“…las verdades que se callan…”

Fernando Ravsberg

Foto de Las Terrazas, Pinar del Río por Caridad

HAVANA TIMES, 13 enero – Ella es Nelly López, una madre destruida por la muerte de su hijo, Fernando Comas, paciente del hospital psiquiátrico de La Habana.  Lleva un año esperando una explicación oficial pero solo recibe los más espantosos rumores.

Con la voz entrecortada por el llanto nos cuenta que vive en la incertidumbre, dice que ha preguntado a todos pero nadie le da una respuesta sobre la muerte de ese hijo, enfermo mental desde niño y “que era lo que más quería.”

Busca la verdad por cruel que sea y es deber de las autoridades informarle sobre el crimen y las medidas legales tomadas contra los asesinos.  Sin embargo, tiene ya 78 años y lo más probable es que muera con la duda clavada en el pecho.

Los familiares de las víctimas son los que más derecho tienen, pero no son los únicos que exigen una explicación.  En el blog de la Joven Cuba, escrito en la universidad de Matanzas, califican este asunto como una deuda pendiente del gobierno con la ciudadanía.

Se trata de jóvenes revolucionarios que reclaman públicamente “explicarle al pueblo (a medida que avancen las investigaciones) lo ocurrido en el hospital psiquiátrico de Mazorra y las medidas que han tomado con los responsables.”

Incluso el periodista y agente de la Seguridad del Estado de Cuba, David Orrio, conminó a los medios nacionales a investigar el caso.  Hace un año expresó su “sospecha fundada” por algunas contradicciones que aún no han sido aclaradas.

Evidentemente no es una campaña de la “mafia de Miami.” del “imperialismo” o de las “multinacionales de prensa.” No, es un reclamo de todos los cubanos que conozco, sin excepción y en primer lugar de los familiares de la victimas.

Robando a las victimas

Me han pedido que no utilice la palabra “crimen” pero no se me ocurre otra que defina mejor la acción de matar de hambre y frío a enfermos mentales para robarles.  Es un acto tan cruel que nadie debería beneficiarlo con palabras atenuantes.

Se trata de más de 30 cubanos asesinados por especuladores sin alma, pero lo más grave es que ocurrió bajo la mirada de los vecinos del barrio, del personal médico, de los líderes sindicales y de los militantes del partido y la juventud comunistas.

Por eso a muchos ciudadanos no les basta con que vayan a prisión los principales responsables.  Creen que la forma de evitar que algo así se repita es mediante un análisis profundo del que se haga participe a toda la sociedad.

Algo de razón llevan porque la justicia más eficaz es la preventiva, la que genera conciencia en la ciudadanía y temor en los potenciales delincuentes, algo que solo se logra cuando las sanciones -legales y morales- son del conocimiento público.

Sin embargo, hasta ahora solo hay rumores contradictorios.  Sobre el principal implicado, por ejemplo, unos dicen que fue condenado a 10 años de prisión, mientras otros aseguran haberlo visto en el noticiero de la TV abordando un avión para Venezuela.

Evitando dar la versión oficial

Al cumplirse un año del cruel suceso y tratando de obtener una versión oficial de las autoridades sobre el desarrollo de las investigaciones y las medidas legales adoptadas, solicité entrevistas con los ministerios de Salud Pública y de Justicia.

Nunca nos respondieron pero dirigentes políticos municipales visitaron a algunos familiares de los muertos y a sus vecinos para “orientarles” que no nos den más entrevistas porque somos “contrarrevolucionarios” interesados en difamar a Cuba.

No tuvieron mucho éxito, los ciudadanos -incluso un miembro del PCC- volvieron a hablar con nosotros aunque esta vez de forma anónima.  Denunciaron las presiones, ratificaron que siguen sin información y nos pidieron que continuáramos escribiendo sobre el crimen.

Es que en este caso el “secretismo” tiene muy pocos partidarios.  El hecho de que incluso los revolucionarios cubanos pidan públicamente una mayor trasparencia, es un buen termómetro para medir el costo político que se está pagando por el silencio.

Al parecer se empieza a cumplir la sentencia del filósofo Friedrich Nietzsche en la que nos advertía que “todas las verdades que se callan se vuelven venenosas.”

Publicado con la autorizacion de BBC Mundo.