Marcha en favor de la no-violencia

Texto y Fotos por Irina Echarry

HAVANA TIMES, Nov. 8 — Muchos no sabían quién organizaba la marcha, pero eso era lo de menos.  Pasadas las cinco de la tarde del viernes 6 de noviembre, una centena de personas, en su mayoría jóvenes artistas, se unieron para caminar en favor de la no-violencia, la tolerancia y el amor.

El recorrido fue de apenas unas pocas cuadras.  Salieron de 23 y G, llegaron hasta el hotel Habana Libre, cruzaron la calle hasta Coppelia y luego regresaron al punto de partida.  Carteles con letras rojas (no  más violencia; solo paz y amor en nuestros corazones; por el futuro de nuestros hijos), incitaban a la reflexión.

Invitaciones a las personas que se encontraban en la céntrica avenida de 23 a sumarse al mensaje, canciones como All you need is love, de los Beatles, sonrisas y un paso muy ligero, caracterizaron la peregrinación.

Se decía que es la primera marcha (los cubanos tenemos sobrada experiencia en ese tema) que no ha sido convocada por la oficialidad, o sea, que fue espontánea.  Eso es difícil de creer.  De todas formas siempre es noble abogar por la eliminación de la violencia.

Vivir en un mundo pleno de amor y paz es el ideal cacareado de muchas personas, aunque no siempre se trabaja en esa dirección.

La intención de la marcha fue buena, sin dudas, pero había algo que la empañaba.  Quizá fue la indiferencia de los ciudadanos que esperaban guaguas o hacían colas para merendar o entrar a tomar helado.

Quizá fue la constante vigilancia de los policías que custodiaban a los marchantes o de los otros que no estaban de uniforme, pero todos sabían por qué estaban ahí.

Pero muchos sentimos la rara sensación de haber participado en una puesta en escena, preparada con meticulosidad, en la que todos representábamos algún papel, sobre todo cuando al final, después de los aplausos, los protagonistas posaban sonrientes para que les tomaran fotos.

Entonces me pregunté, ¿de qué se vanaglorian?  ¿acaso la marcha era una actuación?  ¿quiénes comenzaron los aplausos?  ¿por qué los demás los siguieron como si fuesen animales domesticados?  Me  pareció que estaba en un circo y que la función no había sido lo que esperaba.  Y comencé a dudar de la autenticidad del hecho.

Para clamar por la paz hay que tener paz interior.  No puede imponerse nada en su nombre porque eso sería una manipulación burda, un engaño.

Creo que la marcha debió ser más lenta para que la gente pudiera interactuar, que alguien debió explicar a los que solo observaban de qué iba la cosa, que la policía debía haber marchado junto a los demás proclamando una verdadera coexistencia pacífica, que la gente de las paradas debió haberse sumado libremente.

Pero no estamos preparados para la paz, no sabemos construirla.  Mientras los marchantes sonreían a las cámaras fotográficas o de video, por los alrededores había una energía rara cargada de miradas torcidas, carros sospechosos y celulares comunicándose cada cierto tiempo.

El tema de la violencia es muy complejo.  Ojalá aprendamos con este intento. Necesitamos un recorrido por el interior del alma para luego salir a recorrer las calles.