El trumpismo: forma poscomunista del castrismo

Por Armando Chaguaceda

Foto: CBS

HAVANA TIMES – Todos los socialistas no son estalinistas, tampoco todos los conservadores son trumpistas. Tengo amigos conservadores, con los que debato a menudo. Alguno apoya a Trump -lo cual lamento- pero su universo no se reduce a eso. Porque ellos sostienen un apoyo táctico -a veces demasiado complaciente- pero no asumen una afinidad identitaria. Sospecho que si existiese la alternativa, votarían dentro del Partido Republicano por otro candidato. No son trumpistas.

El trumpismo es una degradación populista de la política democrática estadounidense, así ha sido analizado por académicos científicamente rigurosos y absolutamente alejados de cualquier filiación izquierdista,[1] por su culto al líder, su alergia polarizante a la diversidad y el pluralismo, su apego a la propaganda frente a la información, su visión conspiranoica del mundo, por su simple y vulgar matonismo.

El populismo es una forma diferente de imaginación y quehacer político, un modo específico de entendermediante las polaridades Líder-Masa y Pueblo-Enemigo-, ejercerdecisionista, movilizativa y conflictivamente- y en menor medida, estructuraren movimientos antes que en instituciones- la política contemporánea.

A medio camino entre la democracia y la dictadura, el populismo es una especie híbrida -en lo constitutivo- y transicional -en lo procesal- del catálogo de formas políticas modernas. Este oscila entre la preservación de instituciones y libertades básicas de la república -al menos hasta arribar a una coyuntura crítica, donde mutaría en franco autoritarismo- y la erosión sistemática de aquella. Una fisiología autoritaria, hospedada dentro de la anatomía democrática republicana.

El populismo construye discursivamente un nosotros “popular”, versus un otros, supuestamente “antinacional y oligárquico”. Expande la real polarización social -preexistente a la irrupción populista- hacia una polarización política, inducida y potenciada desde el poder. Polarización que alimenta para fortalecerse, aprovechando, debe decirse, los errores y desidias de liberales y demócratas.

Es llamativo cómo brota el Trumpismo en ciertos cubanos emigrados. Esos que hasta ayer aplaudían a Fidel Castro con similares razones, nos dicen ahora a quienes criticamos a su ídolo: “Ese es el tipo ¡”, “si lo dice por algo será ¡”, “si no vives aquí no opines¡”, “tu crítica es del enemigo¡ ” “de qué lado estás?” “Trump, hasta siempre, duela a quién le duela¡  Las frases antes escritas no son ocurrencias: salieron a relucir en un debate reciente con fans del caudillo empresario!

No se trata de establecer falsas equivalencias estructurales: trumpismo y castrismo no se equiparan por los regímenes que les cobijan -lo cual es decisivo para resistirlos y superarlos- pero sí por la cultura política que les define. El trumpismo es, para ciertos emigrados, la forma poscomunista del castrismo. Un castrismo inverso, que muta sus formas ideológicas, pero mantiene intacto su sustrato psicológico autoritario.

[1] Norris, Pippa & Inglehart, Ronald Cultural Backlash:  Trump, Brexit, and Authoritarian Populism, Cambridge University Press, 2018.

Armando Chaguaceda

Armando Chaguaceda: Mi currículo vitae me presenta como historiador y cientista político.....soy de una generación inclasificable, que recogió los logros, frustraciones y promesas de la Revolución Cubana...y que hoy resiste en la isla o se abre camino por mil sitios de este mundo, tratando de seguir siendo humanos sin morir en el intento.

