Laura Domingo: Coreógrafa de una nueva generación

Por Helson Hernandez

Laura Domingo

HAVANA TIMES — “La coreografía representa para mí una manifestación de rebeldía íntima y pública. También implica un servicio y una posibilidad de establecer vías de contacto a partir de la memoria y las emociones”, contó Laura Domingo en su entrevista con HT.

La Danza en la isla encuentra jóvenes creadores que apuestan por novedosos caminos en el ejercicio coreográfico actual, Laura Domingo se ha nutrido del Ballet Nacional y a la vez de Danza Contemporánea de Cuba, siendo autora de obras que integran hoy el repertorio de prestigiosas compañías como estas.

HT: Su formación académica es el Ballet, sin embargo ha inclinado sus intereses por las tendencias más contemporáneas en la Danza.

Laura Domingo: Considero que la danza incluye cualquier movimiento del cuerpo que contenga en sí un motivo, una carga expresiva. No sólo estudié ballet desde los nueve años, sino que aún practico la pedagogía en esta rama danzaria, lo cual me ayudó a entender el cuerpo desde un proceso académico y bajo las exigencias de esta técnica muy bien codificada.

Sin embargo, hubo un momento en que comencé a necesitar otras herramientas, no con el fin de montar coreografías sino por puro interés en el aprendizaje. Entonces decidí vincularme a las clases, entrenamientos y talleres de Danza Contemporánea de Cuba, DCC.

La proximidad a esta compañía me hizo descubrir otros universos y apreciarlos comparativamente con los que conocía de antemano. Por otra parte, DCC es un centro donde se promueve el nivel intelectual durante los procesos de montaje con coreógrafos cubanos y extranjeros de tendencias variadas.

Eso estimuló mi interés por explorar otros modos de concebir la danza en Cuba y en países como Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, donde existen compañías que considero magistrales. Poco a poco esta sed de conocimientos también fue decisiva en el riguroso afán de ir perfilando un lenguaje autónomo. Sin embargo, la formación que poseo es muy insipiente aún. Espero poder hablar, en un futuro, en plural respecto a la misma, y así el ballet no será sino el comienzo o la plataforma de toda mi carrera.

HT: ¿Algún hecho en particular determina sus inquietudes creativas en la danza?

LD: La necesidad de crear universos posibles. Intento una y otra vez completar aquello que falta, que no he vivido, que me ha sido arrebatado. La coreografía representa para mí una manifestación de rebeldía íntima y pública. También implica un servicio y una posibilidad de establecer vías de contacto a partir de la memoria y las emociones.

En general esa interacción sensorial con otras personas me resulta fundamental. Por otra parte, aunque a menudo trabajo a partir de la técnica clásica y contemporánea, prefiero dejar claro que cedo el lugar protagónico al discurso emotivo. Tampoco me propongo una danza sentimentalista, más bien una danza que genere pluralidad de lecturas.

HT: ¿Dar clases de ballet en qué medida ha nutrido su superación coreográfica?

LD: El impulso puede venir de muy lejos; pero siempre existe algo que lo proyecta. Eso ocurrió durante las clases de ballet que impartía en la Escuela Nacional, ENB. El enlace de pasos y frases hizo despertar este juego de componer.

Hubo otra asignatura, danzas de carácter, que me enfrentó cara a cara con la creación. Ramona de Saá y Martha Iris Fernández, directora y subdirectora respectivamente de la ENB, estuvieron entre las primeras personas que me incentivaron en este sentido. A ellas agradezco la confianza y el temprano ofrecimiento de otorgarme horarios extras para propiciar mi desarrollo con los estudiantes del Nivel Medio. Aún lo hacen.

HT: ¿Entonces, hoy se ve más profesora o más generadora de ideas devenidas en coreografías?

LD: Ambas profesiones se complementan en mí. Hay algo de pedagógico en el modo en que el coreógrafo se relaciona con los intérpretes para emprender juntos la búsqueda del gesto definitivo. La enseñanza, además aporta herramientas de aproximación a los bailarines y una conciencia metodológica que son imprescindibles durante el proceso.

HT: Cuenta de su experiencia junto al Ballet Nacional de Cuba.

LD: He disfrutado mucho trabajar con el Ballet Nacional de Cuba, BNC. En este caso no voy a hablar de azares sino de esfuerzo. El concepto de la persona iluminada para mí quedó en el siglo XIX. Yo tengo fe en el empeño obstinado. Me gusta el trabajo con los integrantes del BNC porque tienen excelentes cualidades técnicas y eso les brinda la oportunidad de expresarse de un modo exquisito. Son bailarines que pueden abarcar la danza en toda su amplitud si se lo proponen.

Muchas veces la dinámica de creación con ellos tiene un ritmo muy intenso debido al cúmulo de compromisos que debe asumir esta institución cada año. Por eso, al concluir un proceso coreográfico dentro de sus filas siempre me quedo con una mezcla de agotamiento y regocijo.

Significa un desafío vislumbrar posibilidades expresivas, ajustar cientos de detalles y dejar lista la obra en el corto tiempo del que se dispone. He aprendido muchísimo de esa forma. A través de “Ígneos”, la primera pieza que monté con la compañía, intenté captar la explosividad que caracteriza a los danzantes cubanos mediante movimientos que si bien se basan en lo clásico, entablan una marcada relación con el contemporáneo.

“Dulce es la sombra”, mi próximo estreno, con música del maestro Guido López Gavilán y diseños de José Luis Fariñas, aunque sigue esta misma trayectoria, contiene mayores contrastes entre la técnica pura y elementos teatrales.

