco, el profesor de Historia del Arte Antonio Alejo, y el poeta César López.

HAVANA TIMES – La presencia física de un autor en la primera presentación de su libro en público, supone una cuota de valor agregado para el texto. El rostro y valoración del gestor de la obra sobre la misma – en particular cuando se trata de un nombre desconocido para las mayorías – pueden imprimir un impulso adicional al título en cuestión. Su ausencia, por el contrario, entraña el riesgo de crear un vacío difícil de soslayar.

Quien fue Justo de Lara? Más conocido en el mundo iberoamericano por el seudónimo Justo de Lara, José de Armas y Cárdenas (La Habana, 1866-1919), comenzó su intensa vida intelectual a los 18 años, haciendo crítica literaria en Cuba, tras lo cual se dedicó al periodismo. Fundó y dirigió varios medios de prensa en la Isla y el extranjero, además de fungir como corresponsal de guerra.En esta condición desembarcó en Cuba en 1898, proveniente de EEUU, donde residía por entonces, enviado por el periódico The Sun, junto a las tropas de EEUU que derrocaron al Ejército español. A pesar de esta particularidad defendió la total independencia cubana y se opuso a la Enmienda Platt.
Graduado de Derecho, apenas hizo uso de esta actividad, dedicándose sin embargo con especial ahínco a la traducción literaria, entre el inglés y el español y viceversa, y a la investigación literaria. Vivió en Madrid de 1909-1919. Fue miembro de la Academia de la Historia de Cuba, de la Real Academia Española y de The Hispanic Society of America, de Nueva York.

Con el ánimo de ayudar en lo posible a conjurar este fatalismo escribo estas líneas. Porque “Periodismo y nación: Premio Justo de Lara” – libro creado a cuatro manos por los intelectuales cubanos Germán Amado Blanco y Yasef Ananda Calderón, llegó al mundo en total ausencia física de sus gestores, como pudieron atestiguar quienes asistieron a su presentación, en la recién concluida Feria Internacional del Libro de La Habana de 2014. ¿Razones?: Amado Blanco falleció en 2011, mientras que Ananda Calderón se encuentra desde hace años del otro lado del planeta. En China, para ser más exactos, donde hace una maestría en la Academia de Cine de Pekín.

Carátula del libro Periodismo y Nación: Premio Justo de Lara, publicado por la Editorial José Martí.
Carátula del libro Periodismo y Nación: Premio Justo de Lara, publicado por la Editorial José Martí.

Tras leer el libro, – que el joven Ananda tuvo a bien obsequiarme, condimentándolo con una entrañable dedicatoria – quedé convencido de estar ante un título mayúsculo, en el que placer estético por su lectura y sentido de la oportunidad marchan bien agarrados de la mano. Lo recomiendo sin la menor reserva, con la certeza de que “Periodismo y nación…” constituye una mirada objetiva, con talante celebrador, del sentido de la ética periodística, la pluralidad de pensamiento, la enjundia intelectual y el amor sin cortapisas por Cuba.

Con los sucesivos premios Justo de Lara, la desaparecida tienda por departamentos El Encanto reconoció la labor de 24 profesionales de la palabra, de 1934 a 1957. Fue una feliz alianza entre empresariado privado e intelectualidad. Una enseñanza para no pasar por alto en los tiempos que se avecinan.

Para los que no vivimos aquella época, sorprende y gratifica a la vez ver reunidos en un mismo volumen los talentos de personalidades históricas tan disímiles – e incluso en conflicto posterior- como fueron Raúl Roa (La Habana, 1907-1982) y Humberto Medrano (La Habana 1917-Miami, 2012), por sólo citar dos de los casos más conspicuos.

