Haiti y Cuba, una mirada poco ortodoxa (I)

Entrevista por Yusimi Rodríguez

Dmitri Prieto y su libro "Transdominación en Haiti"

HAVANA TIMES, 7 julio — Dmitri Prieto Samsonov no necesita presentación. Los lectores de HT lo conocen como uno de los colaboradores del sitio. A estas alturas no es noticia que el año pasado ganó el Premio Pinos Nuevos compartido, por su libro “Transdominación en Haití (1791-1826) Una mirada libertaria a la primera revolución social victoriosa en Las Américas”. Este texto fue publicado durante la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana. Siempre resulta un placer conversar con Dmitri, y este título es un buen pretexto para hacerlo.

HT: Si tú hubieses escrito este libro después de los terremotos que tuvieron lugar en Haití, para mí no sería muy sorprendente, porque después de esas catástrofes se le dedicaron canciones, poemas, crónicas; yo diría que Haití se convirtió en una especie de moda. Pero tú escribiste este libro antes de que todo eso sucediera.

Quisiera saber, primero, por qué escogiste Haití para tratar este tema de la transdominación, siendo tú un cubano-ruso y pudiendo tal vez haber lidiado con este fenómeno desde esas otras perspectivas, y segundo, por qué esta etapa post-revolucionaria, cuando lo que se ensalza siempre de Haití es que fue la primera revolución social victoriosa de nuestro continente. Se habla siempre al respecto de una forma más bien triunfalista.

DMITRI PRIETO: “Sobre ese tema existe una maravillosa novela “El Reino de este mundo”, escrita por Alejo Carpentier, un cubano, que refleja, entre otras cosas, en qué desembocó esta revolución. Es una obra que todo el mundo estudia, pero se habla muy poco de ella desde el punto de vista sociológico.

“Voy a comenzar respondiendo tu segunda pregunta. La transdominación es el origen del libro, de las investigaciones que he hecho, cosas que estoy escribiendo ahora. No quiero dármelas de inventor de la transdominación, creo que lo inventaron los que la llevaron a cabo en Haití y otros lugares. Este fenómeno consiste en la aparición de un nuevo sistema dominador tras el triunfo revolucionario, cuando se supone que las revoluciones se llevan a cabo para acabar con la opresión, crear oportunidades, igualdad, libertad.

Sin embargo, muchas veces lo que viene después de las revoluciones es una nueva dominación, o como dice Holloway en el prólogo, un sistema peor. Como tú dices soy cubano-ruso, tengo ancestros allá también y códigos históricos soviéticos incluidos en mi realidad. El cuestionamiento que da origen al tema de la transdominación nace de ahí. Cuando se dieron a conocer los crímenes de Stalin en la Unión Soviética, y lo ocurrido desde 1917 cuando triunfa la Revolución.

Me preguntaba cómo era posible que a partir de ideas tan atractivas como la revolución social, URSS transitó hacia esta época de dominación bajo Stalin y posteriormente los otros, el deterioro del sistema y la transición a un capitalismo más clásico.

Cuando empecé a hacerme estas preguntas busqué otros casos similares. La haitiana por lo general se promueve como primera revolución social triunfante del continente, y en ese sentido sucede lo mismo que en la Unión Soviética. A la gente le gusta hablar de la Revolución de Octubre (1917), los bolcheviques, la toma del Palacio de Invierno, pero ya a partir de la Rebelión de Kronstadt, en 1921, cuando los marinos y los obreros de Petrogrado se sublevaron, a muchos de los que hicieron la revolución se les llamó contrarrevolucionarios y muchos de ellos fueron muertos. Pero pocos se acuerdan de eso.

Haití es la primera revolución triunfante afro-caribeña y latinoamericana, pero lo que yo digo es que la victoria no basta para realizar los propósitos de una revolución. He estado estudiando Haití por seis o siete años, primero desde el punto de vista jurídico, luego por el hecho de que allí se llevó a cabo una revolución de afrodescendientes, y eso me acercaba al tema cubano.

