La educación y el empleo de la mujer antes de la Revolución

Por SAMUEL FARBER

(El cuarto de seis fragmentos del libro Cuba Since the Revolution of 1959 )

Foto: Minou Spits

HAVANA TIMES, 13 dic — Además del impacto de los cambios legales y políticos de los primeros 50 años de la República Cubana, las relaciones tradicionales de género que Cuba heredó de España fueron afectadas por el significativo, aunque limitado, desarrollo económico generado por los amos norteamericanos imperialistas que remplazaron a los señores de la colonia española en 1898.

Este tipo de desarrollo económico tuvo un impacto muy distorsionado, como se reflejó por ejemplo, en la gran diferencia que creó entre los estándares de vida del campo y la ciudad.17

Aún así, produjo cambios materiales significativos en la isla, y el efecto no anticipado de introducir cierto grado de “americanización” en la cultura cubana 18 que disminuyó aún más la influencia de las relaciones patriarcales españolas que todavía predominaban en Cuba.

Las principales esferas afectadas por esta transformación fueron la educación y el empleo. Para los años 50, la proporción de niñas entre los cinco y los 15 años que iban a la escuela era casi igual a la de los varones.

Foto: Angel Yu

El promedio de hombres analfabetos (26 por ciento) era mayor que el de las mujeres (21 por ciento), y en toda Latinoamérica solo Argentina tenía un mayor porcentaje de alfabetización femenina (85 por ciento).19

Según el censo de 1953, las mujeres constituían el 37 por ciento de los graduados universitarios. 20  En 1956-1957, el 45 por ciento de los estudiantes universitarios y el 22 por ciento de los profesores también eran mujeres.

A finales de los 50, esas mujeres se concentraban en ciertas profesiones: 622 estudiaban Farmacia, 430 Derecho y 388 estudiaban filosofía y letras; sólo 7 estudiaban agronomía y 3 ingeniería eléctrica.21

Evidentemente no fue la exclusión, sino la división del trabajo basada en género lo que llevó a las mujeres, particularmente a las de clase media, a ser socializadas y encausadas hacia ciertas carreras y  profesiones. En todo caso, solo una pequeña proporción de jóvenes cubanos iban a la universidad en esa época.

Primera entrega: Cuba, y la unidad del pueblo

Segunda entrega: Los trabajadores cubanos despues de la Revolución

Tercer entrega: En Cuba: ¿Rezagos históricos o racismo institucional?

La división de trabajo basada en el género también era evidente en el mercado laboral. Antes de la Revolución de 1959 la gran mayoría de las mujeres eran amas de casa. Según el censo de 1953 sólo un 13.7 por ciento de las mujeres adultas tenían empleos fuera de la casa, y más de un cuarto de estas eran trabajadoras domésticas[22] que no estaban protegidas por ningún tipo de legislación social o laboral.

Las mujeres estaban bien representadas (46 por ciento) en las profesiones y las semiprofesiones y estaban sobrerrepresentadas en la educación, la filosofía y la enfermería. Constituían un 82 por ciento de los maestros, 81 por ciento de los trabajadores sociales y 68 por ciento de los farmacéuticos.

Sin embargo, sólo un 13 por ciento de los médicos eran mujeres, un 17 por ciento abogadas, y un 5 por ciento administradoras o gerentes. Tampoco estaban muy representadas (sólo entre el 15 y el 20 por ciento) entre los oficinistas, y mucho menos entre los obreros manuales (entre 2 y 10 por ciento). [23]

Es interesante que las mujeres tenían una tendencia a ocupar los extremos de la estructura ocupacional cubana. Por un lado, como mostré anteriormente, más de un cuarto de las mujeres que trabajaban fuera de casa eran trabajadoras domésticas, mientras que por el otro lado, constituian más del 55 por ciento de los profesionales y trabajadores técnicos (38 mil 616, de un total de 70 mil 18). 24

Los observadores europeos y estadounidenses tienden a confundir la visibilidad, e incluso la exuberancia, de la prostitución en La Habana con la cuestión muy diferente del peso específico e importancia que esta tuvo en la economía y la sociedad cubana.