La cadena comercial El Encanto y el Premio Justo de Lara – Hoy medio mundo compra en la cadena de tiendas El Corte Inglés, el mayor emporio de ventas minoristas en España. No muchos dominan, sin embargo, que ese gigante comercial tuvo su origen en Cuba, a finales de los años 20, cuando emprendedores asturianos como José Areces y otros directivos desarrollaron los Almacenes El Encanto, experiencia que combinada con el sistema de tiendas por departamentos de EEUU, trasladaron eventualmente a España, donde a la sazón eran poco menos que desconocidas.
La primera tienda El Encanto abrió en Guanabacoa, en 1888, tras lo cual se trasladó a la intersección de Compostela y Sol, en la actual Habana Vieja. Finalmente, se ubicó en San Rafael y Galiano. Allí estuvo hasta quedar destruida por un sabotaje en 1961.
A partir de 1934, la administración de El Encanto decide apostar por el periodismo de opinión, otorgando un galardón anual al mejor artículo aparecido en la prensa nacional. Además de un diploma y la publicación en todo el país de la obra premiada, se entregaban mil pesos al ganador. El primer premiado ese año fue Jorge Mañach (La Habana, 1898-Puerto Rico, 1961) con “El estilo de la Revolución”, publicado en el periódico Acción.

Por eso reitero que es un libro oportuno. Más aún: necesario. Los cubanos de hoy vivimos una coyuntura que requiere de un amplio replanteamiento de rumbos y nociones. Y como parte de esta revisión, la diversidad de pensamiento deberá ocupar un sitio privilegiado, como elemento cincelador de la Cuba a la que aspiramos y que por fuerza deberá ser mejor. Cada vez mejor.

Y ahora, doy la palabra al cineasta, poeta, investigador y amigo Yasef Ananda:

3)Foto de la entrega del Premio Justo de Lara de 1950 a Luis Amado Blanco, columnista del diario Información.
Foto de la entrega del Premio Justo de Lara de 1950 a Luis Amado Blanco, columnista del diario Información.

¿Cómo surge el proyecto del libro? ¿Cómo y dónde transcurrió el proceso de investigación, acopio y decantación de fuentes informativas? ¿Cómo se dividieron Germán y tú las responsabilidades?

Yasef Ananda: “Periodismo y Nación…”, como proyecto editorial tiene sus antecedentes en una selección de artículos periodísticos que hicimos para conformar el contenido del libro Juzgar a primera vista, sobre la obra crítica de Luis Amado Blanco. Este libro y otros, formaron parte de los festejos literarios por el Centenario del natalicio de Luis Amado Blanco, padre de Germán Amado-Blanco.

En ese momento, desempolvando documentos y fotografías pertenecientes al archivo personal de la familia Amado-Blanco, Germán advierte una curiosa relación comprobable entre varios intelectuales reunidos en un acto social determinado: todos, en algún momento de sus carreras, habían sido galardonados con el premio Justo de Lara. A partir de esta aguda observación de Germán, alentamos la idea de investigar más a fondo el alcance nacional e histórico de este certamen y valorar si era de interés editorial este proyecto, pues más que una tesis, en aquel momento era una hipótesis de investigación.

Esta curiosidad nos llevó a la Biblioteca Nacional de Cuba, institución que nos abrió gratamente sus puertas y nos permitió consultar los periódicos donde se publicaron los artículos originales. También pudimos consultar los archivos fotográficos de la Revista Bohemia y otras publicaciones, para enriquecer con fotos y viñetas el libro “Periodismo y Nación…”.

Siempre que podíamos investigábamos juntos. Aunque el acopio de información lo hicimos en muchas ocasiones de forma individual, en dependencia de nuestra disponibilidad de tiempo, ya que cada cual t tenía otras responsabilidades laborales. Germán, como asesor del Ministro de Comercio Exterior y yo como cineasta.

Una vez concluida esta parte, ¿cómo consiguieron la publicación?