Nuestro proceso revolucionario de los últimos 205 años se puede decir que está moldeado por dos grandes revoluciones, la de Haití y posteriormente la de Rusia. Esta fue la otra parte de mi fascinación por Haití, y también que el libro parte de la tesis de la maestría que hice en Londres; originalmente incluía otros países, pero después mi tutora  me dijo que el caso de Haití era suficiente, porque de por sí es fascinante.  Hubo otras propuestas de analizar Rusia y Cuba. Pero el primero es un país demasiado extenso, y creo que su proceso no puede ser abarcado en una tesis de maestría. Cuba es un proceso en curso con el cual en cierto modo estoy vinculado.

HT: Me alegra que hayas mencionado a Cuba porque iba a hacerte la siguiente pregunta: En el prólogo, Holloway menciona un grupo de países donde se ha dado la transdominación. O sea ha tenido lugar una revolución que ha desembocado en otro sistema de dominación o incluso, como él dice, en algunos casos ha dado lugar a una sociedad peor. El menciona Rusia, Corea del Norte, China, Viet Nam, pero no incluye a Cuba, mi pregunta es: ¿Crees que nuestro país ha escapado a la transdominación después del triunfo revolucionario?

DMITRI PRIETO: “Bueno, habría que preguntarle a Holloway por qué no menciona a Cuba. Yo pienso que la transdominación ha sido un proceso casi universal y es muy difícil señalar alguna sociedad que haya escapado de él tras la revolución…

Hannah Arendt tiene un libro que creo que se llama así: “Sobre la revolución”, y en él ella habla de la diferencia entre una revolución social y una revolución política. Para ella, Estados Unidos fue una sociedad post-revolucionaria exitosa porque no triunfó una revolución social, como podría haber sido el caso de Cuba, Haití y Rusia, sino que allí triunfó solo una revolución política. O sea, los revolucionarios norteamericanos de 1776 no se propusieron cambiar la estructura social de su país. Ahí nosotros podríamos invocar a José Martí, cuando dice que ellos lograron la independencia, pero no hicieron la revolución.

Para él una revolución que solo logra la independencia, no tiene ningún derecho a llamarse revolución (para llamarla así, deberían suprimir la esclavitud, al menos…).

Entonces viene la pregunta: ¿Habrá una especie de maldición sobre las revoluciones sociales, sobre cualquier proyecto radical, de cambios profundos? Muchos críticos de la “utopía” han expresado que lo que hay detrás del radicalismo revolucionario es el intento del control racional de toda actividad humana, y todo intento de control implica un controlador, un gobierno “fuerte”,  un buró político, un equipo de sabios dirigiendo la sociedad toda.

“En el caso cubano yo creo que sí, obviamente, se puede hablar de transdominación y hay que estudiarla. Se ha discutido públicamente, por ejemplo, lo sucedido en los ´60 con las minorías sexuales, religiosas y culturales, cuando fueron creadas las funestas UMAP y quienes parecieran “raros” eran enviados allá.

Y respecto a la burocratización que afecta a todo el pueblo y también es dominación, se conocen por ejemplo opiniones de personas como Alfredo Guevara o Silvio Rodríguez. Existen proyectos de investigación aprobados en la academia cubana, donde se trata de estudiar la colonialidad y la transdominación a partir del patrimonio histórico, es una investigación de hechos reales y palpables.

Está el ejemplo de los héroes anónimos del 27 de noviembre de 1871, los negros abakuá que dieron su vida por intentar salvar a los estudiantes de medicina que iban a ser fusilados: la transdominación está en el hecho de que con el triunfo de la Revolución había una lucha por la emancipación de los afrodescendientes y sin embargo esa memoria quedó oculta, se impuso una política cultural de colonialidad, donde no se daba a la luz pública este hecho.