HT: ¿En qué temas suele refugiarse mayormente para llegar a la idea concreta de una obra artística?

LD: Creo que nunca dejarán de motivarme, sorprenderme y seducirme las complejidades humanas. No me planteé ser coreógrafa; si me arriesgo es porque siempre existe algo que nos genera el valor por encima de los cuestionamientos. Me atrae el ciudadano de Cuba frente a sus circunstancias nacionales y universales. Intento escarbar en nuestra naturaleza a partir de una visión totalizadora.

El artista debe ser un observador empedernido de su entorno porque no existe nada más sorprendente y evocador que la vida. A menudo me martiriza la posibilidad de perder u olvidar sentimientos, escenas y colores que luego me impulsen hacia una nueva búsqueda. Por eso también escribo.

HT: Se aprecia en su trayectoria una labor reiterada con agrupaciones teatrales.

LD: El teatro me atrae desde la niñez. Cuando tenía entre nueve y diez años comencé en un taller de actuación que nos ofreció la profesora Ana María Paredes en la Escuela Elemental de Ballet. Mucho tiempo después acudí a un llamando del grupo “Máscara Laroye” junto al “Rita Montaner” como bailarina, para participar en dos puestas en escena, “Bodas de sangre” y “Hamlet”.

Desde entonces la cercanía fue incrementándose y maduró definitivamente en Medellín, Colombia, durante el mes de octubre de 2011. En esa ciudad conocí a profundidad el ambiente teatral. Excelentes compañías como “Deambulantes”, “Hora 25” y “Matacandelas”, por sólo citar tres, de algún modo me abrieron sus puertas lo cual me hizo sentir tan encantada que a mi regreso aquella experiencia definió mi unión como coreógrafa y entrenadora de “Teatro Gaviota”.

Disfruto trabajar con los actores porque desarrollan una interesante cosmovisión y están más adaptados a exponerla. Eso los vuelve muy dúctiles. Por otro lado, la palabra es un motivo de inspiración constante en mi vida. Los actores saben con profundidad cuánto pesa y significa cada letra; entonces, cuando se les ofrecen determinados recursos aprenden a dialogar con su cuerpo de una forma espontánea y personal.

HT: Sería interesante conocer su visión sobre la creación actual que respira la Cuba de hoy.

LD: En general considero que están emergiendo personas con propuestas interesantes. Esto evidencia un esfuerzo por mantener la pluralidad de estéticas en nuestro entorno. Para mí lo significativo es que siempre existan artistas inquietos y se cree un movimiento en constante efervescencia.

Creo que debemos entendernos desde una perspectiva internacional y eso a veces es difícil de lograr por las dificultades del acceso a determinados medios. A pesar de ello, existen posibilidades que siempre están al alcance de la mano y de las cuales podemos sacar provecho.

Somos una nación con una enorme vocación por el arte y la creatividad. Quizás falte una dinámica de trabajo más intensa y sostenida en el quehacer coreográfico dentro del país. Sin dudas es responsabilidad de todos incrementarlo porque si disminuyen los coreógrafos se resquebrajará trágicamente la calidad de nuestro panorama danzario.

Del mismo modo entiendo que la crítica debe seguir optando por orientar e incentivar esta labor. Contar con voces experimentadas en el campo periodístico puede salvarnos de lamentables caídas en los arcaísmos y estancamientos.

HT: Ahora mismo le dan la libertad de crear sin límites, díganos la idea que le gustaría materializar.

LD: La verdad es que siempre hago uso de la libertad frente a un montaje nuevo porque me resulta imprescindible. Quizás en ese sentido haya tenido mucha suerte. Pero sin dudas un proyecto que me encantaría llevar adelante es crear una obra neoclásica con la música de Inti-Illimani en Cuba.

Laura Domingo

Los ritmos de esta legendaria agrupación chilena retumban en mí desde hace tiempo y disfrutaría mucho conducirlos hacia otros espacios. Me interesa expresarme desde mi insularidad y como parte del Continente Latinoamericano.

También me cautiva seguir explorando los vínculos entre la danza y el séptimo arte. Hace cuatro meses los realizadores Felipe Rodríguez Martínez y Nikolas Juerguens de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y yo, hicimos una película en la cual participaron más de veinte estudiantes de la Escuela Nacional de Ballet. En estos momentos se encuentra en postproducción y quisiéramos presentarla muy pronto en La Habana. También tengo pendiente incluir de una forma más protagonista al medio audiovisual en mis ballets.

HT: La literatura es otra zona explorada por usted.

LD: La palabra es mi refugio. Me interesa la palabra escrita, dicha –el teatro- y danzada. Así me entrego a esta delicada labor de crear sobre un camino siempre espinoso. Tampoco me considero escritora. Mi relación con las letras es un quehacer autodidacta. Soy egresada del Instituto Superior de Arte en la especialidad de ballet; apenas en los últimos dos años he tenido la oportunidad de cursar varias asignaturas de postgrado en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

Eso me ayuda a plantearme una guía para profundizar en ciertos temas aunque no me entrego a la literatura con el rigor de un especialista; más bien se trata de una amistad continua y redentora. Escribir es también un ejercicio que practico en la soledad, sobre todo en los últimos meses. Es un diálogo conmigo misma que no conoce nadie; pero lo alimenta todo.

One thought on “Laura Domingo: Coreógrafa de una nueva generación

  • La formacion de Laura al parecer no es tan incipiente, sí la del autor del artículo que ni siquiera se tomó el trabajo de pasarle el corrector ortográfico para corregir su error al escribir incipientemente, incipiente con “s” en vez de con “c”.

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