Así, por ejemplo, Lourdes Argüelles y B. Ruby Rich alegan que los únicos sectores ocupacionales que mostraron un crecimiento sustancial durante los años cincuentas fueron el turismo, la distribución de drogas, el juego y la prostitución. 25

Sin embargo no presentan ninguna estadística que respalde esa opinión e ignoraron en gran medida el contexto económico de la isla en ese período. Por ejemplo, aunque en el año 1956, que fue muy bueno para el sector turístico, se generaron 30 millones de dólares en ese sector, esto fue apenas un 10 por ciento de lo que generó la industria azucarera el mismo año. 26

Foto: Byron Motley

Ni Argüelles ni Rich dicen una sola palabra acerca de la enorme industria de la construcción en los cincuentas. Esta industria atrajo grandes cantidades del capital cubano conservador hacia el sector residencial.

Mientras tanto, el capital extranjero invirtió en la Compañía Minera de Moa, dedicada a la extracción de níquel y cobalto en la región oriental de Cuba [27], y por supuesto, en la construcción de hoteles para turistas.

Para adquirir una perspectiva sobre lo que significó el turismo y la prostitución durante los cincuentas, debemos tener en cuenta que entre 200 mil y  250 mil turistas visitaron Cuba cada año durante esta década, comparado con los mucho más de dos millones anuales que visitaron la isla al principio del siglo XXI. 28  Mientras tanto, durante esos 50 años, la población de la capital cubana solo se duplicó.[29]

Se calcula que para fines de los cincuentas existían en La Habana 270 prostíbulos y 11 mil 500 mujeres ganándose la vida como prostitutas (había mucho menos prostitutas trabajando fuera de la capital).

Por muy chocante que pueda parecer la última cifra, no es nada en comparación con otros datos que el censo de 1953 presenta sobre la mujer cubana en general. Según ese censo, 87 mil 522 mujeres trabajaban como empleadas domésticas, 21 mil se encontraban totalmente desempleadas y buscando trabajo, y otras 77 mil 500 trabajaban para un pariente sin recibir pago alguno.

Más aún, se calculó que 83 por ciento de todas las mujeres empleadas trabajaban menos de 10 semanas al año, y sólo un 14 por ciento trabajaba todo el año.[30]

Esta fue la realidad mucho más espantosa del desarrollo desigual que introdujo el imperio americano y el capital cubano en la isla, aunque no sea tan risqué y excitante para los observadores europeos y estadounidenses, ya sean de derecha o izquierda, interesados en el exotismo y la diferencia de los cubanos.31

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Notas:

17.   Vea el primer capítulo, “The Prerevolutionary Economy: Progress or Stagnation?,” de Samuel Farber, The Origins of the Cuban Revolution Reconsidered, Chapel Hill, N.C.: The University of North Carolina Press, 2006, 7–33.

18.   Para un analísis comprensivo de la influencia cultural de los E.U. en Cuba, vea Louis A. Perez, On Becoming Cuban (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1999).

19.   Julie Marie Bunck, Fidel Castro and the Quest for a Revolutionary Culture in Cuba, University Park, Pa.: State University Press of Pennsylvania, 1994, 89. Desde luego, las tasas de analfabetismo eran mas altas en el campo cubano. De nuevo, esta cuestión es bien explorada en el primer capítulo, “The Prerevolutionary Economy,” de Farber, The Origins of the Cuban Revolution Reconsidered.

20.   Lois Smith and Alfred Padula, Sex and Revolution: Women in Socialist Cuba, New York: Oxford University Press, 1996, 89.

21.   Ibid., 89.

22.   Isabel Larguía and John Dumoulin, “La mujer en el desarrollo: Estrategia y experiencias de la Revolución Cubana,” Casa de las Americas 25, no. 149 (marzo–abril 1985): 39.

23.   José A. Moreno, “From Traditional to Modern Values,” en Carmelo Mesa-Lago, ed. Revolutionary Change in Cuba, Pittsburgh, Pa.: University of Pittsburgh Press, 1971, 479; y Smith and Padula, Sex and Revolution: Women in Socialist Cuba, 96.

24.   De acuerdo a una encuesta ocupacional conducida en 1952. Vea Louis A. Pérez, Cuba: Between Reform and Revolution, 3rd edition. New York: Oxford University Press, 2006, 232.