Una forma de oponerse a la transdominación es este rescate de la memoria histórica popular y una reivindicación radical del proyecto revolucionario. Pienso que es lo que hay que hacer en todos los casos en que hay una amenaza o una presencia clara de la transdominación.

HT: Uno de las informaciones que me pareció más sorprendente en tu libro, fue el hecho de que Simón Bolívar, El Libertador, no invitó a Haití al Congreso Anfictiónico de Panamá…

DMITRI PRIETO: “Pero invitó a Gran Bretaña”

HT: ¿Cómo se explica que el gran libertador de América no invitara al primer país donde triunfó una revolución en el continente, y sin embargo, como tú me dices, invitara a Gran Bretaña?

DMITRI PRIETO: “Mira, eso tiene que ver mucho con el sistema-mundo y los conceptos de decencia. Hay otro dato importante que tú no mencionas al formularme la pregunta y es que los líderes haitianos ayudaron mucho a Bolívar y a todos los que en ese momento buscaban la libertad de América. El gobierno de Haití, el de Pétion en este caso, solo ponía la condición de que Bolívar liberara a los esclavos, como una de las primeras medidas que tomara cuando ganara la guerra.

Acción del 27 de noviembre.

Fue un punto problemático para Bolívar por cuestiones de alianza de clases, como ocurrió posteriormente aquí en Cuba. No fueron liberados los esclavos con la prontitud que pedía Haití. El Congreso Anfictiónico de Panamá tenía como objetivo lograr una integración y presencia internacional de esta nueva América. Bolívar quería rescatar el ideal de la república y mostrar que América era capaz de vivir en independencia.

Eso implicaba un rango de “decencia”, y Haití era vista como un país de negros sublevados, como una especie de palenque en el océano Atlántico. Por eso, el posicionamiento de Haití en el mundo fue desigual y Bolívar no hizo más que convalidar ese status: satisfizo las reglas de comportamiento que impuso el sistema-mundo económico y el sistema de relaciones internacionales. Se puede decir que El Libertador no fue lo suficientemente  radical”.

HT: Hace un rato me hablabas del ocultamiento de la memoria histórica de los negros abakuá que intentaron rescatar a los estudiantes de medicina el 27 de noviembre de 1871 como un ejemplo de transdominación en nuestro país. ¿Cómo se explica, que en el país que más ayudó al continente africano a lograr su liberación del colonialismo y del régimen del Apartheid, que tantos médicos ha enviado a África y ha dado tantas oportunidades de estudios a jóvenes de ese continente, existan aún manifestaciones de racismo y se oculten acciones como las de los negros abakuá? Todavía hoy, a nivel oficial, lo que se conmemora en el país es el fusilamiento de los estudiantes de medicina. No se le rinde homenaje a los abakuá.

DMITRI PRIETO: “Sí… lo que acabamos de decir de Bolívar en cierto modo se aplica aquí también. A las revoluciones triunfantes muchas veces les falta radicalidad en la implementación política de su futuro. Derrocar el racismo definitivamente implicaría un cambio profundo, que debe ir a las mentes de las personas, pero debe también tener una dimensión institucional. Yo pienso que además de esta proyección internacional que tú mencionas, en la etapa post revolucionaria, en Cuba sí ha habido grandes avances en el tema racial y sería injusto no reconocerlo y sería un error histórico considerar que Cuba es en estos momentos una sociedad tan racista como lo era en aquel entonces.

Aunque siempre hay que tener en cuenta que Cuba, antes que Estados Unidos, eligió un presidente afrodescendiente, el señor Batista, que no nos salió bueno después, pero fue un presidente electo constitucionalmente (en 1940, mucho antes de su golpe de estado) y era un mulato, lo que era bastante para la época. De todas formas el racismo lo tocaba de alguna manera porque había clubs en los que no podía entrar. También hay que tener en cuenta que Batista venía de un sustrato popular, él no era el clásico político rico y aristócrata. Creo que la biografía política de Batista es interesante porque nos ayuda a ver los caminos de la sociedad cubana en aquel momento”.