Los autores de Periodismo y Nación: Premio Justo de Lara
Germán Amado Blanco (La Habana, 1937-2011) Graduado de contador público en la Universidad de La Habana, estudió asimismo banca y economía. Trabajó por muchos años en los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Comercio Exterior. Más adelante pasó a desempeñarse como asesor ministerial, labor que fue compaginando con la recopilación de la obra de su padre, el periodista, poeta y narrador asturiano Luis Amado Blanco (Avilés, 1903-Roma, 1975).
Yasef Ananda Calderón (La Habana, 1975) Licenciado en Arte de Medios de Comunicación Audiovisuales del Instituto Superior de Arte (ISA) de Cuba. Poeta, cineasta e investigador. Como productor de cine su obra más conocida es el cortometraje “Gozar, comer, partir”, que Arturo Infante dirigió en 2006. Ha residido por largos periodos en Asia (La India, Japón y China). Ha publicado los poemarios El manuscrito de Ananda (1996) y La tarde elemental (2008)

YA: Una vez con la primera maqueta en la mano, se la dimos a leer a varios intelectuales cubanos. Entre ellos Cintio Vitier, Pablo Armando Fernández, Lisandro Otero, Carlos Lechuga, Fernando Rojas, actual viceministro de Cultura y a otros amigos cercanos. Nos interesaba escuchar opiniones y críticas sobre ese primer corte, como se dice en términos de cine.

En aquel entonces el título que yo proponía resultaba demasiado poético “El alba insobornable”, extraído de un comentario de Rafael Suárez Solís sobre la función del periodista, que en síntesis él consideraba que era el compromiso con el idioma, la honestidad ante la cuartilla en blanco, el rigor en el tema y el sacrificio de la entrega en tiempo, lo que definía la calidad de un periodista.

En China. El fotógrafo y director chino Gu Changwei (Sorgo Rojo, Pavorreal) y Yasef Ananda en Pekín.
En China. El fotógrafo y director chino Gu Changwei (Sorgo Rojo, Pavorreal) y Yasef Ananda en Pekín.

Fue el escritor Lisandro Otero, hijo del periodista Lisandro Otero Masdeu, el que propone como título Periodismo y Nación, pues según su apreciación, volver sobre estos artículos devenía un ejercicio de revisión crítica sobre una parte esencial de la historia de Cuba y sus problemáticas fundamentales.

Como joven intelectual, ¿qué te deja esta experiencia, que revela una parte tan importante y a la vez mal justipreciada de nuestra historia?

YA: Constaté que en Cuba, en la tan mal llevada seudo-república, existieron siempre buenos periodistas de opinión, honestos, polémicos, con una gran dominio del español y rigor intelectual a la hora de expresarse. También pude observar que existía un pluralismo editorial que permitía criterios muy diversos -todos al alcance del lector- desde los diversos medios que circulaban en la época. Y que ese pluralismo también era premiado y reconocido en concursos nacionales.

Acercarnos a los actores reales, desde sus propias reflexiones y opiniones y no desde la interpretación mediatizada de su función, es lo que creo puede hacernos fundar, como lectores, una opinión personal consecuente. Eso es lo que Germán y yo pretendimos con este libro: entregar al lector una pequeña parte de la historia de la prensa cubana, que estaba olvidada e incluso condenada… que es valiosa y no debía seguir en un injusto lugar.

Creo que el Premio Justo de Lara es orgullo cultural de todos los cubanos. Los intelectuales galardonados, afortunadamente tan diversos entre sí, también lo son. Compartir esa nítida sospecha que tuvimos cuando vimos aquella foto de grupo, y volver a hacerla latir para los lectores de hoy, es el principal objetivo de Periodismo y Nación.

7 thoughts on “Escribir un país

  • Excelente libro. Ojalá se pueda publicar aquí en Miami.

  • Muy interesante y revelador este proyecto, ojalá y se desarrolle a full, mucha falta hace que el periodismo en Cuba se encaminé a un pluralismo editorial.
    Gracias Isidro, impecable reseña.