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9 thoughts on “El trumpismo: forma poscomunista del castrismo

  • Excelente análisis, lo he venido diciendo desde el principio, no son lo mismo obviamente en el fondo pero sí en las formas, y los que piensen que las formas no son importantes no entienden que la democracia no es una entelequia sino un pacto en el que las partes tienen que acordar someterse, precisamente a unas formas que se vuelven sustancia en la práctica: separación de poderes, primero que nada, respeto alproceso democrático (cada vez que empieza a hablar de que si pierde va a analizar si conceder o no me erizo), respeto a las libertades civiles, empezando por la de prensa que es la primera que quisieran abolir los trumpistas, y un largo etcétera. Así empezó Fidel, cargándose uno a uno todos los pilares del proceso democrático… el hecho de que Trump no lo tenga tan fácil para salirse con la suya no significa que su ataque a estos pilares no sea también constante.

  • Trump es una contradiccion en terminos y busca solo el mayor beneficio para su clase socio economica, los billonarios y el sistema corporativo como directores de la economia.Eso de que es para El Pueblo es pura demagogia y los seguidores creen en la ilusion de algun dia ser tambien ricos o billonarios algo matematicamente imposible.

  • Los que aplauden hoy a Trump, tienen la libertad de hacerlo o no, esa es la GRAN diferencia con los que aplaudían a Castro ayer; le falta ese importante detalle…. que Trump es autoritario y un gran etc., pues ya se sabe hace rato, pero fue electo en buena lid. El análisis es muy superficial con la diáspora cubana Trumpista, no se trata sólo de cambiar de bando por cambiar; a muchos cubanos les ha costado años y vidas entender la esencia de su propia dictadura, que les ha manipulado hasta los sueños, con la familia en Cuba de rehén. Esto va mucho más allá de: revolucionarios a gusanos, como de castristas a trumpistas.

  • Hay una enorme diferencia: a pesar de lo que Trump diga o haga ahí están las leyes para evitar que se violen y lo más importante: el pueblo decide si quitarlo o dejarlo. Con Fidel, ni soñarlo, dictadura pura

  • Bueno o malo el tiempo es limitado y esta porque votaron por él, nadie lo puso a dedo, cuando su tiempo se acabe solo quedara en la historia.

  • Excelente artículo. Concuerdo completamente en todo. Y sí que es llamativa la filiación extremista de cubanos emigrados a ese populismo de derecha. Yo he pensado mucho en ello y creo que Trump logró activar en ellos algunos amarres sicológicos creados por el lavado de cerebro y la manipulación que sufrimos aquí, expresados en el trumpismo a la inversa en lo ideológico, pero con ese comportamiento similar.

  • Rodney, creo que la descripción del autor del post trata del populismo, no evalúa a fondo esos aspectos que resaltas, aunque lo menciona al decir que no son comparables a lo que pasa en Cuba porque evidentemente allá hay una democracia (todavía, porque si siguen depositando confianza en populistas puede irse a pique). Porque como bien explica no hay nada que amenace más esa democracia que el populismo, aunque sea de derecha. Posiblemente Sander sea un populista también, este de izquierda, o tal vez una vez llegado al poder eventualmente no lo sea en verdad, pero lo que ya sabemos que Trump lo es. Sí, el populismo es una amenaza y el hecho de que tengan todavía una democracia y libertades no es garantía, fíjate que en Venezuela cuando Chavez llegó al poder como populista de izquierda, había todo eso allí y mira hoy donde fue a parar.

  • Chaguaceda estoy totalmente de acuerdo con tu análisis, pero como estoy en Brasil puedo confirmar que el bolsonarismo es una copia al carbón del trumpismo. Podría usar simplemente una copia,pero uso copia al carbón por lo grotesco y primitivo del bolsonariasmo con relación al trumpismo. Acostumbro decir que Bolsonaro es un Fidel Castro en el otro extremo a diferencia que Bolsonaro es mucho mas bruto y vulgar que el finado empedrado en Santa Ifigenia

  • Osmel el trumpismo es mucho más allá que el populismo, yo diría que al tener USA un presidente negro, Obama, eso exacerbo las fuerzas más ultra-reaccionaria, tales como el racismo, el ultra-conservadurismo y muchos ismos más.

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