25.   Lourdes Arguelles and B. Ruby Rich, “Homosexuality, Homophobia, and Revolution: Notes toward an Understanding of the Cuban Lesbian and Gay Male Experience,” part I, Signs 9, no. 4 (Summer 1984): 686. De la misma manera, Susan Sontag vio a Cuba como el lugar de recreo mas popular “para el uso limitado del Id de la clase media blanca norteamericana durante sus vacaciones de invierno.” Según Sontag, ese turismo tenía la misma importancia que el azúcar y el tabaco en definir el lugar de la Cuba prerevolucionaria en la historia. Sontag, “Some Thoughts on the Right Way (for Us) to Love the Cuban Revolution,” Ramparts, April 1969, 14.

26.   Rosalie Schwartz, Pleasure Island: Tourism and Temptation in Cuba (Lincoln: University of Nebraska Press, 1997), 168.

27.   Paul L. Andry, Jr., collector, Papers of Moa Bay Mining Company, Latin American Library, Tulane University, http://lal.tulane.edu/collections/manuscripts/andry.

28.   Schwartz, Pleasure Island: Tourism and Temptation in Cuba, 115, 148.

29.   Desde luego, muchos turistas extranjeros contemporaneos no visitan la Habana, pero el número que si lo hacen excede  por mucho los que visitaban la capítal en la decada de los cincuentas.

30.   Pérez, Cuba: Between Reform and Revolution, 3rd ed., 231–32.

31.   Para un ejemplo reciente del tipo de analísis distorsionado que ve al vicio y al crimen dominando la realidad cubana de los cincuentas, vea T. J. English, Havana Nocturne: How the Mob Owned Cuba—and Then Lost It to the Revolution (New York: William Morrow/Harper Collins, 2007).

 CUBA SINCE THE REVOLUTION OF 1959
A Critical Assessment
Copyright Samuel Farber 2011.
(www.haymarketbooks.org)

3 thoughts on “La educación y el empleo de la mujer antes de la Revolución

  • y la division del trabajo basada en el genero no es tambien exclusion? dividir laboralmente a los individuos de acuerdo a su genero sexual (al cual tambien se le achacan todas los aspectos positivos y negativos de la actuacion de la persona), no tiene base similares a la discriminacion y exclusion racista? amen de lo que se pudo haber considerado en el momento, me parece que en la actualidad eso de “division del trabajo con base en el genero” es bajar la parada ante los niveles de reflexion social y politica sobre la explotacion de la mujer. en que se basaba esa division sino era en el mismo basamento machista que pervive actualmente, el cual se lleva de lo mejor con las demas formas de explotacion? el dato de la presencia abultada de feminas en los extremos ocupacionales de los ’50 en cuba es otra muestra de la lucha de las mujeres cubanas por ganar espacios y generar emancipacion en una sociedad totalmente machista y conservadora, lucha que se inserta en un contexto de conflictividad politica mas amplio.

  • Eso de revisar la prehistoria cubana supongo que será muy atrayente ahora que se empieza a poder. Me refiero a revisarla sin prejuicios, ahora que los cubanos se van librando de los puntos de vista oficiales, fuertemente cargados de sectarismo, dogmatismo y adoctrinamiento.

    Sin embargo, no podemos olvidarnos de que es muy difícil conducir un carro mirando continuamente por el espejo retrovisor.

    ¡Que no continúe siendo el pasado un motivo de división entre los cubanos!

  • Gabriel, yo que viví esos tiempos, te digo que es necesario que las nuevas generaciones de cubanos, conozcan esa realidad de la Habana que el tiempo y las malas voluntades hicieron olvidar en Cuba.
    Porque la revolución triunfante del 59, acabó con muchas maneras socialistas de hacer las cosas que tenían tradición en la clase trabajadora cubana, te voy a poner un ejemplo:
    Los cubanos hoy pagan todos los meses la cuota del sindicato sin que este tenga un sentido clasista (a no ser el de luchar por la administración), pero es posible que ninguno de los asociados a los sindicatos actuales cubanos sepa que el Hotel Habana libre se construyó con la caja de retiro del sindicato de los gastronómicos.
    Creo que mirar hacia el retrovisor lo pueden hacen los pasajeros del auto, para hacer que el conductor pare la marcha si mató a una anciana por ir a tanta velocidad.
    Saludos desde el infierno.

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