  • Excelente Isidro. Me hace pensar que todo Internauta es sin querer un periodista investigador. Se nos presenta un tema y tenemos que acudir a fuentes históricas, reportajes de la época , ilustraciones, periódicos pasados, etc. Aun en temas contemporáneos tenemos que hundir en las noticias del mundo donde quiera que se encuentren. Dios traiga a Cuba la Internet lo mas rápido posible. En muchos sentidos los internautas cubanos serán periodistas por cuenta propia aunque sea desde las salas de su casa y hasta sin querer serlo.

    “Esta curiosidad nos llevó a la Biblioteca Nacional de Cuba, institución que nos abrió gratamente sus puertas y nos permitió consultar los periódicos donde se publicaron los artículos originales”

    ¿Es eso posible para cualquier ciudadano con carnet de la Biblioteca? Los documentos históricos siempre los conocemos por reseñas en otros libros. ¿Donde están metidos los documentos originales? La historia a través de las fuentes primarias. No queremos que me expliquen o me digan “sobre” tal o mas cual cosa, aunque no lo veo mal en si, pero también queremos las fuentes y poder sacar nuestras propias conclusiones históricas. Igualmente queremos ser historiadores por cuenta propia desde la sala de la casa. Ver las fotos, leer las cartas, los periódicos de la época, curiosear e investigar como lo hacen los que tienen acceso, aunque no tengamos ningún interés en escribir nunca nada ni queramos ganar ningún premio. Queremos que se abran los archivos históricos de Cuba a todos. Y un trabajo a realizar es ponerlos en la Internet en pdf, html o cualquier formato. No hay ni que ir a las Bibliotecas.
    Periodismo y Nación me parece un buen comienzo en DESCLASIFICAR el pasado.

  • Pensando mas sobre el tema se me ocurre un proyecto mas importante que podría resolver el problema de una vez y por toda. Se basa en lo que hacen todas las bibliotecas del mundo moderno. Poner los periódicos, revistas, etc, en microfilm. En EEUU tenemos The Library of Congress, pero las bibliotecas publicas son por ciudad o por condado. En ellas te encuentras todos los periódicos y publicaciones de la ciudad desde cuando empezaron. Están en microfilm y en cada biblioteca hay maquinas de microfilm para ver la información en ese formato. La tecnología no es cara y el proceso de traspase tampoco. Si vas a una biblioteca publica en Chicago, puedes pedir el Chicago Tribune de tal fecha a tal fecha. Te dan los casettes de microfilm de ese periódico para esas fechas, vas a la maquina y lo pones y si quieres imprimir algún articulo o pagina tienes esa facilidad y te cobran un precio muy módico por la impresión.

    El secretismo en la historia de Cuba llega a niveles ridículos. Una vez en Madrid hablando con un historiador cubano de la isla sobre algunas cartas criticas a Marti por otros patriotas, me contesto;- “No creo que el pueblo este preparado para eso todavía”. Figúrate, si en 140 años no estamos preparado, ¿Cuando lo vamos a estar? Esta situación ya ni tiene que ver ni con comunismo ni estatalismo ni nada de eso. Si algo me recuerda es a la película, “Planet of the Apes”, donde ni siquiera los chimpancé académicos sabían nada de la “zona prohibida”, y el único que sabia la historia de antes de la guerra termo-nuclear era un viejo arangutan, que para colmo no le soltaba prenda a nadie sobre la verdad de lo que había pasado.

