“Luna Nueva” en galería Fayad Jamís, de La Habana
Regina Cano
HAVANA TIMES – Coincidiendo casi con esta fase lunar en Cuba, accedimos a la apertura de la exposición de Camilo Fis “Luna Nueva”, en la Galería Fayad Jamís, Alamar, el pasado día 17 de enero.
Encendidas las velas que llevábamos en las manos y a través de la bandera cubana (por cubanía), cada visitante ingresó en silencio al misterio de esta especie de templo, donde el secreto era develado por los trazos en cada cuadro de este intuitivo pintor palmero.
Camilo Fis -fiel representante del grupo al que pertenece el Grupo “Ennegro”, de Palma Soriano, Santiago de Cuba, para el cual el Voudu es base religiosa que aúna a sacerdotes (houganes y mambó), poetas, pintores y escultores instalacionistas, en el estado común de interrelación con la naturaleza, la mística y las creaciones artísticas- celebra con esta exhibición los 20 años transitado por esta familia de trabajo y unidad.
La muestra, compuesta por cuadros de mediano y gran formato -trípticos y dípticos- descubre, en acrílico sobre lienzo, la fuerza, el instinto, y la inspiración revelada que le han guiado los Loas. Obras de espiritualidad acrecentadas por esa fe que lo conecta con su comunidad “Ennegro”.
Haciendo uso de sus herramientas de pintor y religioso, Camilo Fis nos ofrenda la existencia de dos planos en un universo donde lo sutil y lo físico comulgan en el Monte, mundo de seres bravíos, violentos y bellos a la vez, que con toda furia y terneza evidencian las texturas cromáticas de estos cuadros.
El visitante puede descubrir trazos, líneas y rasgos alejados de lo académico, como un natural enunciado; casi fauvista-por el uso del color puro-, en algunas obras, aunque, sobre todo, hace empleo de los complementarios y los quebrados, con poco manejo del blanco, orientado por esa casi penumbra que da la “luz de vela”, como él mismo dice.
Con Camilo Fis
“Este camino lo hago por Beatriz (esposa) y por la niña (hija) que son mi “Trueno” y mi “Pluma”.
“Este es el resultado de la responsabilidad que tienen sobre mí los viejos sacerdotes (…) es continuación del trabajo que hemos estado haciendo con el Proyecto “Ennegro” de traspolar el sentido cosmogónico del cuarto (templo) de nosotros y recrearlo en trazos (…) manchas de esperanzas, de que vamos a vivir mejor y de que habrá comprensión entre nosotros (humanos)…”
“Estos mismos trazos son los que hace el Loa. Es tomar esa misma dimensión traducida y hacerla física (…) trazos que vinieron desde Dios, que vinieron desde Haití y se escondieron en las sierras cubanas (…) ese acervo africano trasladado al Caribe. El gráfico de los Loas -que es el trazo que se representa y navega en una continuidad- la gente que lo ve, lo reconoce, porque lo lleva en las células, de momentos anteriores de su vida y por eso lo ve (…) en esta traducción (…). Los Vevés son gráficos de escrituras antiguas, que se transfieren a través de lo sacro”.
“…son obras elaboradas y no elaboradas a la vez, porque soy instalacionista y de ahí a pintor”.
“…si no fuera por Papito Milanés (Ugán, director general del proyecto y escultor), por la Comunidad Voudu de la Sierra, por el gráfico que nace en el cuarto (templo) a la luz de velas y de la constancia en el cuarto, no pudiera sacar esto a otro contexto”.
Opiniones de otros artistas:
“(En sus cuadros)…incorpora la esencia natural humana (…) su cosmovisión religiosa (…) En cada trazo (…) está la esencia de su propia forma de sentir el universo (…) (su pintura contiene) elementos del naif (y) expresionismo que se conjugan dentro de cada obra con la atmósfera que (las) encierra (…) mística y universal, que no por ser universal deja de ser de su propio lugar de origen, el Caribe” -Rigoberto Rodríguez.
“No veo imposturas en su obra. Creo que defiende su condición de caribeño con naturalidad expresa. No fuerza el gesto. No fuerza el color. Sencillamente expresa lo que siente y esa expresión es efectiva; mérito que pocas veces se ve en un artista…”, Miguel Roura.
Otros detalles:
El espacio de la galería fue complementado con hojas del árbol de plátano que acompañaban cada obra, equilibrando en algo la naturaleza de los cuadros con el concreto del lugar. Le hizo un espacio a los Loas -con el Tifei (una bebida tradicional haitiana), dulce, caracol y velas-, que algunos visitaron.
En un inicio se disfrutó de la Poesía de Pedro López Cerviño y Sinecio Verdecia, y a este último con su destreza en la Kalimba, además de la música africana que nos acompañó durante toda la inauguración.
Considero que es una exposición dadora de vibraciones, sobre todo, a través de su muestra de fuerza, la inspiración y la espiritualidad que porta. Unas obras que nos traspolan a un medio que muchos desconocemos, hacia un lugar menos urbano y para nada contaminado de tecnología y ese es el regalo que Camilo Fis nos aporta con la sabiduría del conocimiento acumulado desde el Voudu.
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