Una utopía conservadora para cubanas y cubanos: Ciudad Paraíso

Dmitri Prieto

Trasmiten por la televisión cubana en estos días una novela brasileña: “Ciudad Paraíso” (City Paradise).

Lo que me fascina de esa pieza en comparación con sus congéneres es justamente el entorno social en que se desarrolla su trama.

Ciudad Paraíso es una supuesta pequeña ciudad en algún lugar de Brasil, que está muy alejada de eso que llaman civilización.

Una ciudad donde sólo hace poco se creó una radioemisora; donde las mujeres aún van vírgenes al matrimonio, y los hombres por lo general respetan los sentimientos de las mujeres y de otros hombres; donde los granjeros trabajan junto con sus peones; donde no hay mendigos ni favelas ni problemas ecológicos, y los jóvenes son educados en densas nociones de decencia. Obviamente, tampoco hay homosexuales.

Respeto a los valores, dirían hoy algunos políticos y pedagogos cubanos. ¿Existe tal ciudad o alguna parecida, en Brasil?

A veces pienso que un lugar tan conservador debería darle risa –por irreal- a los propios brasileños. Pero ellos sabrán si es verdad o no tal suposición, obviamente mejor que yo.

Creo discernir los motivos para el concepto de esa novela: la desintegración de los moldes sociales tradicionales hace atractivo que de repente –aunque sea sólo en la TV- aparezca un poblado conservador.

No que el conservadurismo en cuestión sea demasiado agresivo, pero sí que es manifiesta. Y el hecho que no se pongan los problemas más peliagudos que tal conservadurismo conlleva, lo hace fantásticamente atractivo para muchos.

En tiempos en que es casi imposible fundamentar cualquier valor (amor, fidelidad, laboriosidad, honestidad…), no es ilógico que la gente espontáneamente migre a plataformas conservadoras.

El desmontaje del esquema de la caballerosidad no propició alternativas, más allá de la guapería y la ley del más fuerte. Estoy hablando de la “universidad de la calle.” tal y como existe en la mayoría de los barrios pobres de La Habana. En tales condiciones, Ciudad Paraíso muy bien juega como una utopía.