    Pensando sobre el asunto se me ocurre una empresa de “inversión extranjera” destinada a darle trabajo a algunos cubanos, ( fomentar el trabajo esta dentro de los objetivos ), con el propósito de microfilmar las publicaciones anteriores a la guerra termo-nuclear conservadas a algunas cuevas de la isla. Pero me entra la duda que las “empresas empleadoras” nos contraten algunos “gorilas” que se salten artículos y documentos que no favorables a ellos. Entonces pienso en las cooperativas, donde si escogen a la empleados, pero me encuentro que tal cooperativa no tiene que ser lucrativa y por no tener ganancias, no sean aceptadas por la administración económica que las acepta . Pienso también que por “el otro lado” aunque sea un proyecto que se pueda presentar como Cultural, la OFAC, ( Office of Asses Control ) de los EEUU, que no permite el envió de dinero o maquinarias de microfilm para Bibliotecas cubanas, lo vetaría.
    Sigo dándole coco al problema. ¿se te ocurre algo? De momento, producto de la frustración, todo lo que se ocurre es un grito contestatario; ¡LOS DOCUMENTOS HISTÓRICOS SON DE TODOS LOS CUBANOS!

  • Gracias a todos por los comentarios: (y “contracomento” antes de que la reseña se esfume del aire):

    Pepe Ruiz:

    Desde luego que sería una magnífica idea que este título se publicara o distribuyera en Miami. Estoy seguro de que muchos allí y en otras ciudades de EEUU disfrutarán al leer las crónicas premiadas, y comprobar el excelente periodismo que tuvimos en aquellos tiempos. Especial atención merece el hecho de que algunos de los más prósperos empresarios de la época se dieran a la tarea de proteger y auspiciar el talento intelectual. Porque en la Isla hemos llegado a un punto en que tal parece que ambos sectores están condenados, de cara a la eternidad, a negarse mutuamente (Recordar la debacle de La Opera de La Calle). En resumen, considero este libro como una hoja de ruta y un particular aporte hacia una mayor concertación entre cubanos de todas las tendencias de pensamiento.

    Miranda:

    Al leer, reseñar este libro y hacerle la minientrevista al autor, pensé de inmediato en las “broncas” que solemos tener tú y yo y otros muchos de los lectores de HT sobre la problemática cubana. Cuando te menciono la “Cuba soñada” (en la que me parece que no crees mucho y en la cual te invito a pensar), es algo como este título lo que me viene a la mente: un espacio totalmente plural. Ya sé que en este mismo minuto es puro sueño. Pero como todo arquitecto sabe a cabalidad, un edificio siempre fue un croquis con múltiples borrones y enmiendas antes de devenir mole de hierro, concreto y vidrio.

    Tony:

    Has puesto sobre el tapete varios temas que convocan a profundos razonamientos e incitan a pronunciarse de algún modo.

    En primer lugar, concuerdo contigo en que urge garantizar el acceso sin impedimentos a la documentación de carácter público que guardan nuestros archivos. Y es que las limitantes en ese sentido son un tema relativamente reciente. En los años 80 estuve revisando con amplitud material de archivo en esa institución, como simple usuario de la misma, y nunca se me negó nada de lo que pedí – a menos que los mismos estuvieran incluidos en la lista de ejemplares únicos, con riesgo de deterioro.

    Esa frase tuya de “desclasificar el pasado” se me antoja estupendo compendio de las tareas que afrontamos los cubanos para reajustar nuestra valoración de lo acontecido en el país. Y no es menos cierto que este libro puede coadyuvar a abrir senderos en esa dirección. También me gana esa convicción leyendo sus páginas.

    Otra faceta que el título expone de modo magistral, si bien soterrado, es el tema recién trato en HT del nacionalismo revolucionario en Cuba.

    Observa que, como señalé en la reseña, el primer premiado del concurso Justo de Lara fue el imprescindible Jorge Mañach, en 1934, con su texto “El estilo de la Revolución”. Todos los grandes políticos de la época república -tanto para bien como para mal – tuvieron algún tipo de inspiración revolucionaria, en especial tras la caída de Gerardo Machado. A ese pasado no podemos sustraernos, como tampoco debemos restringir el término Revolución al proceso iniciado en 1959. Hay mucha tela que cortar en el tema.

    Saludos

  • “es el tema recién tratado en HT”

  • Un saludo. Quiero contactar a la familia de Germán Amado Blanco. Pueden ayudarme? Gracias.

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