“Entonces sucede esto: la Revolución y el pueblo, o el triunfo de una insurrección armada y el pueblo. Habría que preguntarse qué es el pueblo.  Creo que ese es el gran misterio de todo esto. Cuando nosotros hablamos de racismo, hay que ver a quienes toca y hasta qué punto está codificado en cosas como el color de la piel, el tipo de facciones y de cabello; o hasta qué punto ese racismo es también cultural, o sea, enfocado al dónde estas personas viven, qué hacen, cómo se comportan, qué música les gusta.

No pienso que en el caso de estos héroes anónimos abakuá, el factor haya sido racial en el sentido del color de la piel, porque muchas veces es fácil digerir la racialidad en ese sentido, pero la cosa se complica cuando lo vemos en una dimensión cultural. O sea, la cultura popular cubana en qué medida puede insertarse en una proyección institucional, ilustrada.

Se puede decir incluso que blanqueada y europeizada, pero insisto en que la cuestión va mucho más allá y es más profunda que el color de la piel. Creo que aquí más que un problema de contraposición de lo negro y lo blanco, hay un choque de dos mundos. La sociedad abakuá desde el inicio sabemos que era una sociedad integracionista, no es una cosa de negros solamente; hay muchos blancos que son abakuá.

Pero la sociedad abakuá es muy difícil de insertar en un mundo de vida ilustrado, institucionalizado, como es el mundo moderno europeo, y de algún modo la Revolución cubana en su dimensión institucionalizada fue una expresión de esa propuesta, como lo es también el marxismo, como lo fue la revolución soviética, y hasta cierto punto la haitiana, porque fue una revolución moderna. De ahí las grandes tensiones al interior de la sociedad haitiana post revolucionaria”.

HT: Está bien, vamos a aceptar que en este caso el factor que prevaleció fue cultural. Es cierto que la sociedad abakuá es algo difícil de asimilar; además debemos tener en cuenta que al principio de la Revolución, todas las religiones, no solo las africanas, sino las cristianas, estaban… no vamos a decir que prohibidas, pero…

DMITRI PRIETO: “Marginadas”

HT: OK, marginadas. Entonces vamos a obviar el ejemplo de los abakuá del 27 de noviembre y vamos a pensar en la forma en que se enseña la historia en este país… Creo que tú has escrito al respecto. Aquí se enseña la historia de Grecia, de Roma, en África se estudia Egipto. Pero no se estudia el África negra, parece que la historia de los negros africanos comienza al llegar como esclavos a Cuba. No sabemos nada de esas civilizaciones en su continente, parece que descendemos de tribus salvajes. Estudié Historia de Cuba durante la primaria, la secundaria y primer año de la universidad. Del Partido Independiente de Color solo me dieron una ligera pincelada durante la secundaria. ¿Qué nos demuestran estos ejemplos?

DMITRI PRIETO: “Eso ya casi es un lugar común: que en Cuba hay racismo, que la historia de Cuba se “blanquea”, que la historia universal se da eurocéntricamente en la escuela y en los medios, es algo sobre lo que existe un consenso bastante profundo en los grupos en que nos movemos. El problema es que para muchas áreas e instituciones de la sociedad cubana no es así.

Con respecto a lo que me decías sobre la historia, ocurre algo tremendamente desafortunado y es que los libros que hablan sobre nuestras religiones de ascendente africano y estas etnias negras que vinieron forzadas a Cuba, solo se pueden comprar en CUC, en su gran mayoría, cuando eso debería al alcance de todos los cubanos… Yo no quisiera extenderme en el asunto de la educación, porque el racismo no es el único problema de este sector en Cuba, la educación en Cuba es una gran incógnita.

