Caracol Gigante Africano en Alamar, La Habana (II)

Regina Cano

Caracol gigante africano. Foto: ecured.cu

HAVANA TIMES — A pesar de que la alerta por el Dengue se ha robado la escena alamareña y capitalina -además del Cólera- el “Achatina fúlica”, más conocido como Caracol Gigante Africano de vez en vez asoma sus cuernos por diferentes áreas de Alamar.

Dos meses hace aproximadamente que este caracol fue visto y “combatido” en esta localidad.

Ahora, en las Asambleas de Rendición de Cuentas que realizan los Delegados del Poder Popular en los barrios- se revela la comunicación “detallada” referente al Achatina… -según me confirma uno de ellos.

Es decir, se revelarán las características del nuevo agregado a la fauna de este Reparto a los habitantes de las Zonas 9, 10 y 11 –en preferente instancia-, así como al resto de los vecinos de un barrio tan populoso como Alamar, que serían(mos) al final los afectados tanto como las poblaciones de otros barrios de la Ciudad de La Habana.

En un inicio, la aparición de este animalito asustó mucho a la gente por aquí. La información no tuvo restricciones para trabajadores de la lucha contra vectores, algunos agricultores, médicos e investigadores y lo que se hace llamar actores del barrio -PCC, Delegados del Poder Popular, Policía, Áreas de Combatientes y otros. Sin embargo, sí lo tuvo para los pobladores cercanos al posible riesgo. Aunque la vía informal filtró alguna revelación deformada por el miedo a las consecuencias de la cercanía y posible contacto con dicho molusco.

Cierto es que la noticia se publicó en un medio oficial de la prensa escrita, la que llega a pocos –posterior al mensaje en celulares- y se puso en el noticiario televisivo que muchos no ven, pues por lo que conozco puedo afirmar que una gran parte de los habaneros están reconociblemente hartos de los informativos y no les prestan toda su atención.

En aquellos momentos la noticia traía una ola de rumores que implicaba a un Sacerdote de Ifá – Alexander González Rodríguez-, Babalawo tradicionalista africanista, quien era acusado a través del comentario barrial de haber traído el caracol desde África, introducirlo en Alamar, de criarlo en su casa y ser el causante de que apareciera en el Círculo Infantil –“Alegres Campistas”- cercano a su vivienda, por lo cual fue visitado por la Policía y el Consejo Popular, sin males mayores en el orden legal.

Ahora, sí lo afectó en el orden moral, en la medida que sus vecinos no tuvieron otra comunicación que no fueran estas murmuraciones, que como río revuelto pueden aumentar cada vez más las apreciaciones de un fenómeno cuando se hace inexplicable.

Este señor, quien ofrenda el caracol a su Orisha regente: Obbatalá -por su fluido claro-, alude: que nunca lo crió, que no ha salido de Cuba, que sí lo ha comido como parte de la liturgia que lleva su Santo y que para nada tiene que ver con su aparición en el barrio.

En un modo de actualización: las consideraciones de su aparición en Cuba se le achacan a otro Babalawo que visitó Nigeria hace aproximadamente 3 años por cuestiones religiosas y de quien aún no se tienen noticias oficiales -¿Será esto real? No puedo afirmarlo.

Ahora, el enfrascamiento en la guerra contra el Dengue, el temor de que el Ébola llegue a Cuba, la inconsistencia de la vida diaria ante “variadas amenazas” -a la salud entre ellas- lleva a los cubanos y habaneros constantemente hacia otras elucubraciones.

Por el momento los niños del Círculo Infantil ya han sido admitidos en este nuevamente -significando un alivio para sus padres- y el Babalawo de esta historia continúa normalmente con su vida, la cual sufrió cierto menoscabo justificado por el “aquí no pasa nada”.

En el decir del pueblo -y sus herramientas para hacer volar las noticias que no siempre llegan completas, pero cargan parte de la verdad- o se le vio en el Cementerio de los Perros o en un refugio de la Zona 13 o que casi te saludan cuando pasas por matorrales o bosquecitos del lugar en el que se descubrió por primera vez.

Y a pesar del trepidar de las bazucas que van fumigando todas las casas posibles; alguna fumigación aérea -con no se sabe qué- y otras proveniente de algunos camiones que atraviesan el espacio terrestre (6 am u otro momento del día); que indican que la alerta por el Dengue es una de las principales preocupaciones tocantes a la salud hoy día; en la escena alamareña de vez en vez se tienen noticias de que el Caracol Gigante Africano aumenta su prole.

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.

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3 thoughts on “Caracol Gigante Africano en Alamar, La Habana (II)

  • jajaja Eso es porque no lo han incolporado a la cena de todos, sino veras que se acaba hehehe Es mas .. no hay para todos.. en el tiempo del Periodo Especial en Guantanamo, cuando se empezaron a comer a los gatos, en la calle no habia ni uno, que va, ni particulares quedaron hehehe

  • La Aduana de Cuba, tan eficaz para identificar cuando alguien trata de entrar con un radio de onda corta, un aparatico con GPS no tiene la capacidad/voluntad de constituirse en una barrera que frene la entrada al país de criaturas “ajenas”

    Hoy es el caracol, sabemos si mañana será algún murciélago traído por un babalawo o por cualquiera que, simplemente, quiera incorporarlo a su menú.

  • Todo indica que ese caracol entro como encargo especial, en valija “especial”.

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