Porque yo me digo: bueno, vamos a estudiar historia con una perspectiva igualitaria, dándole a cada grupo el protagonismo que merece, pero entonces hay que analizar los programas de estudio de historia, los programas de estudio en general, y cómo funcionan las instituciones educativas. Mi opinión sobre el tema de la educación, en particular, más allá de que hay racismo y hay que eliminar esa diferencia, es que no basta eliminarla para acabar con el racismo.

Imaginemos que se añaden contenidos integracionistas sobre África y afrodescendencia y la cuestión racial a los programas de las escuelas, y ¿qué pasará después? Si esos programas y sobre todo la praxis pedagógica se mantienen tan dogmáticos, autoritarios y aburridos como ahora, nada pasará. O incluso pueden lograrse efectos contraproducentes.

Yo estoy convencido de que tenemos una necesidad flagrante de una reconstrucción de nuestras políticas educacionales. Esa reconstrucción es lo que va a ayudar a eliminar el racismo y otros problemas. Los que somos más avezados podemos darnos cuenta de que ya en la TV hay más locutores negros, de que se muestran más los rostros de los periodistas negros o mulatos cuando reportan. ¿Pero acaso esto elimina el problema del racismo y los de nuestra televisión? O sea, es un primer paso y yo pienso que hay que saludarlo.

En el caso del sistema educativo ese primer paso está todavía por dar. Sin embargo, insisto en que el problema es mucho más profundo. Muchas veces, cuando se estudia el problema racial en Cuba, se piensa que las medidas que han sido factibles en los Estados Unidos pueden funcionar aquí, pero hay que tener en cuenta la gran diferencia entre ambas sociedades, y lo que sucede ahora en Europa, donde el multiculturalismo ha entrado en crisis.

Esto se hace evidente en la cantidad de votos que han logrado partidos de derecha y las victorias de partidos conservadores. Los respectivos líderes de Alemania e Inglaterra se han manifestado abiertamente en contra del multiculturalismo.

Pienso que esto merece una respuesta radical desde la izquierda, y no solo contra la discriminación racial, sino contra la discriminación de todo tipo, porque está la cuestión de género, la cuestión del LGTB, y por supuesto la cuestión popular.

En Cuba también tenemos otro problema tremendamente lesivo para la dignidad humana, que es la cuestión territorial, la forma en que se trata a las personas del oriente del país, sean de la raza que sean, aunque en su mayoría son de tez oscura. Contra los haitianos existía una gran discriminación antes del triunfo de la Revolución y se puede decir que afortunadamente esa discriminación ha desaparecido.

Eran la última carta de la baraja porque no sólo los discriminaban por el color de la piel,  los propios negros los discriminaban por no ser cubanos y se dieron actos de verdadero genocidio. Pienso que eliminar eso fue una de las obras nobles de la Revolución que hay que reconocer. Se le dio ciudadanía cubana y reconocimiento práctico de la dignidad a toda esta gente. Pero es obvio que nada de eso basta.

Para concluir esta parte, yo quería decirte que sí me parece muy importante estudiar la historia de África. Yo he tenido la oportunidad de estudiar la civilización Yoruba y me parece algo tan interesante como las civilizaciones de la India o como los mayas y los aztecas, que tampoco se estudian lo suficiente, al igual que las civilizaciones asiáticas. Pienso en una historia mucho más descolonizada, con un momento muy especial para esos grupos africanos que más contribuyeron a formar Cuba. Y debe ser también una historia desprejuiciada, sin mitificar a esos pueblos en los que también existió opresión y esclavitud, que en parte fueron heredadas en Haití y en algunos rasgos de nuestras religiones de procedencia africana.

O sea, que al final es todo muy complicado y es necesario acercarse desde un punto de vista revolucionario en el sentido de destapar los abismos, mirarlos con valentía y empezar a reconstruir todo lo que debe ser reconstruido”.

Continuará…